“La violencia ejercida a través de agentes químicos encierra una gran carga simbólica, debido a que la intención del agresor es causar un daño permanente”
Dra. Armanda Real Beltrán.
Carmen hizo de su dolor, una causa. Y después de nueve años de lucha, logró una sentencia histórica en contra de su agresor, su expareja Efrén García Ramírez, quien el 20 de febrero de 2014 le arrojó una botella de ácido en la cara y cuerpo, después de apuñalarla un año atrás con la intención de asesinarla. Se trata de la primera sentencia en su tipo no sólo en la entidad mexiquense, también es la primera a nivel nacional y primera en América Latina. Es la primera vez que se castiga una tentativa de feminicidio. Por eso Carmen hace historia y la justicia en el Estado de México, también.
“Abrimos una puerta de esperanza para las mujeres que están en busca de justicia” dijo Carmen a los medios, después el pasado jueves 11 de mayo, una jueza del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México condenara a su agresor a 46 años y 8 meses de cárcel, además del pago de una multa de 212 mil 545 pesos y una indemnización por 3 millones 987 mil 208 pesos. Efrén es el padre de sus hijas y Carmen había vivido con él diez años. Antes del ataque con ácido, ya había presentado tres denuncias en su contra por violencia familiar, sustracción de menores y violación. Siete años después del ataque, Efrén fue detenido y vinculado por el delito de feminicidio en grado de tentativa.
“Después de que mi expareja intentó asesinarme con ácido, mi vida cambió para siempre y los daños son irreparables para mí y mi familia” ha declarado Carmen, quien estuvo hospitalizada ocho meses y fue sometida a 64 cirugías para recuperarse de las heridas en cara y cuerpo, pero nunca se rindió en su búsqueda de justicia y, aún convaleciente, creó la primera organización en su tipo para mujeres atacadas con ácido en México y Latinoamérica, desde donde brinda acompañamiento médico, legal y psicológico gratuito a las mujeres víctimas de este tipo de violencia machista.
Si bien no existen registros oficiales sobre violencia ácida en México, la Fundación Carmen Sánchez MX ha registrado, al menos, 34 ataques en las últimas dos décadas. De estos casos, la mayoría ocurrieron en las casas, espacios de trabajo o vía pública cercana al domicilio de las víctimas; en el 94% las víctimas fueron mujeres y en el 87% de los casos el agresor fue un hombre. De 34, 28 mujeres sobrevivieron a este tipo de ataque. El 90% fue dirigido al rostro y en el 96% de los casos no se ha dictado sentencia.
Desde 2015, Judith Beltrán, magistrante en derecho por la Universidad de Colombia, en su texto Aspectos generales de la agresión con ácidos, un delito que deja huella, definió a los ataques con ácido como “el acto de arrojar ácido en el cuerpo de una persona con la intención de desfigurarla, mutilarla, torturarla o asesinarla”. Izabel Solyszko, por su parte, en su investigación Femicidio y feminicidio: avances para nombrar la expresión letal de la violencia de género contra las mujeres señaló que la violencia con ácido es ejercida como un mecanismo de control de las mujeres, ya que este tipo de violencia es ejercida por los hombres cuando se sienten amenazados o desafiados. Y lo hacen para causar un daño irreparable, ya que el ácido marca la piel de las víctimas de por vida, subrayó Montserrat García.
Según datos de INEGI, en 2021, más del 70% de mujeres mayores de 15 años habían sufrido algún tipo de violencia: psicológica, física, económica o sexual. En el 35% de los casos la violencia fue física. En México, hace apenas siete meses, en octubre de 2022, se incluyó la violencia ácida dentro de la definición de violencia física, en el artículo 6, fracción II de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para quedar como “cualquier acto que inflige daño no accidental, usando la fuerza física o algún tipo de arma, objeto, ácido o sustancia corrosiva, cáustica, irritante, tóxica o inflamable o cualquier otra sustancia que, en determinadas condiciones, pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas, o ambas”.
En el ámbito estatal, el 2 de marzo de 2023, Puebla se convirtió en la primera entidad en reconocer, dentro de la violencia física, la ejercida a través de agentes químicos corrosivos en su Ley Estatal de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de violencia, para los cuales también se aprobó criminalizarlos en el Código Penal correspondiente, logro que puede atribuirse a la lucha que han dado mujeres como Carmen Sánchez y María Elena Ríos, saxofonista oaxaqueña quien también sufrió este tipo de ataque por órdenes, presuntamente de su expareja, el ex diputado del PRI Juan Vera Carrizal quien ya se encuentra en prisión preventiva en espera de que el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca, dicte sentencia.
Carmen ha dicho que “no es suficiente estar con vida, pues la violencia machista y el ácido le arrebataron su identidad y le dejaron afectaciones físicas, psicológicas, psicosociales y psicoemocionales”; sin embargo, nunca se dio por vencida y si bien en la entidad mexiquense aún no se armoniza la violencia ácida en la ley estatal en la materia, la jueza María de Jesús Cabrera del TSJEM en un acto sin precedentes, dio el paso y se colocó como pionera en la impartición de justicia para este tipo de delitos. Así, Carmen Sánchez y todas las mujeres que le acompañaron en este proceso, dejan un esperanzador ejemplo de perseverancia, coraje y dignidad.
@IrmaCruzE