En la lucha por la igualdad y los derechos de la comunidad LGBTTIQ, es fundamental reconocer y celebrar la diversidad que la caracteriza. Cada individuo de esta comunidad aporta con sus particularidades y experiencias únicas, enriqueciendo así nuestra sociedad y promoviendo la inclusión y la tolerancia.
Como dijo Harvey Milk, activista y político estadounidense, "la esperanza nunca es silenciosa". Es necesario seguir alzando la voz y luchando por los derechos de todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género. La diversidad es un valor que debemos proteger y fomentar en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
En el ámbito jurídico, es fundamental que se garantice la igualdad de derechos para todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. La justicia y la equidad deben ser los pilares sobre los cuales se construyan las leyes y políticas públicas que regulen la convivencia en nuestra sociedad.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ha emitido pronunciamientos a través de tesis que sostienen que: “los discursos de odio van más allá de la mera expresión de una idea o una opinión y, por el contrario, resultan una acción expresiva finalista que genera un clima de discriminación y violencia hacia las víctimas entre el público receptor, creando espacios de impunidad para las conductas violentas”.
En el mismo sentido, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México durante mi presidencia señaló que la violencia ejercida por razones discriminatorias genera un impedimento o anulación en el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos, y puede dar lugar a crímenes de odio.
Como afirmó Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de los Estados Unidos, "las mujeres pertenecen en todas partes donde se toman decisiones". De igual manera, las personas LGBTTIQ merecen tener voz y voto en todas las instancias en las que se discuten y deciden asuntos que les conciernen.
La diversidad en la comunidad LGBTTIQ es motivo de brillo y orgullo. Debemos seguir trabajando juntos para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa, donde todas las personas puedan vivir con dignidad y plenitud. Como dijo Martin Luther King Jr., "la injusticia en cualquier lugar es una amenaza para la justicia en todas partes".
Es nuestro deber moral y ético luchar por un mundo más justo y equitativo para todos donde se haga posible lo que la Convención Interamericana señaló, al decir que “una sociedad pluralista y democrática debe respetar la identidad cultural, lingüística, religiosa, de género y sexual de toda persona, que pertenezca o no a una minoría, y crear las condiciones que le permitan expresar, preservar y desarrollar su identidad”. Solo así encontraremos convergencia en la disidencia y tolerancia en las diferencias.