"Existe una sola forma segura de lograr historias periodísticas que te sean favorables y es mantener en tus propias manos el plan de todos los días de los periodistas: la información, las historias, los planes y los detalles que ellos necesitan para hacer su trabajo, y repetirlo cuando y a quien tú quieras". La cita anterior podría pensarse que es un pensamiento del presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien, desde el día uno de su administración, ha mantenido la estrategia de comunicación de las mañaneras.
En realidad, la cita corresponde a un extracto de la entrevista que dio el expresidente estadounidense, Lyndon Johnson, a la periodista Doris Kearns del diario New York en 1976, y que retomó el periodista de ese país, Tom Wicker (1926-2011), en su libro Sobre la prensa, publicado en 1978, donde expuso pasajes de su vida como periodista y mostró detalles finos del oficio periodístico.
"Todos los presidentes se quejan de lo mal que los trata la prensa. Y ciertamente debe ser difícil para esas figuras casi imperiales, rodeadas de adulación y abastecidos de todo lo imaginable, encontrarse casi siempre bajo el escrutinio constante, total y no siempre amistoso de gente que ordinariamente no sabe todo lo que debería saber, como tampoco lo que cree saber", precisa Wicker y añade: "Aun cuando los presidentes se compadezcan de sí mismos, es verdad por otra parte que tienen poder sobrado para manejar las noticias y conformarlas a sus propios intereses".
Es curioso cómo esa perspectiva de querer controlar lo que aparece en la prensa no es exclusiva de presidentes de países. También se extiende a quienes gobiernan una entidad o un municipio, a quienes lideran un poder o una organización importante, con alta visibilidad en la opinión pública. Siempre desean que se cuenten las historias que a ellas y ellos convienen.
El vínculo poder-prensa es una relación compleja, sujeta no solo a intereses, sino envuelta en los ánimos, emociones, sentimientos y percepciones personales de cada bando. Tanto las personas que se dedican a la política como quienes ejercen el periodismo, son seres humanos que tienen ambiciones, competitividad, temor, cautela, ética, honestidad y mañas, así como deseo de estatus y riqueza, como lo dice Wicker, solo que una parte lo puede conseguir desde la responsabilidad pública y política, y la otra lo busca desde el espacio que le ofrece un medio de comunicación.
"La meta última de todo periodista es lograr la confianza, enterarse de lo que acontece en los más altos niveles, poder llegar a las mejores fuentes, ser el primero que da la noticia y disponer de los antecedentes más completos de la misma", plantea el periodista estadounidense. Por ello, las estructuras de poder establecen relaciones de cercanía para generar vínculos de confianza con quienes buscan la información.
¿Por qué esa relación es tan compleja? Porque una de las partes, los periodistas, trabaja para hacer públicos los hechos y los datos, y del otro lado, en muchas ocasiones no desean que las cosas se sepan, a menos que se apegue a sus intereses.
Como lo expone la periodista y académica peruana, Jacqueline Fowks, en su libro "Mecanismos de la posverdad" (2017), los "actores políticos y económicos construyen sus propias historias o versiones de los hechos, y las vehiculan no solo a través de los medios tradicionales sino por estos otros canales, como sitios web y redes sociales digitales, donde evitan encontrarse con los periodistas para no tener que responder preguntas y, así, controlar de mejor manera su mensaje". De esa forma, en la actualidad, la relación entre las estructuras de poder y periodistas es mediada por las redes sociales digitales.
Las fuentes de información son menos directas, persona a persona, de manera que quienes están en los medios periodísticos deben monitorear las cuentas de redes (Facebook, Twitter, Instagram, entre otras) para saber qué hacen quienes tienen responsabilidades públicas y políticas. Si tuvieron tal o cual reunión se coloca (por su community manager) un copy, fotografía o video en la red social del político y es suficiente para que se convierta en noticia en un medio tradicional. Gradualmente los periodistas han sido desplazados de los espacios públicos para encajonarlos en las redes virtuales.
Por ello, quienes ahora ejercen el periodismo solo alcanzan a ver lo que ellos quieren contar. Parecería que es una tendencia irreversible y no queda claro si esa dinámica será favorable para el interés superior que debería prevalecer, tanto en la vida pública como en el periodismo: informar a la sociedad de lo que hacen sus autoridades con recursos públicos y quienes detentan el poder en diferentes ámbitos. El tiempo lo dirá.
PERCEPCIÓN
En la colonia Nueva Oxtotitlán de Toluca opera un par de delincuentes, quienes, a bordo de una motoneta, asaltan a jóvenes estudiantes foráneos que viven en esa zona. Van armados, y hasta disparan al aire para amedrentar a sus víctimas, y se pasean a plena luz del día, aunque sus atracos los cometen al anochecer. Sería bueno que las autoridades pusieran más atención en esa área.