¿Son necesarios los programas para mujeres? Sí. Me podría aventurar a decir que, en este momento, son la balsa de salvación económica para muchas familias. El nuevo programa social que ha lanzado la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez, ha tenido bastante éxito. La situación económica del país es difícil, por mucho que se quiera mantener el precio de la gasolina estable, no se puede. Todos sabemos que si la gasolina sube, lo demás lo hará a la velocidad de la luz.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestran que hay 338,510 mujeres de entre 18 a 64 años en situación de pobreza extrema en el Estado de México. Muchas de estas mujeres son cabeza de familia, por lo cual llevar dinero a casa es una prioridad.
Este programa me llama mucha la atención porque, obviamente, va hacia las mujeres en situación vulnerable entre 18 y 64 años, pero reconoce la vulnerabilidad y prioridad de grupos de mujeres como las indígenas, las afromexicanas, mujeres enfermas de una enfermedad crónico degenerativa, con discapacidad, víctimas de delitos, repatriadas. Eso quiere decir que se ha puesto especial énfasis en todos esos grupos que muchas veces tienen que sobrevivir día con día, porque no pueden conseguir un empleo o porque simplemente las oportunidades se cierran ante sus ojos.
Ante el inminente cierre del Salario Rosa, muchas mujeres pensaron que quedarían en la indefensión, pero no era así. El programa Bienestar ha venido a sustituir ese apoyo que hace que las mujeres estiren el gasto para poder sostener a sus familias.
Considero que es fundamental que se apoye a las mujeres, sobre todo ante la inflación que estamos pasando, que no es nada fácil, pero ningún dinero es suficiente; los gastos de casa, de la escuela, los imprevistos nos dejan en indefensión. Me gustaría que estos programas también impulsaran el ahorro o la creación de pequeños negocios, sobre todo para hacer que el programa social llegue a más personas, pero más que ser una ayuda, sea el impulso para empoderar a las mujeres.
No critico el apoyo, al contrario, considero que es necesario, solo que además de dinero, ocupamos urgentemente que las mujeres puedan valerse por sí mismas. Sabemos que a la larga no hay recurso que alcance. Hay millones de mujeres que, a pesar de estar casadas, están en situación de vulnerabilidad, ya sea porque el sueldo de su esposo no es suficiente o porque simplemente sufren de violencia.
El apoyo económico siempre será una palanca para salir de cualquier situación, incluso de un matrimonio que esclaviza o lastima a una mujer, por eso me pregunto ¿por qué ellas no son consideradas? Antes de la veda electoral, se prepara el pago de 7,000 pesos y ya está el segundo registro. Necesitamos nuevas ideas para ayudar a las mujeres, algo más que solo dinero.
