Únicamente era cuestión de tiempo para que continuara la desbandada de los priístas inconformes. No han pasado más que unos cuantos días desde que el PRI se quedó sin dirigencia estatal, Julio Valera Piedras, y ocho diputados locales, en el estado de Hidalgo, en donde también renunció el exgobernador, Omar Fayad Meneses, para enfrentar una nueva.
Los senadores Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga, anunciaron su salida del tricolor. Ante las diferencias que han mantenido con el dirigente nacional de ese partido, Alejandro Moreno “Alito”; anunciaron la renuncia a su militancia, y por supuesto, abandonan la bancada, ¿cómo dejar el hueso?
Para nadie debería ser sorpresa lo que ocurre en el otrora poderoso Revolucionario Institucional, lo mismo que en su momento aconteció con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) cuando una gran parte de perredistas tomó camino rumbo al nuevo instituto propiedad del presidente Andrés López Obrador.
Los documentos básicos de los partidos políticos únicamente son eso, documentos, porque la supuesta ideología y principios que enarbolan como identidad cada uno, sirven nada más para cumplir con la ley electoral; a decir verdad, son pocos, en especial, los que pertenecen a las cúpulas, que se comprometen en cuerpo y alma en defensa de las causas justas de su ideal.
Por lo regular, eso se lo dejan a los de “abajo”, ahí si se defiende con recelo y dignidad los colores, porque son los que sí muestran pundonor y coraje para partirse el alma, con la finalidad de hacer lo que sea necesario para lograr el objetivo. ¿Cuántos cientos de miles de militantes de los diversos partidos con determinación defienden sus colores? y ¿cuántos solo simulan?
En más de las veces, las dirigencias no se merecen a aquellos que soportan toda una estructura partidista llena de privilegios. Esos solo buscan una nueva oportunidad para emprender el vuelo, se van a donde sí “valoren” su esfuerzo, y lo que “representan”. Aunque se paren en una esquina y no puedan reunir ni a 100 simpatizantes, algunos ni siquiera el distrito de su domicilio ganaron.
Aunque tampoco se puede decir que el líder nacional “Alito” Moreno ha hecho de todo como para conservar la unidad que, hoy más que nunca, se necesitaría para enfrentar las elecciones del próximo año, en la que estará en juego nada más y nada menos que el futuro del país.
Moreno ya debería haber dejado su cargo, no lo ha hecho, ¿por qué? se preguntan propios y extraños, pero la respuesta es fácil y no se necesita ser adivino, aunque él ya dijo que no va a participar en la elección para candidato a la presidencia, lo que realmente desea es “palomear” a todos los que quieren conseguir una candidatura que prometa, con eso le alcanza para conservar poder.
Ante este escenario, es la sociedad civil la que parece más preocupada, la razón es simple, ¿decidirán estos políticos sumarse al partido del presidente?, porque de esa forma, no solo traicionan al instituto que los cobijó, y que en su momento les dio todo lo que hoy son, sino también traicionarían a México.
¿Quién de los senadores que hoy, ofendidos, presentaron su renuncia serían capaces de ganar una elección con únicamente sus más cercanos?
Valdría valorarlo, sin embargo, lo que sí hay, al menos en uno que otro, es soberbia de sentirse único y de creer que con el poder de su imagen pueden ganar grandes batallas. Pero, por ejemplo, Claudia Ruiz Massieu, dos veces diputada; sus cargos de representación popular fueron por la vía plurinominal, es decir, le ha faltado ganarse el cariño de la gente a golpe de “calcetín”.
Es precisamente lo que separa a los verdaderos militantes de los privilegiados. En una entrega pasada daba cuenta de ello al recabar las quejas de algunos priístas del abandono que sufrieron de su dirigencia, pero ¿qué tal Eric Sevilla, dirigente en el Estado de México, aún sigue en el cargo?
¿Cuál es el fondo de todo esto?
Muy pronto lo sabremos, aunque Osorio Chong anunció que se constituirá como un grupo que buscará fortalecer la democracia, dignificar la política y pensar en los mexicanos, nada ni nadie puede asegurar que en estos momentos de pronto el presidente no trate de revivir “sus reformas” y sean los expriístas quienes acompañen tal propuesta.
Por lo pronto, parece ser que Eruviel Ávila se incline por el Verde Ecologista, más bien, con el partido del presidente López Obrador, porque todo el mundo sabe que el Verde es rémora de aquel, y ante ese escenario, al final, el tiempo les dará la razón a los que decían hace no mucho que ya estaba preparando sus maletas para acompañar al tabasqueño.
Al final de cuentas, será la sociedad la que determine el destino para cada uno de ellos, aunque es difícil que pudieran perder su condición de lujo, ya sea por una o por otra razón, mañana ahí estarán.
A pesar de todo lo que ha venido sucediendo, es el mexicano con credencial para votar, el que determine el rumbo que tomará el país a partir del próximo año, 2024, no solo se elige al presidente que sustituya a López Obrador, los demás cargos en disputa armarán un importante escenario para enfrentar los gravísimos problemas que se encuentran en espera.
