Arranque en desventaja

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Publicado en Opinión

Arranque en desventaja

Miércoles, 07 Agosto 2024 00:06 Escrito por 
Ricardo Joya Ricardo Joya La tribu entera

Hace algunos años, en una clase de 7 a 9 de la mañana, coincidí con un estudiante muy participativo. Siempre estaba informado (punto esencial cuando la materia está relacionada con el periodismo) y tenía mucho ánimo de aprender y aportar. El detalle era que con cierta frecuencia faltaba uno de los dos días de sesiones a la semana. Los jueves llegaba cuando estábamos terminando.

Sin embargo, los martes siempre estaba puntual con sus tareas, además de que sí hacía las lecturas y tenía apuntes para participar en la discusión del tema. Preguntaba mucho sobre detalles de la profesión, lo que me permitía dar más ejemplos del ámbito laboral. Valía la pena su presencia, porque nutría las clases.

Al transcurrir cuatro semanas en esa dinámica: martes, presente; jueves, ausente. El quinto jueves -cuando llegaba con claras señales de que apenas había despertado-, le advertí que sus faltas con el esquema de evaluación (que consideraba las participaciones y las tareas de cada sesión) harían “cortocircuito” y probablemente tendría problemas para aprobar la materia.

Apenado me respondió: “Perdone, profe” -dijo muy atento-, “pero salgo tarde del bar”.

“¡¿Cómo?! ¿Y todavía me lo dices? Ya deja la fiesta y enfócate”, le respondí entre sorprendido y molesto.

“No. -atajó- Es que trabajo en un bar para pagarme mis estudios. Y trabajo de miércoles a sábado, y salgo a las 3 de la mañana, luego de limpiar el local y hacer las cuentas. Por eso no alcanzo a llegar los jueves, no me da el cuerpo para levantarme y llegar a las 7”, me explicó.

Quedé atónito, porque jamás pasó por mi cabeza que tuviera que trabajar en un bar para pagarse sus estudios. Al cuestionarle el por qué, me contó que su papá le dijo que “de la comunicación no viviría” y como no quiso estudiar otra cosa, pues no le iba a apoyar con pagarle esa escuela. Si quería estudiar comunicación, entonces él tendría que cubrir sus gastos. Así, en pleno siglo XXI, el papá imponiéndole qué no estudiar.

Aquel joven me dejó como lección la importancia de conocer un poco más de las y los estudiantes para entender su circunstancia y comprender que -en muchos casos- no es que no quieran “echarle ganas a la escuela”, sino que deben procurarse la subsistencia y los gastos para la escuela, porque sus familias no le apoyaban.

A ese joven lo comprendí y le dije que cumpliera con sus entregables, mantuviera su alto nivel de participación y colaborara con el equipo que hizo con sus compañeros. Obviamente no alcanzó el 10, pero aprobó la materia. Siguió su camino, aunque más adelante algún compañero docente no tuvo la misma comprensión y reprobó su materia. Le sugerí que cambiara de turno. Lamentablemente le perdí la pista a aquel joven. Ya no lo vi en la facultad.

Ahora, este ciclo que inició -como lo hago desde hace varios años- les pedí a mis estudiantes que se autopresenten con un texto breve y que respondan otras preguntas. Eso me ayuda a evaluar las habilidades para redactar, además de que me ofrecen información para tener “pistas” de sus condiciones personales… cuando así lo comparten.

Nuevamente me sorprendí, porque un joven nos compartió que él decidió recuperar sus estudios que abandonó por la pandemia, pero su familia le asegura que no logrará algo estudiando, que eso no le dejará algún beneficio y que mejor se dedique al comercio (informal). “Yo no quiero eso para mí. El comercio no es malo, pero yo quiero algo más. Quiero hacer algo por mi sociedad y quiero que este país mejore. Por eso estudio políticas”, afirmó frente al grupo. Espero que continúe y que encuentre las condiciones para alcanzar su objetivo.

Ambos casos me han dejado en claro que para muchas y muchos jóvenes es difícil alcanzar un desempeño de excelencia, cuando no cuentan con el apoyo de su familia y cuando -por el contrario- ahí tienen la principal resistencia para estudiar. Entendí que muchas y muchos de ellos están haciendo un doble esfuerzo para subsistir y estudiar, pero carecen de las condiciones “óptimas” para lograr desempeños sobresalientes.

Por ello, sería importante que el sistema educativo pusiera más atención en esos casos en particular y que los criterios para la asignación de becas, estímulos y apoyos, consideren las particularidades de algunos casos que requieren un impulso adicional, para tratar de “suplir” o “revertir” (si eso es posible) la ausencia -o los bloqueos- de las mismas familias. Porque, aunque el entorno escolar puede ser un igualador social, no todas las personas arrancan en las mismas condiciones y eso, de inicio, les coloca en franca desventaja.

#TodoComunica

Mantener las “conferencias informativas” diarias desde la Presidencia de la República es una decisión que ya aprobó la virtual primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo. Era natural sostenerlo, porque ese modelo de “comunicación” le ha dejado buenos resultados al actual presidente. ¿Para qué cambiar de modelo si hasta los medios se han adaptado a ese esquema?

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Ricardo Joya

La tribu entera