Este 1 de octubre inició el nuevo gobierno. Quedan en la memoria las lágrimas, sin secarse, de Luisa María Alcalde y Andrés Manuel, por la nostalgia de término de gobierno. Son muchas más las lágrimas que se derramaron por la frustración y pérdida de vidas, seres y bienes perdidos, por el cambio prometido (para bien) que nunca llegó.
Realmente le dejan a Claudia un gobierno peor del que recibió López, quien termina con una popularidad de aceptación similar a otros. Zedillo terminó con 69 %, López con 68%, Calderón obtuvo 61%, Fox 60% y sólo Peña terminó con 30%.
Queda atrás el sexenio más violento de la historia reciente. Los homicidios crecieron en un 64% en relación con el sexenio que le antecedió, además está el incremento desproporcionado de personas desaparecidas. En cuanto a homicidios, por sexenio, Fox llegó a 72,537; Calderón a 99,739; Peña a 117,996 y, según el “Seminario sobre violencia y paz” de El Colegio de México, López cerró con 193,377 homicidios y 51,837 personas desaparecidas y no localizadas.
A esto hay que agregar el récord histórico en extorsiones, en robo a negocios, violaciones y violencia familiar. Cualquiera que sea la cifra, el país que deja López está ensangrentado, lleno de muerte y violencia… por eso, le doy tanta importancia a estas cifras, porque no debemos acostumbrarnos, ni normalizarlas. Y no debemos olvidar que detrás de cada muerte, no importa quién sea, había una historia de vida… y su ausencia deja dolor y vacío para muchos.
La información sobre el deterioro de la protección a los derechos humanos ha llegado incluso a las organizaciones internacionales y especialistas en la materia, lo citan como uno de los principales retos, además del descontrol en migración y corrupción. Y asuntos verdaderamente graves como el desabasto de vacunas (para todas las edades, pero principalmente el cuadro básico para la primera infancia) y medicamentos, incluso oncológicos y psiquiátricos. La lista podría seguir muy larga en salud, educación, finanzas públicas, medio ambiente (lucha contra el cambio climático) y cancelación de la división de poderes.
Abundando en el tema económico cito algunos indicadores. Por ejemplo, el PIB, que es un indicador de la riqueza de un país, con Fox creció en un 10.88%, Calderón 5.5%, Peña 7.58% y con López -2.70 % (periódico Reforma con datos de Banco de México). En el anterior sexenio no sólo no se produjo riqueza, más bien perdimos lo ganado anteriormente. En pocas palabras, somos un país más pobre. Este indicador comparado con otros países, entre 2018 y, 2024 en China creció 4.9%, en Colombia 2.5%, en los EU 2.2%, en Brasil 1.8%, en Chile 1.6% la Unión Europea 1.1 y México de tan solo 0.8% (promedio anual).
El think tank Ethos Innovación en Políticas Públicas, entrevistó a Javier Oliva Posada, profesor e investigador de ciencias políticas y sociales, quien establece que debemos empezar por reconocer el problema que vive nuestro país con objetividad y con la gravedad de la situación. Señala que la solución debe estar alejada de tres cosas: voluntarismo, improvisación y ocurrencias.
Para este los investigadores de Ethos el diálogo está ausente, pero debe darse y ser respetuoso y permanente con todos los partidos políticos, sus coordinadores parlamentarios, al igual con los integrantes de las instituciones autónomas y yo agregaría con la sociedad civil organizada y cualquier grupo de mexicanas y mexicanos que exija ser escuchado.
Soy optimista y deseo que a México le vaya bien. Es cierto que al nuevo gobierno le dejan un desastre: recursos escasos, infraestructura deteriorada y menor que la existente hace seis años, programas sociales sin sostenibilidad y los recursos en los estados no llegan para las obras de gran calado que les hacen falta.
No es suficiente que la esperanza esté cifrada en el único concepto de que la titular del ejecutivo sea mujer. No basta, no es suficiente. Eso debe quedarnos bien claro. Tampoco basta su supuesta mentalidad “científica”, que hasta ahora brilla por su ausencia. La presidenta tiene que hacer un gobierno inteligente, revisar con rigor la realidad y gobernarnos a todas y todos, no sólo a quienes votaron por ella o su partido, no sólo a los seguidores de López. Su primer reto es recuperar la paz en los hogares, para alcanzar la paz en la nación.
Su discurso en su primer día de gobierno pudo haber sido el más importante de su vida, fue ideal para quienes votaron por la continuidad y decepcionante para quienes esperábamos algunos elementos diferenciadores de su antecesor. Pero esto apenas está comenzando y hay tiempo de encontrar el rumbo que la ubique en la historia. Hay tiempo para que dé las respuestas que esperamos todas y todos para que este país recupere el camino de su grandeza y nos sintamos orgullosos. ¿Ustedes qué opinan estimadas y estimados lectores? ¿Logrará Claudia ser una presidenta independiente de su mentor, cómo van las señales?
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.