¿Cuántas veces se le cuestionó al expresidente Andrés López Obrador si Claudia Sheinbaum pretendía ser una copia de su persona y cuántas veces aparentemente irritado, decía que no? Bueno, al inicio del gobierno de la nueva presidente, la duda, si es que aún la había, debería despejarse por completo.
Cada mañana, con cada frase, respuesta y posición, Sheinbaum, durante sus apariciones mañaneras, no se preocupa en ocultar que intenta imitar los modos, frases y hasta las pausas que hacía su mentor; peor aún, deja en evidencia que pese a negarlo, sigue las indicaciones de López Obrador.
No obstante que, al momento de dar su discurso inicial en la toma de protesta, la nueva titular del ejecutivo federal, aparentemente hacia un guiño a la oposición, al manifestar que habría diálogo; eso animó al sector de la sociedad que fue maltratado por el tabasqueño durante todo su sexenio, quien dejó ver, además, sin preocupación alguna, estar negado a escuchar a los que identificaba como opositores, lo que empleó como estrategia, ya que los utilizó como costal de box.
Todo se fue al traste para cuando ese primer intento por descubrirse con personalidad propia, pronto cayó rendida ante el culto que López Obrador exige, como si de verdad se tratara del mejor presidente que se ha sentado en la silla del águila; como si todo lo que hizo durante su estancia en palacio, hubiese sido bueno, plegado de transparencia y no existiera nada que reprochar de esa desastrosa gestión.
La visión para muchos mexicanos no se asemeja, ni por equivocación, a la que exige el de Macuspana, un número considerable de ciudadanos sufre los embates de la delincuencia, que, gracias a la estupidez llamada abrazos y no balazos, la que nunca fue estrategia, es que el crimen hoy por hoy impone condiciones en gran parte del territorio nacional.
La frase repetida insistentemente por Ciro Gómez Leyva al tabasqueño durante una entrevista, en el sentido de que sin seguridad no habría cuarta transformación; al final de su gobierno fue lapidaria, muy a pesar de los deseos que expresaba con sobrada arrogancia aquel. Tal vez ese atrevimiento de Ciro hizo que el líder político jamás se lo perdonara. Lo que se tradujo en una persecución despiadada en todos los sentidos en contra del periodista.
Por lo anterior, y aunque sus incondicionales repitan constantemente, entre ellos la hoy presidente, que cuando se habla de López Obrador es referirse a un personaje de alcances históricos; los resultados dicen todo lo contrario. No importa que no lo acepten, o no quieran verlo, el paso del tiempo lo dejará más claro. La calificación de su régimen es sepulcral.
El verdadero legado de López es haber dejado a un país enfrentado y materialmente convertido en un panteón. La obra está ahí, y lo preocupante es que la nueva presidente, atada de manos, no le queda más que seguir la ruta de lo que le indicó su padre político, quien le impuso agenda y a la mayoría de su gabinete, con excepción del secretario de seguridad.
Para dejarlo de manifiesto, hace poco fue electo como nuevo presidente del Partido Acción Nacional, Jorge Romero Herrera, quien a través de una entrevista con “Ciro por la mañana”, le tendió la mano a la presidente para impulsar una agenda en la que se pudiera convocar a todo el pueblo, no únicamente a los que votaron por la coalición comandada por Morena. ¿Cuál fue la respuesta de Sheinbaum? Desafortunadamente, la misma que hubiera dado López Obrador: insultos, señalamientos y amenazas. ¿Qué más se esperaba?
Con la posición de Sheinbaum, se pierde la esperanza de tener la posibilidad de que la oposición o quienes no piensan como los intolerantes guindas pudieran ser escuchados, se confirma que van de frente y no se quitan, aunque se equivoquen; lo han hecho y lo seguirán haciendo, tienen al borde del abismo al país y no pretenden abrirle la puerta a nadie.
Menos aún con el poder judicial y las instituciones democráticas aniquiladas. Con ello se garantizan mantenerse en el poder por muchos años. Casualidad o no, “alguien” hablaba de vulgares ambiciosos, refiriéndose a los oponentes, y fue el que precisamente, al final, se manifestó como el verdadero ambicioso. Es algo que ya no se puede ocultar; la destrucción de la democracia de México debería abrir los ojos al pueblo, que aún permanece a ciegas por voluntad propia.
Pronto llegará un fuerte golpe para el nuevo sexenio; Trump, a pesar de que Sheinbaum haya dicho que fue amigable durante la conversación telefónica que sostuvieron, en la que incluso envió un saludo a López Obrador, quiere imponerse sí o sí.
Ahora, por las amenazas por parte de éste de imponer el 25% en aranceles si no se atiende el tema migratorio, declaró Sheinbaum que responderá con otros aranceles a Estados Unidos. Así, con esa ligereza anuncia frente a los medios de comunicación, no por la vía diplomática, lo que podría hacer en el caso de que aquél cumpla con su amenaza.
Podría darse una guerra comercial con Estados Unidos, muy desigual, pues es un terreno en el que Donald Trump es experto; de verdad ¿está preparada la mandataria para enfrentar lo que anunció el recién electo presidente de E.E.U.U.?