En la historia de la humanidad, afortunadamente, se destacan varias mujeres que desafiaron la moral predominante de su tiempo a través de sus acciones:
Safo, reconocida como la Décima Musa por Platón, fue pionera en comprender el arte poético y musical. Dueña de su vida, se dedicó a escribir y también a educar a las mujeres de la isla de Lesbos, fomentando en ellas una conciencia que desafiaba la noción de que la procreación era el único propósito del matrimonio. En cambio, cultivaba en ellas un alto nivel emocional, promoviendo el deseo y el placer sin culpa.
Hypatia, por ejemplo, optó por no casarse para dedicarse por completo al cultivo del pensamiento, convirtiéndose en una gran maestra y escritora, aunque sus ideas plasmadas en sus escritos sólo se conocen a través de sus discípulos. Su decisión de ser ella misma le costó ser violada, descuartizada y quemada en la plaza pública.
Juana de Arco lideró el ejército francés, cambiando el curso de la Guerra de los Cien Años y liberando a su nación del dominio inglés. Fue acusada de herejía, nunca se retractó y fue condenada a morir en la hoguera.
Juana Inés de la Cruz, nuestra Décima Musa, fue una polímata que destacó en campos como la astronomía, matemáticas, filología, filosofía, historia, teología, pintura y poesía. Admirable hasta el punto de escandalizar con la "audacia" de su lucidez, fue obligada a deshacerse de su biblioteca y de sus colecciones de instrumentos musicales y de medición matemática. Años antes de su muerte, fue forzada a llevar una vida de clausura espiritual en un convento debido a su condición de mujer y religiosa, considerada incompatible con el carácter "profano" de su obra.
Afortunadamente, en la historia han existido mujeres dispuestas a ser auténticas y a alzar la voz. Antonieta Rivas Mercado se suma a estas mujeres que han luchado por dejar atrás las restricciones morales impuestas por la sociedad y romper los estereotipos de género para participar plenamente en la vida pública de su tiempo.
Si en la época de estas mujeres hubiera existido un premio a la desobediencia, sin duda habrían sido merecedoras, ya que desafiaron las normas de su tiempo.