Instalados en una descarada sensación de triunfo, Morena, el partido del presidente Andrés López Obrador, festeja que su candidata en el Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, se encuentra a la delantera en las encuestas de empresas que gozan de prestigio y que han participado en diferentes elecciones.
Encontrarse en lo más alto de las mediciones que le favorecen a la maestra Delfina Gómez, y desde luego, con el gusto que esto causa al equipo de campaña encabezado por Horacio Duarte, y con la percepción que en el caso de que, si en este momento tuviera lugar la jornada electoral, literalmente su candidata arrasaría a la de la coalición Va por el Estado de México, los tiene felices.
Pero, no es ese momento, no es el próximo domingo el día que habrá de elegir al o la sucesora del gobierno mexiquense para que su sueño se haga realidad. Más no se debe olvidar que la maestra materialmente inició su campaña para la elección del titular del ejecutivo estatal desde que Alfredo del Mazo fue electo, pues al poco tiempo fue designada como súper delegada de los programas sociales del gobierno federal en la entidad.
Con ello, su camino empezó a pavimentarse casi al día siguiente de que Alfredo del Mazo inició su administración, por eso, si no tuviera los números que hoy festinan, todo habría sido un gran desperdicio, pues el beneficio que ofrece manejar los programas sociales, por un lado, y con la designación como secretaria de Educación Pública por otro, la colocó en su envidiable lugar, además de que la obviedad de su designación, no podía dejar duda alguna.
De esta forma, no deberían sorprender los cargos que ha ocupado, para algunos despistados podría ser extraño que, de nueva cuenta, se colocara a la texcocana como la futura y segura candidata al gobierno mexiquense, pues en el partido marrón solo existe la decisión de una sola persona, y es quien impulsará ésta y cualquier otra candidatura.
Casualmente, y haciendo su juego, aparecieron los nombres de Horacio Duarte e Higinio Martínez, para exigir ser tomados en cuenta como posibles aspirantes, más bien, fue para hacer “el caldo gordo” a la maestra. En política normalmente se da ese coqueteo perverso, de pronto aparecen y exigen atención diferentes cuadros para aparentar pelear por la posición, con el fin de hacer presión, para después, ocupar un cargo importante en el gobierno, y desde ahí, empezar a construir su futuro para próximas elecciones.
A estas alturas, y con la facilidad que ofrece el internet, y las redes sociales, ya casi nada se puede ocultar; los partidos políticos, pero, sobre todo, la clase política, tejen las mismas prácticas de siempre, acomodándose, sucediéndose los cargos como si fueran propios, de familia o de grupo. No existe una verdadera democracia en México, se intentaba tomar ese rumbo, y ahora, está en riesgo.
El tema, mientras tanto, es ese, festejar sonrientes que Morena lleva delantera en las encuestas, pero también, perfectamente saben que no son definitivas, porque, por otro lado, Alejandra del Moral recién obtuvo el reconocimiento del PAN y demás coaligados para ser su representante, lo que indica que deberá empezarse a notar un cambio en las mediciones, debido al trabajo de los partidos de la coalición.
En apariencia, la fuerza de los aliancistas proviene más del mensaje que envió la ciudadanía, que por cierto, ofrece muestras de estar más involucrada, porque detrás de ello, de una o de otra manera, se encuentra la marcha del 13N. Si es así, pronto se descubrirá, y eso tiene que ver un poco más con la manifestación que se tiene programada para el próximo domingo 26 de febrero, es decir, no es únicamente la defensa del INE y del voto libre, sino dejar ver para dónde podría inclinarse la balanza.
Bajo estas condiciones, sería un gravísimo error que en Morena intentaran minimizar esa manifestación, como ya lo hizo su líder con la del 13N, y lo intentó Martí Batres, secretario de Gobierno de la Ciudad de México, porque la fuerza que proviene de la ciudadanía se deja sentir con todo su peso, sin importar tanto la comparación que se les pretenda hacer; están decididos, y eso atemoriza a las autoridades, por ser simple y espontánea.
De considerar la tentación de lanzar múltiples ofensas en su contra, o maquinar intentos tramposos como el de imponer el hoy no circula para ese día, únicamente terminaría por provocar más aún a ese ejército ciudadano que se encuentra integrado por gran parte de clase media, esa que paga impuestos, que son aspiracionistas, y que se encuentran molestos porque les quieren arrebatar la libertad de elegir por quien votar.
Pero sería también inocente pensar que, como consecuencia lógica, el sentir y vibración de la manifestación del 26 de febrero en automático encaminaría a la alianza a conquistar las gubernaturas en disputa, pues cada región se cuece aparte, y los gobiernos de Coahuila y del Estado de México presentan sus propios problemas.
Particularmente el Estado de México, desde hace tiempo se teme que el gobernador esté por entregar la plaza; tal suspicacia se debe a la cercanía del mandatario estatal con el presidente Andrés López Obrador, que no se distingue precisamente por ser muy respetuoso con sus adversarios, y del Mazo lo es, o al menos, debería ser.
A lo anterior deben sumarse las condiciones en las que están trabajando los priistas que se encuentran acostumbrados a echarse el partido a las espaldas, pues el apoyo del gobernador brilla por su ausencia. El alejamiento es tal, que a la fecha aún no se puede conocer a ciencia cierta, cuál es la apuesta de Alfredo del Mazo.
Todo queda en suspenso, en espera de lo que puedan hacer los partidos de la coalición Va por el Estado de México, o si solo serán simples espectadores para ver pasar “caminando” a la maestra Delfina Gómez para tomar la silla del gobierno del Estado de México.
