No puede haber ningún pretexto. En este momento, no puede aceptarse que para la elección judicial esté considerándose una participación paupérrima del 8 al 15% del padrón electoral, como lo afirma Guadalupe Taddei, consejera presidente del Instituto Nacional Electoral.
Taddei, afirmó que cada vez que hay un ejercicio democrático como cuando nació el IFE, es un reto; como el que representó el ejercicio mencionado para los organizadores, ya que fue: entrar a la población, involucrarla en los procesos electivos y construir confianza. Por lo que la elección judicial implica una nueva prueba para el órgano que dirige, señaló.
La presidente del árbitro electoral se ha destacado por ver con muy buenos ojos y palomear todo lo que pasa por el instituto y corre a favor del partido en el poder, ni siquiera se preocupa por disimular, son varios los episodios en los que se puede descubrir que imparcial, lo que se dice imparcial, no lo es.
Ahora, enfundada en su posición como presidente del INE, pretende esconder que debajo de su indumentaria cobija el color marrón, al salir a declarar que se prevé una participación del 8 al 15% del padrón electoral para la elección de la renovación del poder judicial.
Para soportar su pronóstico, Taddei hace referencia de forma tendenciosa al comparar los problemas que se tuvieron para cuando nació el IFE. Solo que se le olvida que no se está hablando de esos tiempos, porque el instituto, ahora conocido como INE, ha sido reconocido incluso a nivel internacional. Tal vez en este momento ya no alcanzaría ese reconocimiento por las determinaciones que ha tomado en los últimos tiempos, y por su cercanía que tiene con el expresidente Andrés López Obrador.
Tampoco es posible aceptar que compare o que traiga a colación, como lo hizo, la concurrencia de los mexicanos a los comicios como la Revocación de Mandato y Consulta Popular, pues éstos, destacaron por haber sido ignorados por la población. Sin siquiera tener que recurrir al recuerdo de la consulta que canceló la construcción del Aeropuerto Internacional que se realizaba en Texcoco.
¿Por qué?
Porque todas y cada una de estas propuestas de consulta ciudadana obedecieron a la voluntad del presidente en turno, quien fue el que las promovió hasta el cansancio, destacando la obviedad de que le interesaban a él y a su gobierno, más que a los ciudadanos. Los resultados arrojados en ellas debieron dejar las cosas en claro; respecto de lo que sí le hubiera importado al pueblo para participar.
Pero, la elección judicial debe ser distinta, y, por completo; porque ahora fue la propia ciudadanía quien la pidió, al menos eso es lo que han señalado repetidamente desde la presidente Claudia Sheinbaum, hasta el último de los funcionarios favorecidos con el voto y que pertenecieron a su coalición.
Eso es lo que quería el pueblo de México, y que por eso habrían votado por ellos. Este mismo argumento fue el que impusieron ante el poder judicial, que está por extinguirse, sin moverse un ápice de ahí, a pesar de las protestas y fundamentos democráticos que se expusieron por los conocedores del derecho.
Ricardo Monreal quien es, por cierto, profesor en la UNAM de la materia “Poder Legislativo”, es también constitucionalista, declaró hace poco que se había acabado con la dictadura de la toga, y por ahí una congresista morenista apuntó que la constitución no permitía ningún amparo en contra de lo que ya habían determinado por indicación y voluntad expresa del pueblo a través de su voto que los favoreció por más de 35 millones de votos.
Entonces, representando a ese universo de ciudadanos, no puede aceptarse que la elección que pidió el pueblo pueda estar desangelada, pues esos millones de votos expresamente, según afirman en la 4t, les exigieron continuar con sus propuestas, y entre ellas destaca la elección de jueces, magistrados y ministros.
De otra forma, se podrá observar la mentira en la que soportaron su débil argumento. Si la elección de la que se habla logra cerrar las bocas a los opositores de la reforma y ésta se logra con una copiosa votación ciudadana, no habría quien, en adelante, pueda oponerse a la renovación del único poder que pretendió ser contrapeso de ocurrencias y desaseo de los que hoy deciden qué y cuándo.
Ni Guadalupe Taddei, ni Monreal, ni la señora presidente pueden sustituir la voluntad popular, es por eso que debería esperarse la imposición libre y democrática del pueblo bueno y sabio, pues es el que reclamó elegir a sus jueces; nadie más que ellos.
Así que, el primero de junio de este año, los ciudadanos que están ansiosos por elegir a los impartidores de justicia tendrán la gran oportunidad para hacerlo, y entonces, la presidente del INE podrá salir a presumirlo y refrendar que es digna presidente del democrático Instituto Nacional Electoral, de otra forma, tendría que salir a disculparse y no a seguir consintiendo al poder.
También servirá para demostrar que esos más de treinta y cinco millones de ciudadanos que votaron por Morena y rémoras, existen.
