Quien crea que no comunica, seguramente comunica mal. Es una expresión que sintetiza uno de los cinco axiomas planteados por Paul Watzlawick, en la Teoría de la Comunicación Humana, y que establece el hecho de que es imposible no comunicar. Eso significa que todo acto y comportamiento de las personas envía un mensaje, incluyendo los silencios, símbolos, gestos y, naturalmente, las palabras.
En el caso del ámbito político, los actos de gobierno -como ejercicio del Poder Simbólico (Pierre Bourdieu)- implican mensajes implícitos o explícitos y, por ello, es necesario que el diseño de los eventos sea cuidadosamente pensado, porque siempre tendrán un significado ante la sociedad.
Durante los últimos nueve meses, la administración de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez -la primera mujer que ocupa la titularidad del Poder Ejecutivo y la primera protagonista central de la alternancia política en el Estado de México, luego de más de 90 años del régimen priista- ha mantenido un perfil discreto, alejado de los reflectores y los actos faraónicos que en otro momento se les procuraba a los gobernadores.
Sin embargo, es imposible que se pretenda hacer un manejo “de bajo perfil” de la gobernadora, porque su investidura y la responsabilidad que implica su cargo, obligan la operación de logísticas de traslado y seguridad que le impiden pasar desapercibida al 100 por ciento. Es necesario asegurar su integridad y crear las condiciones adecuadas para evitarle un riesgo.
De hecho, aunque ella prefiere reducir al máximo las parafernalias de otros tiempos -que tenían docenas de guardias y asistentes a su servicio-, es fundamental que tenga un cerco de seguridad discreto y efectivo.
Otro aspecto de su desenvolvimiento es la realización de eventos públicos, en los cuales difícilmente (aunque no sería imposible) se han modificado las formas tradicionales de la política mexiquense con protocolos, proscenios, templetes, pódiums, símbolos e imágenes que identifiquen un evento oficial y, especialmente, que dan cuenta de la presencia de la gobernadora.
Ayer, por ejemplo, se realizó un evento en el que el proscenio (el diseño y el letrero que se coloca detrás de quienes encabezan la actividad) decía: “Celebración del 50 aniversario de Paleta Payaso”, y tenía la identificación de la Secretaría de Desarrollo Económico, el escudo del Estado de México y el imagotipo del actual gobierno, así como el logotipo de la empresa que produce ese producto tan conocido: la carita de chocolate con ojos y boca de gomitas.
Naturalmente, el evento significó un anuncio importante de la gobernadora, en el sentido de que durante los primeros nueve meses de su gestión, se han creado 68 mil nuevos empleos formales para igual número de mexiquenses. No es asunto menor, porque eso refleja la confianza de las empresas para invertir su dinero en la entidad y con ello contribuir a mejores condiciones de bienestar para la población.
Sin embargo, el proscenio envió un mensaje diferente. La primera gobernadora -cuya profesión inicial es la docencia y que se distingue por ocuparse del bien-estar de la niñez y la juventud-, celebra el aniversario de una golosina que contribuye poco a una alimentación balanceada, que tiene altas calorías y azúcares.
Habrá quien afirme que no hay nada de malo en ello o que así lo solicitó la empresa Mondelez Snacking; sin embargo, el hecho es que la imagen que enmarca el evento es la del Gobierno del Estado de México y la figura principal es la gobernadora.
Quizá habría que reflexionar con respecto a los mensajes que se envían desde la titularidad del Poder Ejecutivo, porque el propio Plan de Desarrollo del Estado de México 2023-2029, reconoce: “De acuerdo con estimaciones del DIFEM, en el 2022, había un total de 2,614,666 niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años en condición de pobreza, de los cuales 1,094,342 presentan carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad” (p. 156).
Por ello, en el Eje 4. Bienestar Social, el referido Plan de Desarrollo establece en su línea de acción 4.1.1.3 “Favorecer el acceso a una alimentación nutritiva y de calidad para la población en situación de vulnerabilidad”.
En comunicación política siempre hay que tener presente que -como lo explica Salgado (2019)- “los Discursos, implican mucho más que el lenguaje, y comprenden formas de actuar, interactuar, pensar, valorar, hablar, que se consideran pertinentes para un contexto específico”, porque, queramos o no, todo comunica.
#TodoComunica
Los cambios en el gobierno estatal continuarán. Si alguien piensa que no están sujetos a observación, se equivocan.