Las expectativas
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Publicado en Opinión

Las expectativas

Jueves, 22 Agosto 2024 00:03 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

En días pasados se entregó a Claudia la constancia de mayoría como ganadora de la elección presidencial. En breve tiempo iniciará la LV Legislatura del Congreso de la Unión, lo mismo en nuestro estado se iniciará la LVII Legislatura. He observado que los ciudadanos están divididos entre quienes tienen una alta expectativa de los nuevos gobiernos y quienes no sólo no esperan nada bueno, sino suponen llegará una transformación negativa de las condiciones de vida. Ciertamente, no hay que olvidar que, para algunos, los cambios en los gobiernos pasan inadvertidos.

Quisiera traer a colación un video (disponible en YouTube) de Roxana Kreimer, filósofa y doctora en ciencias sociales de nacionalidad argentina, en el que reflexiona sobre cómo nos engañan nuestras expectativas. Comencemos por decir que expectativa es una predicción de lo que creemos que sucederá en el futuro, incluida la sorpresa de que suceda algo diferente de lo esperado.  En nuestra expectativa influye la atención que ponemos en los hechos que ocurren, a través de la cual detectamos eventos inesperados. Nuestra capacidad de detección puede mejorar entre más experiencia y conocimiento tenemos en algún tema en particular. Aunque Kreimer advierte que puede ser peligroso sobrecargar nuestra atención con estímulos mediáticos, por ejemplo, con las redes sociales que alteran la capacidad de concentración.

La atención selectiva es una tendencia a percibir lo que buscamos e ignorar aquello que nos es ajeno. Incluso la “pareidolia”, de la que ya hemos hablado anteriormente, nos permite ver un patrón (imágenes) que no está presente en un objeto, pero lo percibimos porque nos resulta familiar, como ver caras de personas en las nubes. En este sentido, hay que añadir el sesgo confirmativo que nos lleva a poner más atención en lo que coincide con nuestras ideas previas e ignora lo que no coincide. De ahí que los seguidores de Morena tengan la firme idea de que todo está bien, que la seguridad ha mejorado, que la economía vive su mejor momento, que la inseguridad ha disminuido y que todos los problemas que tenemos se deben a los gobiernos neoliberales.

Otro elemento que distorsiona nuestra expectativa es la excesiva confianza que tenemos en nuestros juicios y habilidades, no sólo en los nuestros sino en los de las personas en quienes confiamos, que en sus argumentos parecen muy seguras de sí mismas, que sobrevaloran sus capacidades y son optimistas respecto a los hechos que suceden. Nuestra memoria es otra influencia en las expectativas que tenemos, al creer que funciona como una foto, pero esto no siempre es así. Olvidamos detalles y tendemos a encontrar patrones simplificando la realidad para poder entenderla. La memoria recupera y selecciona la información según qué nos importa en cada momento de nuestra vida, por esta razón cuando hablamos del pasado hablamos de cosas distintas.

Por otra parte, el pensamiento desiderativo es una falacia que consiste en creer que algo es verdadero sólo porque lo deseamos, pensar de este modo puede perjudicar porque nos lleva a dar por ciertas cosas que son falsas. Más aún, en las opiniones políticas se suele creer que nuestro grupo es mejor que los demás, y esto sucede tanto a los seguidores de Morena como a los demás. Esta convicción puede incluso manifestarse en agresiones verbales y hasta físicas, como fácilmente lo podemos verificar en redes sociales y, lamentablemente, en algunos hechos en las calles y plazas públicas.

Las opiniones políticas de los grupos se basan más en deseos que en evidencias, no dudo que los seguidores y fans del actual gobierno tengan la firme convicción de que se acabó la corrupción, que la seguridad es una realidad, que la pobreza ha disminuido y que todo lo malo es culpa de Felipe Calderón. Sin embargo, los efectos de una medida política deben medirse con estudios científicos y no con especulaciones derivadas de deseos o ideologías. Con esta última afirmación quiero mostrar que la pretendida reforma al poder Judicial es más un capricho que un proceso de hechura de políticas públicas.

En las reformas propuestas, como la desaparición de los órganos autónomos, prevalecen las teorías conspirativas y supersticiones que tienen los funcionarios actuales y que se basan en sus deseos y expectativas. Los mitos populares surgen del deseo de que algo sea cierto sin tener pruebas. Eso también sucede con la idea de que la reforma al poder Judicial mejorará la impartición de justicia, porque los jueces y magistrados dejarán de obedecer al interés de unos cuantos, y que terminará con los privilegios de los empleados de ese poder, porque ahora responderán a los intereses del “pueblo”.

Para evitar caer en una expectativa falaz es necesario activar nuestro pensamiento crítico. Para construir una expectativa real ese pensamiento crítico necesita practicarse, reforzarse con información basada en evidencias, con datos científicos reales; diferenciar las razones de las opiniones, además de verificar estadísticas y estudios objetivos. Debemos desconfiar de quien hace predicciones sobre el futuro sin evidencias. En ese sentido, es indispensable buscar otras opiniones sobre cada asunto que nos interese para tener una visión más completa sobre ellos. Tengamos en cuenta que si alguien quiere creer en algo es difícil que logremos que cambie de opinión. A quienes deciden creer, les basta la promesa de que todo irá mejor. Y es así, aunque sepamos que creer en algo sólo porque nos resulte confortable o útil en este momento no es la mejor opción.  ¿En qué posición quisiéramos estar estimadas lectoras y estimados lectores?

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

Palabras al viento