"No Llego Sola, Llegamos Todas”.
El 1 de octubre de 2024 marca un día histórico para México, un país que ha dado un giro significativo en su rumbo político y social. Claudia Sheinbaum Pardo se ha convertido en la primera mujer en asumir la presidencia de México, un hito que, tras 200 años de República y 65 presidentes hombres, nos recuerda la importancia de la representación femenina en las más altas esferas del poder. No se trata solo de un logro personal, sino de un símbolo de lo que las mujeres han luchado por conquistar en nuestra nación.
Sheinbaum, en su discurso inaugural, no solo enfatizó su rol como primera presidenta, sino que también hizo un llamado profundo sobre la importancia del lenguaje. “Lo que se nombra, existe”, dijo, subrayando que la visibilidad de las mujeres en cargos de poder no es solo una cuestión de ocupar el puesto, sino también de ser reconocidas plenamente en él. La insistencia en ser llamada "presidenta" refleja una lucha mucho más amplia: la batalla por hacer visible el trabajo y la presencia de las mujeres en todos los ámbitos.
Este avance no puede desvincularse del contexto histórico que nos precede. México es una nación que ha sido forjada por mujeres y hombres valientes, como Josefa Ortiz de Domínguez, que con su famoso "taconazo" marcó el inicio de la lucha por la independencia, o Leona Vicario, una madre de la patria que defendió el derecho a pensar y actuar libremente, tanto para mujeres como para hombres. Estos nombres, que antes solo aparecían de manera simbólica en los libros de historia, ahora se materializan en un nuevo capítulo: el de la igualdad efectiva.
Pero este cambio no es solo simbólico. Por primera vez en la historia, el Poder Legislativo mexicano es completamente paritario, con 250 mujeres y 250 hombres, un paso crucial hacia una democracia más justa. Este logro no debe ser visto como un simple equilibrio numérico, sino como un reflejo de una sociedad que finalmente reconoce que las voces femeninas son indispensables en la toma de decisiones.
México es una nación construida sobre principios de justicia, igualdad y soberanía, que José María Morelos plasmó en sus “Sentimientos de la Nación”.
Hoy, más de 200 años después, ese ideal de igualdad se fortalece con la presencia de una mujer en la silla presidencial, y con ella, el mensaje de que las mujeres también tienen el derecho y la capacidad de conducir el destino de nuestro país.
En su discurso de toma de posesión, la doctora Claudia Sheinbaum subrayó que este es un tiempo de transformación y de mujeres, marcando un hito en la historia de México al convertirse en la primera presidenta de la nación.
“Durante mucho tiempo, las mujeres fuimos anuladas, a muchas de nosotras nos contaron una versión que nos quería hacer creer que el curso de la humanidad era protagonizado por hombres, hoy sabemos que las mujeres participaron en las grandes hazañas de México y hoy sabemos que las mujeres podemos ser presidentas (...)”, afirmó Sheinbaum, denunciando las versiones históricas que invisibilizaban el papel femenino en los grandes logros del país.
Hoy, esas narrativas se desmoronan, reconociendo que las mujeres siempre han estado presentes en las hazañas más importantes. Con un profundo sentido de gratitud, Sheinbaum rindió homenaje a las "heroínas anónimas", mujeres indígenas, trabajadoras del hogar, y todas aquellas invisibles que, desde sus hogares o lugares de trabajo, lucharon para hacer posible este momento. "Llegan nuestras nietas, las que soñaron con la posibilidad de que nuestro sexo no determinara nuestro destino", afirmó la presidenta, asegurando que con su victoria llegan todas esas mujeres, libres y felices, que fueron parte de este triunfo colectivo.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia es un triunfo de todas las mujeres que han luchado por su lugar en la historia. Nos recuerda que la participación política de las mujeres no solo enriquece nuestra democracia, sino que la fortalece. Como ella misma dijo, lo que se nombra, existe, y hoy más que nunca, es hora de nombrar y reconocer el papel de las mujeres en la construcción del México que soñamos.
Este 1 de octubre no solo inicia un nuevo sexenio, sino una nueva era para México, una en la que las mujeres son protagonistas indiscutibles del cambio. “Soy madre, abuela, científica y mujer de fe y a partir de hoy por voluntad del pueblo de México la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos”.
