En el contexto del 14 de febrero, recordamos de manera mercantilizada el concepto “amor”, tan abstracto y vacío, el que en un contrasentido idealizamos con la misma intensidad del tratamiento que le dan las reglas del libre mercado; en nuestra mente le damos mucho contenido, el que llevamos al corazón y deseos, más en estos tiempos de desesperanza, individualidad y falta de comunicación en todas las relaciones, pero que en la materialización de la realidad poco sentido tiene y mucho menos utilidad más allá de la idealización, lo que incluso lleva a la frustración más que a la decisión por buscarlo sabiendo que existe de alguna forma.
Aunque el tema no es tan banal como pudiera parecer y mucho menos transitorio como lo visualizamos al festejarlo solo el día del amor y la amistad, el punto tiene una complejidad muy importante tanto en lo individual como en lo social; por un lado es fundamental darle un sentido y contenido que nos satisfaga en todas nuestras relaciones personales afectivas y por el otro la necesidad de hacer del amor el motor de nuestra toma de decisiones comunes.
Como fin último, el amor y la felicidad de la que tanto hablamos en voz baja, vino desde hace muchos años a ser sustituidos por la economía como ciencia, lo más importante ya no es alcanzar la realización del ser humano, tanto a nivel personal como colectivo, hoy lo más importante es la administración de los bienes finitos, frente a las demandas infinitas de nuestras sociedades, ¿cuál será la postura correcta?.
Desde la época de la Grecia antigua la discusión sobre la vida en común, fue entender cuál era el sentido de ésta, llegando en la mayoría de las ocasiones a la conclusión de que el objetivo era alcanzar la felicidad del hombre, lamentablemente por el diseño institucional de esa época no de la mujer, pero esa conjetura abría una nueva pregunta ¿qué era la felicidad?, ¿una vida llena de comodidades y bondades materiales?, ¿dedicarse a filosofar sin ninguna preocupación?, ¿dedicarse al ocio?.
Cada una de las escuelas del pensamiento filosófico antiguo tuvo su propia idea sobre la felicidad, lo cierto es que la relación de la felicidad con el amor fue en la mayoría de los casos algo indisoluble y aunque tampoco en la realidad el amor alcanzó un estatus fundamental en la organización de la polis griega o la civitas romana, cuando menos en el discurso político aparecía como un argumento para hablar del poder alcanzar el bienestar de los demás, aunque claro, contextualizado y matizado con la esencia del modo de producción esclavista que se vivía en esos momentos.
La felicidad y el amor fueron superados por el feudalismo y completamente olvidados con el triunfo del capitalismo y la aparición del pensamiento liberal que representó el triunfo de la burguesía en todos los ámbitos de la vida común, pronto siguiendo la tónica del positivismo de Augusto Comte, se minimizó el sentido de la realidad a la generación de satisfactores materiales y según este pensamiento, el goce de los mismos, que llevaría a la conservación del estado más elevado que la humanidad alcanzaría con la aparición del Estado, las leyes y las instituciones, que pronto hicieron de la economía el vehículo para administrar sus asuntos y sus crisis.
Pero este estado elevado que nos vendieron como lo más grande que podríamos alcanzar tampoco nos ha dado la felicidad, mucho menos nos ha llevado a ejercer el amor, por el contrario sigue generando sociedades frustradas, sin esperanza y con un sentido de abandono muy marcado; por boca del mismo Carlos Slim, durante los años que fue el hombre más rico del mundo, por allí de 2010, nos enteramos que no era el hombre mas feliz de la faz de la tierra y como negarlo, ni con todo el dinero del mundo pudo salvarle la vida a quien fuera su esposa y el amor de su vida, a leguas se veía lo que sentía por ella.
La economía no nos garantiza nada, nos esclaviza, nos dice que si los bienes son finitos y las demandas de la sociedad son infinitas, debemos producir más para tener a la mano más bienes que atiendan esas demandas interminables, pero no nos dice que mientras más producimos más problemas y necesidades tendremos.
Necesitamos retomar el amor por nosotros mismos en lo personal y en lo social, partir de que el amor es el bienestar de los demás y que la felicidad es que todos tengamos las condiciones de realización a través de la vocación con la que cada uno nació, incluso si tenemos que trabajar para tener de qué vivir, pero teniendo el espacio y los recursos para practicar como pasatiempo aquello que de verdad nos llena y que nos permitiría vivir una vida más cómoda, con esperanza y verdaderos lasos de solidaridad.
ADENDUM
- Otra vez la aviación. Aeromar no cerrará por los trabajadores que tienen en este momento el tiempo en contra, para decidir si estallan o no la huelga a la que tienen emplazada a la empresa desde hace varios meses, realmente es el gobierno el que extrañamente está ahorcando a esta aerolínea, a la que le está cortando todas las posibilidades para su operatividad, lo ilógico del asunto es que el gobierno no está dando ninguna facilidad, a pesar de que hay cuando menos 2 posibles fuentes de financiamiento y fondeo que permitan la continuidad de operaciones de Aeromar y su saneamiento financiero, ¿por qué quiere la 4T a esta empresa fuera de los cielos mexicanos?.
- Los supuestos ovnis derribados por los gobiernos de Estados Unidos y China son desde una simulación, la vida en otros planetas existe, pero este chiste de las 2 grandes potencias económicas del mundo, es tan falso como el chupacabras que nos vendió salinas a principios de los 90´s, un distractor que busca desviar la atención de la opinión pública mundial de algo grande que se cocina en la guerra económica de baja intensidad que abarca a los países agrupados en la OTAN y el BRICS.
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