El peso político del Estado de México, derivado de su importancia económica, posición geográfica y el gran padrón electoral que históricamente posee -al ser la entidad más poblada del país-, lo hacen un territorio no solamente atractivo, sino deseable y necesario para quienes contienden por la Presidencia de la República. Quien ha gobernado el estado siempre tiene presiones para “entregar buenos resultados” a sus respectivos partidos políticos.
Hasta 2018, la presión fue para gobernadores -todos hombres- emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Derivado del número de votos que se obtuvieran en la elección, se podía contar con el respaldo político del presidente en turno. Incluso si ese presidente era de la oposición, se consideró el número de votos para “apreciar” al gobernador mexiquense que correspondiera en el momento.
Si el resultado electoral en la entidad no favorecía al candidato triunfador, podía haber problemas para el gobernador, como le ocurrió a Mario Ramón Beteta Monsalve, quien dejó la gubernatura mexiquense en 1989, luego de que en las elecciones presidenciales de 1988, en el Estado de México no se alcanzaron los votos suficientes para un triunfo holgado del candidato priista, Carlos Salinas de Gortari. En su lugar se designó a Ignacio Pichardo Pagaza.
En los pasillos de la política local y nacional se afirmaba que había sido un “ajuste de cuentas” contra Beteta por no haber alcanzado la votación necesaria para Salinas de Gortari.
Ahora, en estas elecciones que se celebrarán el próximo domingo 2 de junio, la gobernadora Delfina Gómez Álvarez -como la morenista con mayor rango político en la entidad- tiene la presión (no oficial) de entregar una “buena votación” para su candidata, Claudia Sheinbaum Pardo. Se estima que deberán obtenerse, al menos, cuatro millones de votos, a fin de garantizar un triunfo contundente de su candidata.
Sin embargo, atendiendo al bajo perfil de la gobernadora, ella se ha mantenido reservada y en apego a lo que establece el marco legal vigente. No ha participado en actividades proselitistas de su partido político ni de la candidata.
Por ello, la reciente aparición de Sheinbaum Pardo con la ex rival de Delfina Gómez Álvarez, ha provocado sorpresa tanto en las filas priistas, como en la militancia morenista “pura”. Algunos no alcanzan a entender la razón de un mensaje político como el del pasado lunes, cuando en las redes de Sheinbaum se divulgó una fotografía con la ex candidata priista a la gubernatura mexiquense, Alejandra del Moral Vela, con el mensaje de que -luego de su diálogo con la (ahora) ex priista- “encontramos más coincidencias que diferencias”.
¿Qué sentido tiene mostrar esa fotografía con quien tuvo expresiones de descalificación hacia la actual gobernadora? ¿Para qué arroparla luego de que hace un año fue señalada por presuntos desvíos por cinco mil millones de pesos? Así lo consignó el medio oficial de morena, Regeneración: “Alejandra Del Moral se enoja y calla tras escándalo de los 5,000 millones de pesos desviados del EdoMéx” (https://regeneracion.mx/alejandra-del-moral-se-enoja-y-calla-tras-escandalo-de-los-5000-millones-de-pesos-desviados-del-edomex/)
¿Por qué se genera ese mensaje si las tendencias en las encuestas marcan un probable triunfo de la candidata morenista? ¿Acaso vislumbran algún riesgo de que en el Estado de México se pierda? ¿Cuál es la utilidad de vincularse con una ex priista (que ayer mismo renunció al PRI) que agredió permanentemente a la gobernadora y que tuvo expresiones de descalificación contra el actual gobierno federal y el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador?
Una interpretación pudiera ser que el mensaje y la presión real es para la primera mujer gobernadora que encabeza, también, la primera alternancia política en el Estado de México.
Por ello, no es casual el informe que ofreció (este martes 28 de mayo) la propia gobernadora, con respecto a la Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, y durante el cual aseguró que su administración trabaja para que la elección del próximo domingo se lleve a cabo “en un clima de paz y tranquilidad”, a fin de que las y los mexiquenses ejerzan su derecho al voto “en plena libertad y de forma segura”.
Así que más allá de las expresiones de enojo, desconcierto y reclamos de la clase política priista hacia su ex dirigente estatal y ex candidata a la gubernatura, el mensaje más poderoso está dirigido a Lerdo 300, donde se ubica el Palacio de Gobierno.
#TodoComunica
Acuda a votar el próximo domingo 2 de junio. Revise antes la ubicación de su casilla porque hubo cambios de domicilio en algunas secciones. Aquí la liga: https://ubicatucasilla.ine.mx/