DIVAGACIONES: Sobre la calle y los automóviles de detectives, espías, inspectores de policía y otros personajes de ficción (Sólo para frívolos)

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Publicado en Opinión

DIVAGACIONES: Sobre la calle y los automóviles de detectives, espías, inspectores de policía y otros personajes de ficción (Sólo para frívolos)

Sábado, 03 Marzo 2018 00:08 Escrito por 

Un buen automóvil no necesariamente hace a un buen detective privado o Inspector de policía, pero sí nos dice algo sobre su personalidad, el medio y la época en que se mueve. Sobre todo se busca que el protagonista destaque con su vehículo por contraste con los demás personajes y esto se observa muy claramente en las series de Televisión y películas de este género, casi todas inspiradas en obras literarias previas. El tema es inagotable, pero veamos algunos ejemplos tomados al azar.

El viejo auto Francés marca Peugeot que conducía el mal vestido detective de homicidios, con rango de teniente, que fumaba como chacuaco, el Ítalo-americano Columbo, contrastaba con los flamantes autos americanos Ford, Chevrolet y Chrysler que conducían los exitosos malosos de la serie. Sin duda, el hecho de que el coche de Columbo estuviese siempre sucio y lleno de abolladuras ayudaba a esa imagen de detective destartalado que transmitía Columbo, pero que inmediatamente intuía quién era el culpable y se hacía el tonto para darse tiempo a juntar evidencias para arrestarlo. El espectador también sabía quién era el culpable por lo que lo interesante era el cómo probarlo y no el quién lo hizo. 

El hábito no hace al monje ni el carro al súper detective. Y siguiendo con los contra-clisés, detrás de cada gran detective no siempre hay una mujer pero en el caso de Colombo se supone que sí porque se refiere a ella todo el tiempo pero ¡jamás aparece! 

En la serie de los años noventa del soltero empedernido Inspector Morse (novelas de Colin Dexter) éste tiene un Jaguar Mark II del año 1960, que al contrario de Colombo mantiene en magnífico estado y que es un reflejo de su fino raciocinio aunado al gran conocimiento y magnífico gusto por la música clásica, lecturas y vinos, aunque estos últimos acaban por llevarlo a la tumba (aunque no fumaba y no lo toleraba en su precioso carro). Hereda, como buena tradición inglesa, el puesto de inspector su sargento, Lewis, que es un simplón muy dedicado, casi chofer de Morse, pero no maneja sino autos del gobierno, aún cuando asciende a Inspector. Conservador pero democrático, cuando el sargento Lewis iba en su Jaguar, Morse manejaba, en parte también porque no le confiaba su preciosa y preciada máquina a nadie. Ya en la vida capitalista real en una subasta de 2004 el Jaguar de Morse se vendió como antigüedad por 100,000 libras, superando en una encuesta al Aston Martin de James Bond como el auto más famoso y el favorito de los ingleses.

En cambio, el famoso Inspector francés, oficialmente Comisario Maigret (novelas del escritor belga Simenon) no maneja y usa sólo autos oficiales con sus asistentes como choferes o taxis. Cuando sale con su esposa ésta siempre maneja y además parece vivir para cocinarle a su comodino (pero no conchudo esposo, que la trata con gran respeto) y corpulento marido Jules que tiene buen diente y a quien salva su gran estatura por un kilo para ser, perdón por lo políticamente incorrecto, obeso.  

De hecho, salió al mercado un libro llamado "Las recetas de madame Maigret " (Le cahier de recettes de madame Maigret. Robert J. Courtine) y con prólogo del propio Simenon en el que, entre otras, se recopilan aquellas recetas de las que da cuenta en sus novelas. La realidad imita a la ficción...

Una característica por las que Maigret resulta tal vez el personaje más encantador de la novela de detectives, es que siendo un sabueso de finísimo olfato policíaco, es a la vez un hombre sobrio y profundamente compasivo. Aunque en teoría es francés y debería ser un racionalista puro como Descartes, en realidad es más flexible. Al punto de que en algunos casos, una vez ha dado con su presa, el comisario decide hacer la vista gorda, por haber entendido de manera íntima las causales del delito que se cometió, el tormento del alma del delincuente y lo innecesario de la captura para el bien de la sociedad. 

Este aspecto probablemente le viene del lado belga que le imprimió disfrazadamente su creador Simenon (a propósito, ¿les he platicado que mi asesor de tesis fue un muy brillante profesor belga que tuve (qepd) y que le agradeceré siempre que me dio a conocer un libro extraordinario, La Estructura Absoluta, del francés Raymond Abellio? ¿No? Ya sé, divago, pero algún día les contaré sobre este enorme ensayo que enseña a...).

En fin, volviendo a Maigret, la forma habitual de solucionar los casos que se le presentan al Comisario es "introducirse en las vidas" de aquellas personas que están en torno al suceso investigado. Resuelve sus casos mediante la comprensión de las formas de vida de sus investigados, pensando, comiendo, viviendo como ellos. A través del Comisario Maigret, Simenon nos cuenta historias policiales pero sobre todo nos cuenta historias de personas, pueblos y ciudades, pequeñas historias que trascienden lo local al tratar temas universales. 

Maigret sigue más o menos el método del cura católico, el Padre Brown, detective inventado por Chesterton. Él mismo es católico, pero no muy practicante, como sí lo es el detective de Ágatha Christie, Poirot (que tampoco maneja pero como es solterón tiene a su tontón pero siempre disponible amigo Hastings como chofer, o usa taxis). Sin embargo, el Maigret de Simenon combinaba la exploración sensorial de la culpabilidad claustrofóbica con el gusto por el espectáculo y el sentimentalismo sensacionalista, que es la cara popular del catolicismo. 

Finalmente, Maigret es incansable fumador de pipa, y bebedor de cerveza y el aguardiente Calvados, y cualquier buen vino que se le ofrezca para acompañar una sabrosa comida, incluso un buen whisky antes de comer como los que apreciaba el Inspector Morse quien no fumaba pero era un gran tomador, a un litro de ser, perdón otra vez, alcohólico (¿o eso sí se puede decir?).

En la próxima veremos los personajes de la serie del Comisario Montalbano (novelas de Andrea Camilleri), éste sí italiano puro y por si fuera poco, ¡siciliano! . Obviamente en la mayoría de sus casos enfrentando a la mafia de mafias...

Si nos alcanza el espacio y le siguen interesando estas frivolidades les platicaremos de la serie checa Los Misterios de Kveta, la abuela abogada improvisada por voluntad propia como investigadora para ayudarle a su joven nieto no tan listo que trabaja para la policía y...hasta la próxima, amigas y amigos.

(Marzo-2018)

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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado