El Estado de México se prepara para el proceso electoral 2024 que representará la renovación de 125 presidencias municipales y 45 distritos electorales.
Estas elecciones locales empatarán con las federales para elegir la presidencia de la república, diputaciones federales y senadurías. El panorama político no se ve halagador para muchos de los partidos, pero sobre todo para la democracia ante la posible ausencia de un juego limpio.
Es claro que la guerra sucia ya ha comenzado. Los aspirantes e incluso los propios partidos políticos han iniciado una campaña de críticas, acusaciones y señalamientos. En muchos de los casos, van más allá de la mera oposición política y van hasta las descalificaciones de la labor de gobernantes, sobre todo si son de partidos de oposición.
El uso de las encuestas de posicionamiento y de conocimiento de los candidatos es una forma de competencia adelantada. Estas encuestas se utilizan estratégicamente para fortalecer o debilitar, ya que pueden influir en la percepción pública y el apoyo de los votantes.
Partidos políticos como Morena, el PRI, el PAN, el PRD y la mayoría de las agrupaciones políticas, desde ya han emprendido estrategias para denostar a sus oponentes para la elección de junio del próximo año.
Lo preocupante es que en este proceso electoral hay actores políticos que sin escrúpulos no respetarán límite ético. No dudarán en recurrir a la destrucción de imágenes, familias y buscar pervertir las leyes, así como mediatizar todo, sólo para conseguir sus objetivos.
Pero en este contexto vale la pregunta: ¿hasta dónde los medios de comunicación permitiremos ser utilizados en esta guerra sucia que en nada contribuye a fortalecer la democracia? Los periodistas y medios debemos ser conscientes de nuestro papel y responsabilidad en el proceso electoral.
Debe haber un compromiso para investigar, corroborar la información antes de divulgarla y evitar convertir cada acusación en un espectáculo público que solo sirva para desinformar a la ciudadanía.
Las instituciones judiciales y electorales, por su parte, tienen un rol crucial que desempeñar en este complejo escenario. Deben ser imparciales y objetivas, analizando con seriedad pruebas y emitiendo un veredicto justo en casos de violencia o denuncias relacionadas con el proceso electoral.
El próximo año, es Justo decirlo, en el Estado de México se avecinan unas elecciones difíciles en el que la guerra sucia está subiendo de nivel. Es importante que los medios de comunicación, los ciudadanos y las instituciones se comprometan con la democracia, la transparencia y la integridad electoral, evitando que la desinformación y la descalificación ganen esa batalla. Debemos tener unas elecciones libres de manipulación.