En algo le doy la razón al actual secretario del trabajo del gobierno federal Marat Bolaños, en efecto en México se está viviendo una revolución en el mundo laboral, pero no debemos confundirnos, la afirmación que el secretario hace en ese sentido en cada foro que se presenta, no es un sinónimo de beneficio a favor de los trabajadores, es un conjunto de cambios que están bastante alejados de los principios de la Justicia Social que se incluyeron con la aparición del artículo 123 de nuestra Constitución.
Aunque es preciso realizar otra observación, muchos de los cambios se están gestando desde el plano internacional, no desde el nacional. Lo que está haciendo la clase política en nuestro país, es adecuar las exigencias del modelo económico al marco normativo interno y como lo hemos dicho hasta el cansancio, casi con el mismo ímpetu que el secretario del trabajo repite su idea de revolución laboral, otro cambio se nos avecina con la revisión del TMEC que está programada para el 2026.
Un fantasma recorre el mundo y ese fantasma es él, se denomina Non-Union, un fenómeno que se viene impulsando desde la estructura económica mundial, que a nivel ideológico ha convencido a los trabajadores de todo el orbe, que pueden obtener mayores beneficios si negocian sus condiciones laborales con el patrón de manera directa y sin la intervención de un sindicato, una idea que lamentablemente los sindicatos no hacen nada por rebatir, incluso por el contrario, con sus acciones le dan la razón a quienes promueven esta idea.
El primer argumento en contra de la Non-Union, es que mucho de lo que gozan los trabajadores hoy en día, cuando menos en México, no se debe a la negociación individual de condiciones de trabajo o a la conciencia y buena voluntad del sector patronal, sino a la unidad de los trabajadores y aunque cueste trabajo aceptarlo, al ideal de estado de derecho que se conformó con el espíritu del artículo 123 Constitucional, los efectos de la crisis de 1929 en el mundo, el discurso de la familia revolucionaria y la política clientelar impulsada por el entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional, aunque definitivamente el primer elemento es determinante en esta historia.
La idea de Non-Union no es reciente, yo diría que es una de las vertientes de los Derechos Humanos para extinguir precisamente la idea de la necesidad de sindicación, algo que se viene fraguando desde poco antes de mediados del siglo pasado, donde poco a poco se le ha venido ganando la voluntad de nuestra sociedad, que, en el impulso de la extrema individualización como idea de progreso, rechaza cualquier idea de colectividad y sus posibilidades.
Reforzando el objetivo del modelo económico de minar cualquier idea de solidaridad y unidad, el próximo año -seguramente- se empujará por los Estados Unidos en la revisión del TMEC, una reorientación en la interpretación del ideal de libertad sindical, pasando de una actualidad en la que existen contratos colectivos de trabajo en los que se pacta el ingreso automático de los trabajadores de nueva contratación, a un sistema en el que apelando a la libertad lisa y llana, los trabajadores se afilien únicamente si así lo determinan después de ingresar a la fuente de trabajo.
Evidentemente las medidas implementadas de largo plazo, junto con los cambios más inmediatos como el narrado en el plano anterior, lograrán el debilitamiento de las estructuras sindicales, tanto en cantidad, como en conformación, lo que también a mediano y largo plazo hará que vayan desapareciendo muchos de los derechos de los trabajadores, como ha ocurrido con la modificación de los regímenes de pensiones, el encarecimiento de la vivienda para los trabajadores y la limitación de los servicios en torno a la seguridad social en general, a lo que hay que sumar otros aspectos en la impartición de justicia, el control gubernamental sobre los sindicatos débiles y derrotados al día de hoy, así como la nula claridad en la participación de los trabajadores en los beneficios de la productividad que tanto se promueve desde la esfera económica.
Debemos de ser realistas y aunque la libertad es el ideal a alcanzar, la libertad sin conciencia es un arma letal, algo que entendieron los legisladores de 1916, que limitaron la libertad de los trabajadores para disponer de muchos aspectos implícitos en la relación de trabajo, aspectos que van mucho más allá del salario, una limitación en la disponibilidad de derechos que se busca borrar de la escena jurídica, política y social del país.
ADDENDA
1. Me congratula ver que Noroña viaje en business class a Europa, aún recuerdo cuando lo encontraba viajando en el metrobus por ahí del 2012, particularmente en la línea que corre de San Lázaro a Buenavista.
Me enorgullece, porque es el ejemplo vivo del progreso, del paso del comer sólo cuando había a vivir en la opulencia sin olvidar los ideales y necesidades del pueblo. Confío que pronto encontrará la forma en que cada vez más mexicanos y mexicanas vivan la vida de ensueño que él ha logrado, un grupo en el que no espero estar, de mí que no se preocupe, que lo haga sólo por el resto del pueblo bueno, que tan espléndidamente representa todos los días.
2. ¿Dónde estamos parados? Esta pregunta la hicieron en un seminario en el que asisto, con motivo de las cascadas de notas que se generaron por el caso del Rancho Izaguirre.
En este sistema lo importante es el poder y mantenerse en él a toda cosa y este gobierno no lo ve de forma diferente. Reconocer la existencia de este lamentable hecho, es reconocer las omisiones, excesos y complicidades del gobierno anterior, un costo político que este gobierno no está dispuesto a pagar; perder la mayoría legislativa sería el preludio de una descomposición acelerada en la construcción del tercer piso de la 4t.
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Abogado Postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.