El problema del sometimiento de México y su clase política a los Estados Unidos de Norteamérica, no es algo reciente, mucho menos desconocido para los mexicanos; prácticamente desde el comienzo de nuestra vida como nación independiente, hemos tenido que lidiar contra la idea de “destino manifiesto” decretado por los triunfadores de la independencia de las 13 colonias, que fundaron a nuestro vecino país del norte.
La política que el señor Trump está adoptando contra nuestro país, Canadá e incluso otros países que en el pasado han dependido abiertamente de los Estados Unidos, son una clara medida en contra del avance global de los BRICS+, que le han coqueteado hasta más no poder a nuestro país, para que sea el primer muro de contención contra la política imperialista “gringa”, un papel que por nuestra ubicación geográfica, creo que tendremos que jugar siempre en un bando u otro.
Pensar en dejar de ver a Estados Unidos de manera repentina como amigo y socio potencial es algo impensable, imposible y catastrófico, pero sería indigno someternos aún más de lo que se ha hecho desde 1988, donde cambió radicalmente la visión sobre este país, ello desde el punto de la seguridad nacional, pasando nuestro vecino de ser un enemigo potencial a nuestra soberanía, a ser un amigo y socio comercial; un cambio radical.
Aún con todo lo que encierra, hay que definir si preferimos la ausencia o hasta renuncia a la “dignidad soberana” del país, evitando la confrontación abierta con Estados Unidos o le entramos a la catástrofe, el desorden económico y la falta de certeza comercial, además del desequilibrio económico, en lo que se establecen mecanismos para cortar nuestra dependencia con los Estados y empezar con otras relaciones comerciales que no pretendan tratarnos como el segundo gobierno de Trump lo hace ahora.
Las medidas que implementará el gobierno de Trump en los próximos meses, con mayor intensidad en contra de México que de Canadá, se agudizarán mucho más allá de las que se han tomado en los primeros 3 días de gobierno, medidas que han llevado al desplazamiento de militares norteamericanos a la frontera con nuestro país, la repatriación de indocumentados a nuestro territorio, no sólo mexicanos, sino de cualquier nacionalidad, aunado al hecho de que se plantea que el principio de obtención de la nacionalidad denominado “Ius Soli” que permite obtener la nacionalidad por haber nacido dentro del territorio de un país, no sea aplicable a los hijos de indocumentados aunque nazcan dentro del territorio de ese país, entre otras acciones.
El gobierno de México está convencido de lo que está comenzando a enfrentar con su similar norteamericano, al grado que ha implementado programas diseñados desde la óptica de una visión de medidas irreversibles, que por un lado reciben a los indocumentados, sobre todo los mexicanos y por otro lado buscan generar las condiciones para que permanezcan en el país, así que es evidente que la relación con nuestro amigo y socio comercial, no está fluyendo de forma alguna, casi al grado de no existir más allá de lo administrativo.
Recordando otras medidas que se están implementando en el país, como el de la reforma judicial por ejemplo, no se si sea este el momento para continuar dándole cause a la misma, frente al reto más importante de la primera presidenta del país, a la que pueden tener en jaque durante la totalidad de los 4 años completos del gobierno de Trump.
Si México optara por revelarse a la intentona de sometimiento, la posibilidad no se plantea nada fácil, México además de socio comercial, es territorio de contención militar para Estados Unidos, un papel que no juega Canadá con la misma intensidad, y la invasión comercial en general que México ha permitido de mercancía de países pertenecientes a los BRICS+, evidentemente se pueden convertir en un problema para Estados Unidos incluso de tipo social, que no le den certeza en el control de la frontera sur para garantizar la propia seguridad de su territorio.
Esta sí es una prueba para un estadista de verdad, deseamos que Claudía Sheimbaum lo sea, porque incluso en la ofensiva norteamericana, se podría dar una investigación en contra de Andrés Manuel López Obrador, que busque anularlo para que no interferfiera en la toma de decisiones del actual Gobierno Federal, lo que puede también llevar a que algunos de los actores importantes de este momento que el tabasqueño le heredó a su sucesora, dejen a la presidenta a la deriva con el paquete de problemas geopolíticos que tiene encima de ya.
Como diría Don Pofis (Porfirio Díaz): Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.
ADDENDUM
1. Siguiendo con Trump, en un servicio religioso, la obispa episcopal Mariann Edgar Budde pidió misericordia para los integrantes de la comunidad LGBTIQ+ y los migrantes, frente a las políticas que el presidente norteamericano ha lanzado contra estos sectores en su país.
Lamentable que en el imperio y paraíso de los Derechos Humanos, se tenga que hablar de misericordia y aún más lamentable que la petición se tenga que dirigir a un hombre, tratando de convencerlo como si se tratara de un Dios.
2. 28 organizaciones civiles se inscribieron para intentar convertirse en partidos políticos nacionales, la verdad es que no tienen vergüenza, su afán no está en el hecho de crear polos de discusión ideológica, sino en seguir viviendo del erario. De las 28 organizaciones aspirantes, cuando menos 14 aspiran a ser satélites electorales de morena como en PT y el Partido Verde.
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Abogado Postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.
