Solo es una reflexión que pretende impulsar el
mundo de las ideas, los valores y las actitudes.
Frank W. Abagnale, interpretado por Leonardo DiCaprio, recibió una pregunta de su padre, en la famosa película Atrápame si puedes, consistente en “¿sabes por qué, los Yankees siempre ganan?” DiCaprio, no contestó correctamente y fue entonces que su padre le dijo, “es porque los otros equipos no pueden dejar de ver sus uniformes”. En las campañas políticas, como en los deportes de conjunto, el uniforme cuenta. Normalmente, son el tipo de camiseta y su color sus principales distintivos. Pero en el caso de los partidos políticos, particularmente, el color va más allá; pues no solamente muestra su identidad política, es el símbolo integrador de sus principios e ideales.
Sin embargo, esta modernidad que toca a la puerta de los procesos electorales actuales, especialmente en el Estado de México, nos deja en el asombro.
Ahora, los partidos políticos, en su frenético afán de conectar con las audiencias, son capaces de desprenderse de sus camisetas y de sus símbolos más significativos y comprometer su identidad histórica. También, es posible oírlos modificar, sin recato, sus recursos retóricos. Los ajustan y la cruzan sobre la narrativa de sus adversarios hasta el punto de la coincidencia.
La estrategia consiste en verse igual y oírse igual que sus adversarios porque lo que son, ya no les es rentable. Buscan encontrar en lo retórico el poder electoral que se les ha negado. Para ello, se ha recurrido hasta a artilugios manipuladores, de corte religioso y poder enarbolar una supuesta defensa del “sagrado Estado de México”.
Desde luego, no se trata de una desorientación ideológica. Esto hay que observarlo desde otra perspectiva. Desde el punto de vista del territorio donde se lucha, las condiciones en las que se compite y los jugadores en el campo. En este caso Morena y el PRI.
Con respecto al factor territorio, podríamos decir que, aunque el partido tricolor gobierna en más municipios del Estado, Morena predomina en 26, pero se trata de los más importantes en cuanto a padrón electoral e influencia política territorial se refiere. Mientras que Morena gobierna para la mitad del total de la población del Edoméx, la alianza PAN, PRD y PRI, gobiernan solo para 4.7 millones de mexiquenses.
Y en cuanto a las condiciones de competencia electoral, esas no pintan nada bien. Solo basta ver los resultados de las elecciones extraordinarias en Tamaulipas y los vacíos en el evento de respaldo del PAN a la alianza Va por el Estado de México, en el municipio mexiquense de Huixquilucan, eventos que sucedieron el domingo pasado, para advertir sobre el problemón en el que están metidos por su degradación en las preferencias electorales en el país, en el primer caso y de la marcada inconformidad al interior del partido blanquiazul por las decisiones tomadas, en el segundo.
El, PRI es el partido que, según las encuestan, si compitiera únicamente con sus siglas, sería por el que menos votaría la gente. El que sufre de la mayor fuga de militantes y también el que menos se favorece con el fenómeno del “trasvase electoral” al momento de decidir un voto en favor de una u otra opción, porque simplemente no caerían de su lado, debido a la pérdida de la confianza, por su insolvencia ética.
No hay que olvidar, además, que Morena cuenta con algunos municipios dentro del rango de los mejores evaluados en la entidad lo cual proporciona mayor viabilidad de triunfo a la maestra Delfina Gómez Álvarez, en el Estado de México. Tal es el caso de la alcaldesa Mariela Gutiérrez en Tecámac, quien, además, de haber desactivado uno de los peores y vergonzosos capítulos de caciquismo político mexiquense; mejoró las condiciones de seguridad pública en muy poco tiempo, logrando dejar a su municipio, fuera de la lista de los de mayor incidencia delictiva.
Esas son las condiciones y el territorio en que se compite ahora. Solo así, es como se puede entender la desesperación que provocan esos cambios repentinos de carril y los giros de 180 grados en la narrativa, compuesta por su imagen y palabras de campaña de los aliancistas reunidos alrededor de Va por el Estado de México.
Han sido orillados a sacar del baúl de los recuerdos aquellas prácticas que los hicieron únicos en las postrimerías de los procesos electorales mexiquenses y como los grandes maestros del trapecio que son, se suben a las ideas de sus adversarios y se trepan en ellas, con el único propósito de hacerlas suyas. Y de acuerdo con el cuaderno de operaciones de la priista Guadalupe Buendía (a) La loba, invaden terrenos que aún no ganan, para realizar sus actos de campaña solo por conseguir notoriedad.
Bueno, ahora los vemos poner especial atención hasta en su vestimenta. Primero que no sea roja y segundo que muestre su nueva afición: el béisbol. Sus novedosas camisetas beisboleras, alejadas de los colores patrios, son toda una novedad, están por todos lados. Sin duda, es la nueva identidad partidista.
Ahora, mis preguntas finales, respecto a su nueva afición ¿Acaso en la Bombonera, se dejarán de tirar penaltis, para dar paso a los jonrones? ¿Ya está enterada la Perra Brava del cambio deportivo? ¿Intentarán base por bola, con su primera mujer al bate?
Hasta aquí con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.
Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook e Instagram: Guillermo Calderon Vega.