Durante el primer debate de las candidatas presidenciales, Claudia Sheinbaum Pardo, por parte de la coalición “Sigamos Haciendo Historia”, y Xóchitl Gálvez Ruiz, de “Fuerza y Corazón por México”, ¡ha! y el candidato esquirol de Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, quien presume que ya se encuentra en segundo lugar en la carrera para el cargo, se presentaron varios detalles que revelan las personalidades de los contendientes.
Por su parte, Xóchitl atizó al cuestionamiento dirigido a Sheinbaum respecto de los temas espinosos para la oficialista, quien olímpicamente evitó responder, sustituyendo las respuestas a las que estaba obligada atender, por una cantidad obscena de mentiras. Lo que le valió el aplauso de los no pocos “analistas” desesperados por ganar la primicia, entre ellos, el periodista Carlos Loret de Mola.
En una de las preguntas que lanzó Xóchitl a Sheinbaum, ésta se atrevió a referir que sería el “otro” (Máynez) el que tendría que contestar. Ante tal sospecha de maridaje y descaro, por evitar las preguntas incómodas, y el disparo inagotable de mentiras con las que ha pretendido apoyar el castillo de naipes con las que monta su propuesta de gobierno, hay detalles que valen la pena observar de la postura de la morenista.
Claudia Sheinbaum, jamás se refirió a la candidata de la coalición de “Fuerza y Corazón por México” por su nombre, siempre lo hizo como: la candidata del PRIAN, de forma despectiva, lo que acentuó cuando dijo con respecto de las investigaciones de los hijos del presidente que le exigió Xóchitl diera a conocer su posición, señalando: “si tiene pruebas, que las presente ante el Ministerio Público”, sin siquiera voltear a ver a Gálvez Ruiz.
En el tránsito de preguntas y respuestas, surgieron varias de las que no hubo forma que pudiera manifestar alguna coherente posición, ni de los niños del Colegio Rébsamen, ni mucho menos de los 26 muertos que resultaron de la caída de la línea 12 del metro, a lo que Xóchitl, elocuente, restregó en la cara a la morenista que, la falta de mantenimiento fue una de las causas.
Pero ¿qué iba a responder Sheinbaum, si para ella, darle mantenimiento al metro es subirse en una escalera y limpiar uno de los anuncios, como presumió en una fotografía que se difundió en los medios de información, cuando despachaba como jefa de gobierno de la CdMx? Por cuanto a la que fue directora del sistema colectivo de transporte metro, Florencia Serranía, no se le quiso tocar ni con el pétalo de una rosa.
Lejos de contestar a los señalamientos de Xóchitl, la candidata del presidente se la pasó presumiendo logros de su gobierno cuando estuvo al frente, que fue por muy poco tiempo, pues la mayor parte la ocupó para hacer campaña rumbo a la presidencia de la República, utilizando, al estilo del obradorato, sus propios datos, difícil de ser comprobados.
Con la postura de la ex jefa de gobierno de la CdMx, se puede adivinar cómo sería su gobierno en el caso de ganar. El segundo piso del que habla, esclarece que continuará por el rumbo impuesto por el actual mandatario, con una marcada soberbia y desprecio hacia la oposición, a la que no le merecerá ni una mínima atención, y entonces, continuará el maltrato hacia aquellos, como sello de la casa.
La continuidad que ofrece Sheinbum, es sustentar en mentiras un proyecto que encumbra y seguirá encumbrando a unos cuantos, utilizando con exceso de demagogia, el “primero los pobres”, para soltar recursos destinados a programas sociales y mantener a los cautivos, agradecidos con su movimiento. No tanto para sacarlos de la pobreza.
Xóchitl le reprochó que se presentaba como una mujer fría, sin sentimientos, que no le provocó la mínima atención los damnificados de la línea 12, o del Colegio Rébsamen; aunque tampoco le representó preocupación alguna para ofrecer empatía a los padres de los 43 (hoy 44) de Ayotzinapa, que se encontraban plantados esperando ser atendidos por el presidente a unos metros donde la oficialista inició su campaña, no le merecieron siquiera unas palabras, es más, parecieron más un estorbo que hizo deslucir el inicio de su campaña.
El desdén mostrado por Claudia Sheinbaum y la frialdad con la que repite mentiras sin recato alguno, que para la mayoría de mexicanos ya son una letanía, dan cuenta de una candidata fría y calculadora que se regirá por lo que le indique el aún inquilino de palacio, y no se moverá de ahí.
Por lo anterior, suena ofensivo para la inteligencia de los mexicanos, que diga que la supuesta estrategia de “abrazos, no balazos” significa abrazar a los jóvenes, pero, además, exige se le responda: ¿en qué momento dijo el presidente que se iba a abrazar a los delincuentes?
La candidata del partido marrón considera que el pueblo es tonto, porque se le podría revertir la pregunta: ¿cuándo dijo López Obrador que los abrazos eran para los jóvenes? Reviste gran importancia recordar que cuando Secretaria de Gobernación, la ex ministra Olga Sánchez Cordero, en una entrevista de banqueta declaró en agosto de 2019, que el Gobierno dialoga con “muchos grupos” que están dispuestos a dejar las armas y avanzar hacia la pacificación del país, sin precisar a qué agrupaciones se refería, y aunque después salió el presidente a corregirle la plana, la declaración quedó ahí.
El problema para los mexicanos, es que no se visualiza en ningún sentido que con Sheinbaum se garantice la unidad del pueblo, o, que cesen los ataques en contra de los adversarios, o quizás, que se enderece una estrategia para un correcto combate a la delincuencia organizada que mantiene arrinconada a la sociedad; más bien, con ella seguirá la destrucción del país, apoyada en una cantidad ofensiva de mentiras para lograr sus pretensiones. Sí, Claudia Sheinbaum, se muestra fría y calculadora, cuyo gobierno, en el caso de salir victoriosa el 2 de junio, no escuchará, tampoco resolverá y sí, impondrá, hasta lograr el objetivo de lo que no se cansan en llamar: “la cuarta transformación”.
Supuesto retén.
Gran revuelo por un retén “amigable” que abordó a Sheinbaum en Chiapas, que más le sirvió para lanzarse en contra de “Latinus”, que para algo mejor; lo mismo ocupó el presidente López Obrador, quien, no puede ocultar su animadversión por el medio. No presentar denuncia en contra de los encapuchados, deja en evidencia que todo fue “interpretación conveniente para ambos”.