Con la asunción de Omar García Harfuch como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) en el nuevo gobierno federal, se notó de inmediato un cambio en la dependencia. ¿El motivo? Finalmente llegó a la titularidad de tan importante instancia alguien que sí conoce y sí le sabe bien al tema de la seguridad. Su formación lo deja de manifiesto.
A diferencia de quienes precedieron a García Harfuch, éste, sin perder el tiempo, ha puesto manos a la obra porque bien sabe que, de acuerdo al apoyo que tiene por parte de la presidente Claudia Sheinbaum, no puede ni debe desperdiciarlo, pues le da un margen de ventaja como no tuvieron los anteriores. El compromiso es hacer que se note una nueva estrategia, de la mano de un buen trabajo de inteligencia e investigación de campo.
A querer o no, con todo lo que se ha movido alrededor del llamado súper policía, se ha empezado a preparar el terreno para el desarrollo de los trabajos parlamentarios para ofrecerle las herramientas legales necesarias con las que pueda realizar su titánico encargo, con ello, y sin así proponérselo, el mando de la seguridad vuelve a manos de un civil.
La dinámica en el congreso: “ya se la saben”, sin preguntar, sin investigar, o quejarse, la súper mayoría inventada por Morena le dará todo lo necesario, y si hay que reformar la Constitución y demás leyes y reglamentos, así lo harán. Es en lo que desde ya, se encuentran trabajando; el motivo no es menor, el tema es una de las asignaturas pendientes de la 4t. El anterior presidente, López Obrador, que, contrario a su obligación durante su mandato en lugar de aminorar, se recrudeció la inseguridad, lo que se refleja en las muertes que llegaron a niveles históricos, la presencia del crimen organizado logró posicionarse como si de tiendas de la doble x se tratara.
Ahora, debe ser diferente, con el trabajo que respalda al nuevo responsable; la Ciudad de México, durante la administración obradorista fue la única del país que eligió su propia estrategia, muy alejada de la vacilada de “abrazos y no balazos”. La intención era dejar lucir al delfín de aquél, dueño del dedo designador. Así, Sheinbaum fue quien de entre los gobernadores contaba con vía libre para llevar a cabo un procedimiento diverso al resto, que hundió en el peor de los mundos al país.
En agradecimiento al ahora secretario por su labor en la CdMx, la entonces jefa de gobierno en recompensa, impulsó a García Harfuch para sustituirla, pero López Obrador tenía en mente otra cosa, García no era del todo aceptado por el tabasqueño; tal vez la cercanía que tuvo con Genaro García Luna lo marginó, ya que terminó por colocar en esa posición a Clara Brugada Molina; esto hizo ver mal a Sheinbaum, una más de tantas veces, pues se notó la falta de determinación propia y desde luego, la falta de poder.
Aunque a la fecha aún parece que el que sigue mandando es López Obrador, no se puede perder de vista que García Harfuch es de toda la confianza de la presidente, pues el apoyo y la logística desplegada para favorecer el trabajo encargado a éste, lo dejan como constancia.
Ahora bien, con la llegada a la SSPC del ex estratega capitalino, se empezaron a observar grandes diferencias respecto del anterior sexenio; capturando delincuentes, y haciéndose presente en zonas en las que en ni por casualidad se veía; con ello, la expectativa de la ciudadanía se renueva.
La operación “Enjambre” hace pensar que las cosas van por buen camino, con la esperanza que no se trate tan solo de un golpe mediático para apaciguar las aguas en contra de la presidente, que, cada vez resiente más los reclamos de la población al exigirle atención en el escabroso tema, pues es inevitable no darse cuenta que en lugar de mejorar creció exponencialmente durante el anterior sexenio.
El operativo mencionado se llevó a cabo en el Estado de México, en el que se desarrollaron acciones coordinadas para conseguir la aprehensión de mandos municipales, lo que permite conjeturar que los operativos en adelante, se harán con el cuidado de no dejar cabos sueltos, para evitar que en pocos días los asegurados obtengan su libertad, que sería tomada como una burla para la comunidad.
La acción referida ha causado una buena impresión entre propios y extraños, incluyendo críticos acérrimos al régimen, pues no dejan de reconocer la actividad asertiva que tuvo García en colaboración con la Fiscalía General de Justicia mexiquense, la que, pese a los errores mostrados, supo trabajar en conjunto con los cuerpos de seguridad.
Pero no puede quedar éste proceso únicamente en el ámbito local y en una sola entidad, la vara tiene que subir y mucho, se espera que a partir de ahora la misma fórmula se repita en otras partes. Es claro que no puede existir tanta libertad e impunidad por parte de los grupos delincuenciales si no hubiese contubernio con las instancias encargadas de perseguirlos.
Es por lo que se espera que éste sea solo el inicio y que después, se realicen operativos del mismo calado en otras zonas del territorio nacional; llegando al más alto nivel, para que altos funcionarios entreguen cuentas, y que nadie, que se haya colocado en contra de la sociedad, quede impune.
POSDATA. La Fiscalía General de Justica del Edoméx debe revisar sus protocolos de actuación. No es posible que, en el cumplimiento de una orden de aprehensión, como la que se llevó a cabo en contra de Isidro Cortés Jiménez, Director de Seguridad Ciudadana del municipio de Texcaltitlán, durante el operativo “Enjambre”, y ante sus propias narices, el ejecutable tuvo la libertad de dispararse con su arma de cargo. Es una cuestión imperdonable. ¿Qué hará el fiscal general?, no se puede dejar así tal descuido. Alguien tiene que responder por tan fatal y grave error.