- Era la primera vez que AMLO asistía a una zona de desastre y llegó 11 horas después. ¡Y no hizo nada!
- ¿Y el Fonden?
La impactante fuerza del huracán Otis, además de dejar 79 muertos contabilizados hasta el momento, a más de 50 mil personas sin absolutamente nada más que la ropa que llevaban puesta y 4 desaparecidos, según cifras oficiales, ha evidenciado una ineficiencia e ineficacia total de los gobiernos estatal y federal.
Si bien es cierto que Otis ha sido un fenómeno impredecible que pasó de huracán categoría uno a 5, la máxima peligrosidad de los huracanes en el mundo, en tan solo una hora, lo que redujo el tiempo de llegada en casi 4 horas, pues se esperaba que llegara muy temprano a las 4 de la mañana y apareció pasada la medianoche; el tiempo de respuesta gubernamental simplemente fue risible.
El primer aviso de alerta para todo el mundo fue que había deslaves, ríos desbordados y carreteras intransitables y cerradas. ¿Y qué hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador? Ordenó que lo llevaran, por primera vez en su administración, a la zona de desastre. Pero lejos de quedar bien, fue terriblemente criticado, ya que el presidente, que es considerado antitecnología, llegó 11 horas después a su destino, miró a su alrededor y se regresó a la Ciudad de México.
Si ensució sus zapatos y puso a los soldados, que debieron estar ocupados atendiendo a los afectados, como se dice coloquialmente "a parir chayotes" tratando de hacer milagros para que el presidente de México pudiera pasar, ante el riesgo que eso significaba, pues aún podría haber derrumbes debido al exceso de lluvia y aire.
Las críticas llovieron y aquí sí, sus "adversarios", como él los llama, capitalizaron su gran, peligroso y hasta cruel error; pues mientras en las calles de Acapulco, Coyuca de Benítez y otros municipios había cuerpos tirados, miles de personas sin luz, agua, comida y comunicaciones caídas, además de una total rapiña; el presidente prefirió desafiar a la naturaleza para llegar al puerto, cuando hubiera podido esperar un poco y llegar por aire; tal vez en 5 horas, pero no en 11.
La situación de Acapulco es verdaderamente preocupante. Se dio a conocer que el 80 por ciento de los edificios, incluyendo lujosos hoteles de gran turismo, fueron totalmente devastados. ¿Qué se puede esperar de las casas en zonas populares como El Renacimiento, que no tenían ni puertas ni ventanas, solo unas cortinas para mantener su privacidad?
Reporteros de diferentes medios de comunicación, que sí pudieron llegar a la zona del desastre, reportan cosas terribles, a diferencia de las dependencias de gobierno que incluso dijeron que no hubo pérdida de vidas humanas.
¿Y el Fonden?
Pues bien, este mortal desastre natural representa también un gran golpe a las decisiones que el gobierno de Andrés Manuel ha tomado, como la desaparición del Fondo de Emergencia Nacional, FONDEN, que desapareció en julio de 2021 porque, según el presidente, era un presupuesto cuyo manejo se prestaba a la corrupción debido a su manejo inmediato y sin tantos requisitos, ya que se trataba de una emergencia.
Y sí, si ocurría una desgracia, el dinero no tenía que pasar por tantas aprobaciones ni verificaciones; se asignaba de inmediato al apoyo de los damnificados, así como a la reconstrucción de infraestructura pública, como comunicaciones y carreteras, entre otros.
Ahora se le reprocha su decisión porque no habrá dinero que alcance para apoyar a los afectados; Andrés Manuel López Obrador dijo que sí hay dinero, poco más de 15 mil millones de pesos para ser exactos, para este fin, pero debe pasar por varios filtros para garantizar que efectivamente llegue a quienes lo necesitan. Lástima que los afectados no tengan tiempo de esperar.
Pues ahora sí, el mandatario tiene en su mano el poder de callar bocas y lograr apoyar a los miles de damnificados guerrerenses, porque no solo es Acapulco, es lo que está en la mirada del mundo debido a su importancia turística, pero la devastación abarca a todas las comunidades ubicadas a lo largo de 500 kilómetros de litoral.
Indudablemente este evento extraordinario saca lo mejor y lo peor de algunas personas; muchas buscan beneficiarse de esta desgracia a través de la rapiña, otros piden apoyos para los damnificados y se quedan con ellos; ya hemos visto cómo se han evidenciado ventas de productos que fueron donados para los afectados.
Es una lástima que cada vez la sociedad tenga más desconfianza en las autoridades y benefactores debido a la inmensa corrupción que envuelve el país, y que por más que sea la lucha del presidente, según su creencia, cada vez está peor.
Esperemos que los buenos sean más y que las familias afectadas por Otis reciban pronta y suficiente ayuda.
Y para terminar, si hay avisos de que las carreteras están cerradas, no seamos impertinentes tratando de pasar y causar más problemas de los que ya hay; atendamos las recomendaciones y no nos pongamos en peligro; seguimos en temporada de huracanes.