Un 21 de julio de 1952, a la edad de 93 años, falleció en la Ciudad de México Pedro Lascuráin Paredes, tristemente célebre en nuestra Historia por haber ocupado la presidencia de México por tan sólo 45 minutos el 19 de febrero de 1913, de las 17:15 a las 18:00 hrs. A más de 70 años de su fallecimiento cabe preguntarnos el porqué de este período tan breve y qué tan importante fue la participación de Lascuráin y su paso por la Historia.
Pedro Lascuráin Paredes nació en la ciudad de México, de familia acomodada y de origen vasco, fue nieto de Mariano Paredes y Arrillaga, quien también ocupó la presidencia de México por un breve lapso del 31 de diciembre de 1845 al 28 de julio de 1846. Pedro Lascuráin, fue abogado titulado, concluyó sus estudios en el año de 1880 en la Escuela Nacional de Jurisprudencia.
Ya como abogado, Lascuráin desempeñó cargos en la administración pública del Distrito Federal, aunque participó en la administración porfirista y desempeñaba sus cargos con cierta fidelidad, no era férreo defensor del Porfiriato y se alejaba de las polémicas electorales. En 1911 el Porfiriato llegó a su fin, en su ánimo conciliador, Francisco I. Madero invitó a varios ex porfiristas para sumarse a su gobierno, Lascuráin fue uno de éstos. Desempeñó su cargo sin inmiscuirse en ninguna intriga política y respetando el gobierno de Madero, e incluso lo defendió frente a las acusaciones de Estados Unidos desde su posición como Secretario de Relaciones Exteriores. Esto hasta febrero de 1913, cuando todo cambió para él.
En febrero de 1913 el gobierno de Madero fue derrocado mediante un golpe de Estado conocido como la “Decena Trágica”. Victoriano Huerta, unos de los principales artífices del golpe, tuvo el apoyo de Lascuráin para dar legitimidad al gobierno golpista. La constitución, en su modificación de 1904, aseguraba que cuando no existiera la figura de presidente o vicepresidente, el poder ejecutivo recaería en el Secretario de Relaciones Exteriores, cargo que desempeñaba en ese momento Pedro Lascuráin.
Lascuráin tomó posesión de la presidencia un 19 de febrero de 1913 a las 17.15 hrs. tiempo del centro de México, en ese lapso nombró a Victoriano Huerta como secretario de gobernación y posteriormente redactó y firmó su renuncia a la presidencia. Con Lascuráin fuera y sin haber Secretario de Relaciones Exteriores, le correspondió a Huerta asumir la presidencia de la república.
Así pues, se realizó una fórmula jurídica para dar legitimidad al artero golpe de Estado contra el presidente Madero y Lascuráin pasó a la historia como el mandatario republicano más “breve”, no sólo de México, también de la historia mundial. Las acciones de Lascuráin, causaron mucho desprestigio a su figura e imagen pública, ya que gracias a él, Victoriano Huerta, uno de los responsables del asesinato de Madero, pudo llegar al poder. Lascuráin quedó en la Historia con un burlesco record y como un ministro que se prestó a una traición política.
Sin embargo, Lascurain siempre afirmó que se ofreció a esta farsa gubernativa a cambio de salvar la vida de Madero y José María Pino Suárez, lo que al final nunca sucedió. Después de la Decena Trágica, Lascurain se dedicó al ejercicio de su profesión alejándose de la vida pública. En 1931 fue rector de la Escuela Libre de Derecho y en años posteriores se dedicó a la investigación y docencia jurídica, actividad que complementó con la práctica de la abogacía.
Aun en sus últimos días de 1952, Pedro Lascuráin siempre aseguró que actuó de esa forma para salvaguardar la vida del presidente, e incluso hizo jurar a Huerta por la Virgen de Guadalupe. Lo anterior es imposible asegurarlo con certeza; empero, es innegable que Lascuráin como funcionario fue fiel servidor al gobierno, al cual defendió sin importar su filiación política. Más allá de demonizar o enaltecer a un personaje histórico, debemos resaltar su obra a través del tiempo, y Pedro Lascuráin fue un ministro que desempeñó sus cargos con mucha habilidad, algo que a muchos funcionarios les hace falta hoy en día.
Juan Manuel Pedraza Velásquez. Historiador por la UNAM.
