En todo nacimiento hay dolor, sólo que quien da a luz y lo nacido pueden morir en el alumbramiento. El nacimiento de la cuarta transformación en México se ha significado por la violencia, la pauperización, la ignorancia, y la mentira. Con 170 mil muertos y más de 13 mil feminicidios en cinco años de la 4T y con más de 700 mil defunciones en la Pandemia vivida en todo el país, podemos concluir que los mexicanos en su calidad de espectadores se han quedado fuera del debate.
La 4T ha dejado muchas experiencias y legado a la nueva generación, la que ha tenido que aprender que los conflictos se resuelven con mentiras, promesas falsas, falta de acuerdos y diálogo, así como con la agresión soterrada a los que piensan diferente y que en los periodistas se ha expresado en forma de amenazas y asesinatos.
No podemos cerrar los ojos. Vivir durante los cambios de la cuarta transformación ha significado la lucha por la preservación de la vida institucional, al tiempo que se advierte su destrucción. Ir del horror de la violencia en el país controlado por el crimen organizado, a la guerra cruenta entre diversos países en otras partes más del mundo con las que de una u otra manera tenemos vínculos. No podemos ser sólo espectadores del alumbramiento de un nuevo tiempo mejor, peor o desconocido. Tenemos que ser partícipes de lo que vivirán nuestros hijos y nietos.
En lo más obscuro de que los tiranos que actualmente gobiernan en todo el mundo se están fraguando algunos de esos cambios, pero las reacciones del planeta, las migraciones y los liderazgos que construirán el nuevo tiempo quizás tengan la última palabra. La revancha y cambio de rumbo pudiera estar entre las filas transformadoras de quienes no viven la justicia prometida que no les llega.
El cambio climático, la geografía política, la orientación ideológica, las prioridades, el avance del conocimiento y la revolución de las conciencias y las nuevas dimensiones derivadas de todo ello nos obligan a participar en la lucha democrática y el proceso civilizatorio que están empezando a modificar el orbe a los ojos de espectadores que no hacen nada por participar en lo que ha de ser el mañana.
