En un acontecimiento histórico, la Suprema Corte de Justicia de México ha marcado un hito al despenalizar el aborto a nivel nacional. Esta decisión, que reconoce el derecho de las mujeres a tomar decisiones sobre su salud reproductiva, es un paso significativo hacia la igualdad de género y el respeto por los derechos humanos en México. Sin embargo, como en cualquier tema complejo y delicado, la decisión no está exenta de controversia y debate.
La despenalización del aborto representa un avance en la lucha por los derechos de las mujeres. Reconoce que las mujeres deben tener autonomía sobre sus cuerpos y les brinda la libertad de tomar decisiones informadas sobre su maternidad. Esto es esencial en una sociedad que busca la igualdad de género y el respeto por los derechos humanos.
Como lo afirmé en mi posicionamiento de septiembre de 2019 durante mi presidencia como defensor de los derechos humanos uno de los argumentos más poderosos a favor de esta decisión es la protección de la salud y la seguridad de las mujeres. Antes de la despenalización, muchas mujeres recurrían a abortos clandestinos, arriesgando sus vidas en procedimientos inseguros y sin supervisión médica. La legalización permitirá que estas mujeres accedan a servicios médicos seguros y atención adecuada en caso de complicaciones, lo que puede salvar vidas.
Además, la despenalización del aborto tiene el potencial de reducir el estigma que rodea a este tema. El estigma puede aislar a las mujeres y dificultar que busquen apoyo emocional y médico cuando más lo necesitan. La legalización fomenta un ambiente en el que las mujeres pueden hablar abiertamente sobre sus decisiones y buscar ayuda sin temor al juicio social.
Sin embargo, es importante reconocer que esta decisión no carece de detractores. Algunos argumentan desde una perspectiva moral o religiosa en contra del aborto, y esta discrepancia es válida en una sociedad pluralista como la nuestra. Sin embargo, la legalización no impone el aborto como una elección obligatoria, sino que permite que las mujeres tomen decisiones en función de sus propias circunstancias y valores.
En última instancia, la despenalización del aborto a nivel nacional es un hito histórico que refleja el progreso hacia una sociedad más inclusiva y respetuosa con los derechos de las mujeres.
Sin embargo, este avance debe ir acompañado de una conversación continua y respetuosa que incluya a todas las voces y perspectivas. La Suprema Corte de México ha sentado las bases para un debate enriquecedor sobre los derechos reproductivos, y es responsabilidad de la sociedad aprovechar esta oportunidad para avanzar hacia un futuro más igualitario y compasivo porque como decía René Favaloro: “Que la mujer pobre caiga en ese mundo horroroso donde mueren tantas mujeres, mientras que la chica con plata va a una clínica de prestigio, le hacen todo sin que nadie se entere y a la tarde se va… esa desigualdad a mi no me gusta. Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar”.
