Corría el año 2009 cuando conocí a Mario Santana Carbajal, un político con una templanza y porte distinto que ve y habla de frente, sin rehuir a los cuestionamientos incómodos. En ese momento, recién había ganado la elección electoral como Presidente Municipal de Villa Victoria por segunda ocasión, pero enfrentaba dificultades para tomar posesión de su cargo.
No le fue fácil sujetar las riendas del ayuntamiento, por las diferencias que tuvo con sus adversarios políticos, como puede ocurrir en cualquier parte, quienes buscaban impedir que el edil iniciara el viaje político que le correspondía al haber ganado holgadamente su municipio por medio del voto depositado en las urnas.
Al final, la legalidad le dio la razón, asumió el cargo y emprendió un camino de éxito que ha logrado colocar a su municipio en el contexto estatal, ganándose la admiración y respeto de la clase política de la entidad, por el mérito que significó haber abonado con sufragios a su instituto, hoy tan necesitado de triunfos.
Ha sido tal la evidencia de logros que ha cosechado, que, cobijado por su gente, fue impulsado para, de nueva cuenta y por quinta ocasión, ganar el cargo de presidente municipal; siendo que ha conseguido cinco triunfos como edil y 3 como diputado local; es decir, en total 8 triunfos sin perder y con el mismo partido. Con base en lo anterior, es obvio que deja ver lo que puede hacer en la contienda electoral.
Santana Carbajal fue de los pocos que obtuvo buenos dividendos en favor del tricolor enfrentando a la aplanadora que significó Morena con el efecto López Obrador; porque los candidatos de esa alianza, no impresionaron tanto por su calidad, sino porque la gran mayoría sabía que para ganar bastaba únicamente montarse en la popularidad del candidato presidencial, y más, no hacer nada.
Lo mismo ocurrió con los panistas que, de pronto, fueron coronados con cargos que no esperaban en aquel, ahora lejano año 2000, cuando Fox arrasó en las votaciones y animó a un gran número de ciudadanos para que le brindaran su confianza votando por demás panistas, pues por costumbre, el elector no estudia a los demás aspirantes a cargos de elección popular, vota por quienes acompañan al que se postula para presidente sin chistar, aunque desconozcan lo mínimo de sus propuestas.
Lo anterior no es nuevo, antes pasó, sigue y al parecer seguirá pasando, solo que ahora con más descaro por quien deja la presidencia, ya que, conocedor de su cómoda ventaja que le da ser titular del ejecutivo federal, se convirtió de plano en el coordinador de campaña de Claudia Sheinbaum, aprovechando al máximo los reflectores y programas sociales.
Bajo este tenor, es importante resaltar el poderío al que tuvo que enfrentarse Santana Carbajal, no era fácil competir de tú a tú; sin embargo, lo hizo, y mostró a propios y extraños esa habilidad política que llegó a una madurez significativa, porque, además, no solo alcanzó el triunfo irrefutable, sino lo hizo con elegancia y de manera contundente.
No es por nada que el político oriundo de Villa Victoria ha sido nombrado en repetidas ocasiones para la presidencia estatal del Revolucionario Institucional, que dicho sea de paso, requiere de refrescar la dirigencia después de la penosa derrota que tuvo que padecer a manos del partido en el poder. Que, también, hay que aceptarlo, mucho tuvo que ver lo que dejó de hacer Alfredo del Mazo Maza, quien materialmente obsequió en bandeja de plata el estado de México a López Obrador.
Es por lo que muchos priistas lo identifican como traidor, hizo todo lo que estuvo en sus manos para perder; muchos priistas así lo señalan y, molestos, expresan en corto que tuvieron que poner de su bolsa para hacer proselitismo, que al final, no sirvió de mucho, porque fueron abandonados; entonces, ¿cómo iba a competir la coalición que se formó con el PAN y el PRD para hacer frente ante tanto derroche de dinero de parte del oficialismo?
Si tan solo hubiese operado a la mitad de lo que ese partido sabe hacer, como se puede observar en elecciones pasadas, la competencia tendría que haber sido más pareja, pero “los dejaron morir solos” y, ese ha sido el clavo que ha sepultado en gran medida la esperanza de recuperar la grandeza que tuvo el PRI en la historia.
Por lo anterior, aún parece increíble que los priistas no exijan cuentas a sus líderes y se conformen con las prerrogativas que tienen para pasar por la “sombrita”; peor aún, “alito” Moreno, líder nacional, impulsó reformas a los estatutos para mantenerse en la dirigencia.
En semejantes circunstancias se encuentra la líder estatal, Ana Lilia Herrera Anzaldo, a quien no pocos colocaban como contendiente para buscar el gobierno estatal; sin embargo, nunca se sabrá cuál hubiese sido la respuesta social, la imposición del mandatario de colocar a Alejandra del Moral, le quitó a la ahora presidente estatal y demás priistas, esa posibilidad.
El entorno era ideal para pelear de tú a tú contra Morena y su coalición, que significaba enfrentar contra una cantidad infame y ofensiva de derroche de recursos federales que apoyaron a su candidata, y de haber sido el caso, se antoja un escenario nacional diferente, es por lo que Alfredo del Mazo no solo debilitó al PRI en la entidad, también dio un fuerte golpe a la coalición y ciudadanos esperanzados en enfrentar un piso parejo en las elecciones de 2024. Y pensar que hay quienes creen que del Mazo puede ser el próximo candidato por parte de Morena a la presidencia de México.
Ahora, sería el tiempo de buscar aliviar y mejorar el entorno político, Mario Santana Carbajal tiene las herramientas, el conocimiento y la experiencia para poder impulsar una nueva dinámica en su partido; con ello, recuperar el tiempo y el terreno perdido. ¿Qué le hace falta a ese partido para darse cuenta que tienen que empezar a trabajar desde ahora para mostrar una cara distinta de cara a los próximos comicios?
Si el PRI, el PAN, y demás partidos que tienen posibilidades de crecer no hacen nada y solamente buscan acercarse a la sombra que les puede dejar subsistir, la esperanza de recuperar la democracia se aleja cada vez más; sobre todo, porque el líder morenista, único que decide en ese partido, adelantó en exceso el inicio de la postulación para posicionar a su hijo Andrés López Beltrán para 2030, su padre ya se acostumbró a marcar los tiempos en política, y esta no va a ser la excepción; así lo tienen entendido en el partido marrón, ahora más alineados que en otros tiempos lo hacían en el PRI.
