El Instituto para la Economía y la Paz elabora desde 2007 el Índice de Paz en México cuyo objetivo es medir integralmente la paz y el impacto económico de su deterioro. Recientemente se publicó el reporte correspondiente a 2023 en el que se observa que el mercado de marihuana y heroína se ha reconfigurado y ha sido desplazado por la presencia de la extorsión y el narcomenudeo. El reporte confirma que los carteles de Jalisco Nueva Generación y de Sinaloa se disputan las rutas. También corrobora que cobra gran presencia la fabricación del opioide sintético llamado fentanilo.
Entre 2015 y 2023 la paz en México se ha deteriorado un 14.4%. La tasa de homicidios se incrementó en un 54.1%, con su punto más alto en 2023. Los crímenes de la delincuencia organizada aumentaron un 145% entre 2015 y 2022. Ahora, los delitos siguen patrones divergentes, la tasa de asalto y robo sólo han variado 33% desde 2015, pero la violencia intrafamiliar y la violencia sexual se duplican cada año desde la misma fecha. El impacto negativo económico por persona se estimó en 37,430 pesos, es decir, más del doble del salario promedio mensual por trabajador registrado en el IMSS. El deterioro se atribuye al deficiente funcionamiento del gobierno, el incremento de los niveles de corrupción, a que el capital humano está desaprovechado y que el entorno económico pasó de sólido a incierto. Este documento, además, establece que, por el número de asesinatos cometidos en el periodo observado, nuestro país es uno de los más peligrosos en el mundo para ser político.
En medio de este desastre, López Obrador pronunció una de las frases más desafortunadas de su sexenio, en el tema de violencia. Una mañana con una displicente actitud, se atrevió a decir “es que no hay más violencia, hay más homicidios”. Nos dejó claro a quienes escuchamos semejante afirmación que no es capaz de entender que, justamente, los homicidios son una de las más claras expresiones de la violencia.
Mientras López Obrador niega la realidad, igual que su candidata, después del asesinato de los hermanos Javier Campos y Joaquín Mora, los jesuitas encabezaron un esfuerzo de la Iglesia Católica al que llamaron Diálogo nacional por la paz. Este ejercicio de análisis, organizado en mesas de trabajo, no sólo contó con la cooperación de expertos en el tema, también se involucraron más de veinte mil personas y 1,605 instituciones que participaron en 1,004 conversatorios y 50 foros de seguridad y justicia. El documento que resultó fue titulado Compromiso Nacional por la Paz y fue suscrito por la candidata Xóchitl Gálvez en marzo pasado. Recordemos que Claudia firmó, pero no compartió el contenido del documento, antes de firmar, hizo una larga lista de todos los aspectos en los que discrepaba y dijo que el diagnóstico era pesimista porque el país está en paz y goza de cabal seguridad, claro basada en los otros datos que se emiten desde el púlpito presidencial.
En el ámbito local, Melissa Vargas, candidata a la Presidencia Municipal de Toluca por la coalición Fuerza y Corazón por México, ha firmado, sin reservas, sin escatimar el valor de su contenido, el documento presentado por el Arzobispo Raúl Gómez González, ante cuya convocatoria firmaron el resto de los aspirantes.
Quiero compartir con ustedes algunos de los compromisos en lo local:
- Impulsar apoyo hacia las víctimas de violencia.
- Generar espacios de diálogo interinstitucional para la construcción de la paz.
- Promover un proceso de salud mental en la familias y comunidades para atender las secuelas de violencia.
- Promover en las escuelas una educación para la paz y un ambiente que ayude.
- Promover actividades para recuperar el espacio público.
- Impulsar comunidades comprometidas con la cultura del cuidad y corresponsabilidad.
- Impulsar programas de atención y prevención de adicciones.
- Realizar acciones del cuidado del medio ambiente.
- Promover la participación ciudadana en el diseño e implementación de políticas de seguridad.
- Reconocer, dignificar y recuperar el liderazgo de las policías municipales.
Y hablando de las iniciativas de la Iglesia Católica por la paz, no quiero pasar por alto la pregunta que en el tercer debate presidencial Xóchitl le hizo a Claudia sobre la falda con la imagen de la Virgen de Guadalupe que utilizó en un acto político. Además de que la ley prohíbe a los partidos políticos utilizar expresiones o símbolos religiosos en sus actos proselitistas, situación que Claudia no puede desconocer, Xóchitl tuvo razón en reclamarle: “tienes derecho a no creer en Dios, es un tema personal, a lo que no tienes derecho es a usar la fe de los mexicanos como oportunismo político, eso es una hipocresía”.
Dado que Claudia no es creyente ni católica, según ella misma lo reconoce, quizá ignora qué representa la Virgen de Guadalupe para el pueblo mexicano y piensa que es un souvenir o una postal que se pueda portar como cualquier otro objeto. No se vale que, por un lado, Claudia descalifique el trabajo sobre seguridad y violencia de miles de mexicanas y mexicanos, encabezados por la Iglesia Católica, mientras utiliza con fines proselitistas una imagen con tanto significado espiritual. Estoy seguro de que muchos al ver esa imagen en la falda se sintieron ofendidos y, de ser el caso, incluso cambiarían su preferencia. No es válida una posición convenenciera frente a las creencias religiosas de las personas.
Para concluir con el tema de la violencia, hay muchas razones para dar la bienvenida, en el espacio público, ante los resultados más que insatisfactorios de este gobierno, a todas las iniciativas para pacificar al país. En 2024, en México, casi todos hemos sido víctimas y casi todos la hemos pasado mal, bueno excepto los delincuentes que reciben abrazos e impunidad desde el gobierno federal.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
