Este año, los lentes violetas no podían empezar con otro tema que no fuera la participación de las mujeres mexiquenses en la política, esté año donde por primera vez en su historia, este estado machista y patriarcal tendrá al frente a una mujer, y sin poner en este espacio preferencias, hablemos de lo que significa que las mujeres estemos llegando a estos espacios, que las personas más fuertes para ganar la elección hoy en día sean mujeres y lo que estas mujeres tendrán que pasar los próximos meses para poder llegar a ese espacio, dominado históricamente por el que le llaman el sexo fuerte.
Las mujeres que participan de la vida pública se enfrentan a retos que conllevan discriminación, violencia y muchas, pero muchas veces condicionan su participación y desarrollo profesional a cambio de sus familias.
Las mujeres en la política en todos los niveles, sufren de violencia estructural, en un estado que ha hecho creer no solo a la sociedad, sino a quienes participan de estos trabajos que lo correcto es pisotear, herir y violentar al o la que se ponga enfrente, y las mujeres lo sufren de una forma mucho más violenta, porque no solo es puesto en duda su trabajo, sino su capacidad y hasta sus sentimientos, ya veremos en los próximos meses e incluso en los próximos días, las violencias de forma diferenciada que sufrirán las candidatas, hoy precandidatas a la gobernatura de este Estado.
El Estado con más altos índices de violencia contra las mujeres y las niñas, se enfrenta por primera vez en su historia a la posibilidad de tener una mujer enfrente del poder ejecutivo, una mujer que además de todos los problemas que se viven en el Estado de México, tendrá que enfrentar la violencia política por razones de género que se verá encrudecida las próximas semanas y es que en experiencias recientes las mujeres que han querido acceder a un cargo de este tipo han pasado por ser cuestionadas por sexualidad, su familia, sus gustos y la calidad o cantidad de tiempo que pueden entregar a sus cargos por tener que hacerse cargo de los trabajos de cuidados, está, la violencia que aunque no les impide ejercer sus derechos políticos y electorales las atacará todos los días.
Esta violencia que sufren las mujeres en todos los niveles de la política, la de ser cuestionada por ser mujeres es una característica que se vive en la política mexiquense y es que, desde la cosificación, hasta las ofensas y cuestionar las relaciones laborales y sentimentales son pan de cada día para las mujeres en la política, esta violencia que sigue presentando un desafío para la democracia, los derechos humanos y la igualdad entre hombres y mujeres, la violencia que se ha institucionalizado en los partidos, en el gobierno y en la legislatura, tendrá que visibilizarse, tendrá que nombrarse, tendrá que gritarse, porque por más que apoyemos a una de ellas, tratar a la otra con violencia, no es la respuesta.
Abrazar a las mujeres que participan de la política es también una responsabilidad que tenemos las mujeres feministas, respaldarlas e impulsarlas para que la política en este país y en este estado cambie y nos permita vivir libres y sin miedo.
