¿Quién iba a decir que un beso puede ser así?
Confieso que me desperté con la firme intención de hablar sobre “el beneficio de la duda”, avancé un poco en mi reflexión, pero en algún punto me perdí en mis pensamientos. De repente, me encontré inmersa en una de las historias del Callejón del Beso, la cual me atrapó por completo. Fue entonces cuando decidí escribir estas líneas que se cruzan con miles de recuerdos.
En nuestro mapa emocional, el recuerdo de ese primer beso permanece nítido y vívido. Seguramente, en algún momento, muchos habríamos deseado vivir una experiencia tan intensa y apasionada como la que se describe en "Lo que el viento se llevó", anhelando ser el Rhett Butler o la Escarlata O'Hara de nuestra propia historia. O tal vez, aspirando a besos inolvidables y eternos, al igual que los compartidos por Rick y Elsa en "Casablanca". Si es cuestión de confesar, los besos y la historia de Holly Golightly y Paul en "Desayuno con Diamantes", así como los de Ali MacGraw y Ryan O'Neal en "Historia de Amor", son recuerdos cinematográficos que siempre atesoro en mi memoria.
Cyrano de Bergerac y Hamlet, dos personajes literarios icónicos, han sido siempre de mis protagonistas favoritos. En sus tramas, los besos de leyenda nunca llegaron a concretarse. Estos momentos quedaron suspendidos en el aire, imbuidos de significado y emociones no expresadas. El beso que nunca se dio en la historia de Cyrano de Bergerac se convierte en un poderoso símbolo de un amor no realizado y deseos reprimidos. En la tragedia de Shakespeare, "Hamlet", el atormentado príncipe y su amiga Ophelia también protagonizan una relación marcada por la notoria ausencia de besos. Algo me dice que cada uno de nosotros guarda en su corazón una historia, quizás un instante de conexión y amor que quedó suspendido en el tiempo.
Existen besos legendarios, y uno de los más icónicos son los del Callejón del Beso, cargados de una historia de amor y tragedia que trasciende fronteras. Este relato ha sido reinterpretado en diversas culturas, destacándose en Guanajuato y Barcelona
La leyenda de Carmen y Don Carlos es un cuento de amor perdurable, enfrentando obstáculos y tragedia. A pesar de las amenazas del celoso padre de Carmen, su romance con Don Carlos florece en secreto en un estrecho callejón. Sin embargo, su amor trágicamente termina cuando el padre la apuñala y Don Carlos se suicida. El "Callejón del Beso" de Guanajuato es testigo de su historia, y se dice que un beso en su tercer escalón otorga siete años de felicidad, mientras que la omisión trae siete años de mala suerte. Este lugar estrecho y simbólico encarna una historia de amor y destino en Guanajuato.
La calle dels Petons, en el barrio del Borne, Barcelona, se destaca en el mapa por su forma única, rompiendo el patrón de estrechas callejuelas medievales. Esta anomalía se debe a que Comercio fue el límite de la antigua explanada de la Ciudadela militar, donde se llevaban a cabo ejecuciones y que, al ser construida, implicó la destrucción de parte del barrio. Según una leyenda, esta calle servía como el lugar donde los condenados a muerte se despedían con últimos besos de sus seres queridos, mostrando que los besos pueden abrir y cerrar el capítulo del amor. El misterio de la calle dels Petons perdura, convirtiéndola en la encarnación de la frase de Neruda: "En un beso sabrás todo lo que he callado", una prueba eterna de la importancia y el poder de los besos en la historia y el amor.
Escribo y mientras escribo tarareo ‘Bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez’...
P.D. Es importante recordar que, según la ciencia, los besos tienen beneficios significativos para nuestra salud. Estos gestos de cariño liberan endorfinas, reducen el estrés y fortalecen el sistema inmunológico. Así que, los besos no sólo son buenos para el alma, sino también para el cuerpo.