Medios de comunicación ninguneados. La situación de los medios de comunicación con el arribo de un nuevo partido político a la Gubernatura del Estado de México no mejoró en lo absoluto, por el contrario, tienen cooptada su libertad, y no sólo de expresión, sino de libre tránsito.
Con la llegada de Enrique Peña Nieto como gobernador (priista), apareció el famoso “corralito” en donde nos encerraban -lo viví en carne propia- para evitar que importunáramos a los funcionarios con nuestras impertinentes preguntas que hacemos para enterar al pueblo mediante nuestros medios de comunicación.
Pero podíamos salir y esperar fuera a los funcionarios, a esos que paga el pueblo, para que nos informaran sobre su actuar sobre temas relevantes para la sociedad. El mismo Peña Nieto se acercaba a los periodistas, saludaba a algunos y hasta respondía algunas preguntas. Aún no era tan inalcanzable.
Antes de eso entrevistábamos hasta al propio gobernador en plena calle. En los eventos los gobernadores no estaban blindados, así entrevistamos a Alfredo Baranda, Ignacio Pichardo Pagaza, a Emilio Chuayffet Chemor, César Camacho Quiroz y Arturo Montiel Rojas.
Incluso había fiestas, como la noche del 15 de septiembre, en donde muchos representantes eran invitados y departían en el mismo espacio de Palacio de Gobierno con el gobernador y todo su gabinete.
Llegó Enrique Peña y las cosas comenzaron a cambiar, nació el corralito en los eventos y los reporteros dejaron de ocupar un lugar privilegiado para tomar las fotos a una esquina del presídium o el paso “por goteo” le nombraron. Aún había cierto respeto, pero la noche del 15 de septiembre, Palacio de Gobierno se dividía en sectores; los medios, al menos no todos, ya no convivían con el gabinete, tenían su propia cena apartada de la realeza, pero el gobernador se daba sus vueltitas, o algunos secretarios para platicar con sus amigos de la prensa.
Las condiciones empeoraron todavía con Eruviel Villegas, el número de medios convidados a sus reuniones fueron muy pocos, el corralito inamovible y las entrevistas había que tramitarlas con tiempo y cuestionario a través de Comunicación Social.
Peor aún fue con Alfredo del Mazo, en realidad ya ni había entrevistas, ni con él ni con nadie, por aquello del Covid, es más, no había ni eventos y cuando había, prácticamente sin presencia de los medios, total, mandaban el boletín y las mejores fotos, en donde, ni gente había.
Pensamos que con Delfina Gómez, el corralito desaparecería, pero no, me equivoqué, apenas el martes asistí a un evento en Palacio de Gobierno, nos juntaron a varios medios y en fila india nos dirigieron al corralito, sólo les faltó ponernos una venda en los ojos.
Adentro, en el Salón del Pueblo (según) una cinta nos divide de todos los que ocupan un cargo público, y el acomodador, con mala cara le grita a cualquiera que intente siquiera cruzar la línea (esa fui yo) casi me pega, me grita como si fuera mi papá, bueno, ni mi papá me grita así, sus ojos estaban rojos cuando pasé por debajo de la cinta (jijiji) y echaba espuma por la boca, neta que sí me dio miedo.
Peor aún, nos mantienen encerrados hasta que se retiren todos los funcionarios, si vieron el Titánic, pues hagan de cuenta, me sentí como el pobre Leonardo Dicaprio. Nos sacan por la puerta trasera, por la escalera lateral y la tercera puerta, y para los que “sirven” al pueblo la ruta es otra, la principal, siempre hay una línea divisoria y elementos de seguridad para evitar que desobedezcamos.
No cabe duda, superaron a los priistas, es humillante el trato que nos dan e incomprensible, no nos dejan entrevistar, no nos dejan transitar, parecemos apestados.
La verdad no creo que la Gobernadora Delfina Gómez haya dado esta instrucción o esté enterada del trato que nos dan, en la primera oportunidad, si es que la hay, le haré saber lo humillante que es este trato, pues lejos de mejorar las condiciones de los representantes de medios de comunicación cada vez es peor. Si queremos transitar libremente, mejor no hay que decir que somos de algún medio, porque entonces tendremos custodios permanentes para que nos grite todo el tiempo que “Eso está prohibido”.
Delfina Gómez lo está logrando
En contraparte, creo que la gobernadora lo está haciendo bien, está siendo muy inclusiva hablando de política, y hasta creo que se ha ganado de respeto de alcaldes y políticos que no militan en su partido político o de sus aliados; sí, hablo del PRI, del PAN y del PRD, quienes se refieren a la mandataria como una mujer firme y decidida, pero que los incluye y dialoga con ellos para lograr mejoras en los diferentes municipios.
Así se ha visto la excelente relación que lleva con el presidente del Poder Judicial del Estado de México, Ricardo Sodi Cuellar, o del senador electo, Enrique Vargas del Villar; o del alcalde de Metepec, Fernando Flores. Todos ellos hablan de una buena relación con ella, con quienes sí platica eh (lo digo por aquellos con quienes no habla, o sea los periodistas).
Creo su decisión de incluir una magna obra en cada municipio, es una manera de demostrar que gobernará por igual para todos, sean del partido que sean.
Habrá que esperar el momento en que decida dar su primera conferencia de prensa, ojo, conferencia de prensa, no aviso a medios, porque en esos sólo nos colocan como muñecos de nieve sin derecho a voz, nadie puede preguntar nada, sólo somos oyentes.
Reconozco que aún tengo la esperanza de que esta actitud con los medios de comunicación cambié y que los integrantes del gobierno estatal sean más accesibles con la prensa a quien respeten y ofrezcan facilidades para cumplan con la función social elemental de informar.
Nos leemos la próxima semana
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