Margarita Maza de Juárez: más que una esposa, mucho más que una primera dama.

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Margarita Maza de Juárez: más que una esposa, mucho más que una primera dama.

Viernes, 21 Marzo 2025 00:04 Escrito por 
Juan Manuel Pedraza Velásquez Juan Manuel Pedraza Velásquez Ecos del pasado

 

columna Juan 21 Marzo

 

Cada 21 de marzo en nuestro país se evoca el natalicio de Benito Juárez García, una de las fechas más importantes en nuestro calendario cívico. Como cada año, en una gran cantidad de eventos, actos y festejos, se rememoran las hazañas de Benito Juárez, sobre todo su tenaz resistencia para defender la república de las manos de un invasor externo y su paso a la historia como uno todo un símbolo republicano y héroe de proporciones casi míticas. Sin embargo, muy pocas veces se recuerda a la mujer que estuvo detrás de este hombre, su compañera de hazañas, de batallas y de penurias: Margarita Maza de Juárez.

Ensombrecida en ocasiones por unos tiempos turbulentos y por las proezas de una generación de jóvenes liberales quienes lograron una trasformación histórica, el papel de doña Margarita ha quedado relegado al ser la simple esposa del presidente quien resistió estoicamente las privaciones y carencias de su esposo, pero si escudriñamos un poco su interesante historia nos damos cuenta que el papel de Margarita Maza va mucho más allá de ser una simple acompañante, doña Margarita Maza fue una mujer adelantada a su tiempo y una promotora del liberalismo.

Para vislumbrar esta fascinante historia es necesario conocer un poco más sobre su vida personal. Margarita Maza nació un 28 de marzo de 1826 en la ciudad de Oaxaca, siendo expósita (huérfana entregada a un establecimiento de beneficencia), Margarita fue adoptada por don Antonio Maza y Petra Parada. Los Maza gozaban de una respetable posición económica y social en la ciudad de Oaxaca debido a que tenían tres solares donde cultivaban la grana cochinilla, insecto parásito del nopal del cual se obtiene un valioso colorante. La hermana mayor de Benito Juárez, María Josefa, trabajaba como doméstica en la casa de aquellos ricos comerciantes.

A la casa de los Maza llegó un infante Benito Juárez procedente del pueblo de Guelatao con tan sólo doce años de edad. Novelistas y escritores describen un encuentro entre Juárez y Margarita Maza cuando éste era un joven de 20 años y ésta una pequeña recién nacida, lo cual es imposible asegurar con certeza, lo cierto es que Juárez debió conocer a Margarita en una de las tantas visitas que hacía a la casa de los Maza.  La falta de fuentes hace imposible reconstruir la infancia de doña Margarita, aunque muy probablemente fue educada como otras niñas de le época; en casa, con profesores particulares, con amigos de la familia, colegios de señoritas, instruidas en lectura, escritura, religión, aritmética y otros oficios como el bordado.

Cuando Benito Juárez le propuso matrimonio a Margarita, ésta apenas era una adolescente de 17 años de edad, mientras que Juárez ya era un respetable abogado de 37 años que había desempeñado puestos en la administración pública municipal de Oaxaca. La ceremonia se realizó en 1843 en el templo de San Felipe Neri de la capital oaxaqueña. La tranquilidad no fue una constante del matrimonio Juárez-Maza, hasta su estado llegaron las tensiones políticas del México decimonónico, empero hubo un acontecimiento que cambio totalmente la vida de Margarita y Benito Juárez, la segunda dictadura de Antonio López de Santa Anna.

Juárez no dudó oponerse al dictador, por lo que pronto fue perseguido por el gobierno y enviado a la lúgubre prisión de San Juan de Ulúa. Tiempo después Juárez fue exiliado del país, encontró refugio en Nueva Orleans, donde se reunió muy pronto con otros políticos destacados, los cuales estaban preparando una gran transformación para el país. Al enterarse del suceso, Margarita se hizo cargo de la manutención de sus hijos tejiendo ropa y atendiendo una tienda y expendio de pan en el pueblo de Etla en Oaxaca, con los ingresos obtenidos procuraba la manutención de sus hijos además de enviarle dinero a Benito Juárez para que éste pudiera mantenerse en Estados Unidos. Si nos ponemos a reflexionar, las actividades del principal personaje de la reforma fueron posibles gracias a la ayuda de su esposa y compañera.

Sin embargo, la ayuda de Margarita no termina allí, a través de la gran correspondencia que sostuvo con su esposo en poco más de una década, notamos algo único e inusual en una mujer mexicana de su tiempo: la opinión en materia política. Doña Margarita, contraviniendo las ideas de la época opinaba y daba consejos a su esposo sobre las decisiones a tomar y los caminos que debía seguir, sus misivas a Juárez denotan un profundo conocimiento de los temas políticos. Inclusive, Margarita Maza llegó a criticar el fanatismo religioso, lo cual notamos en esta misiva que habla sobre la madre y tía de Matías Romero:
“…no piensan más que en confesarse y ayunar y hablar de jubileo, de indulgencias y una porción de beatitudes [… son] muy cerradas creyendo que todos los protestantes se condenan y sólo los fanáticos como ellas se van al cielo. Yo las envidio porque si yo pudiera tener la fe que ellas tienen sería feliz no que estoy en un estado que nada creo y esto me hace más desgraciada porque si yo creyera que mis hijos eran felices y que estaban en el cielo, no sufriría tanto como sufro”.

Con la caída de Santa Anna inició la trasformación de México, empero, la constitución de 1857 ocasionó mucho descontento en la Iglesia y el bando conservador, por lo que el presidente Ignacio Comonfort fue derrocado en 1858, Juárez, siendo presidente de la Suprema Corte de Justicia, obtuvo la presidencia por designio constitucional. Inmediatamente comenzó una guerra de tres años en la que los liberales obtuvieron una victoria. Doña Margarita tuvo que cruzar la Sierra de Oaxaca para reunirse con Juárez en Veracruz, además del apoyo, Margarita demostró un sólido conocimiento de temas políticos y en más de una ocasión ayudó a difundir los ideales liberales en la mujer mexicana, incluidas las esposas de otros políticos.

Durante la intervención francesa y el Segundo Imperio de Maximiliano, Juárez mandó a su familia a Estados Unidos para protegerlos de los tiempos tan turbulentos, durante esa estancia falleció de pulmonía su hijo menor Pepe, causando un gran dolor a la familia Juárez. En ese lapso Margarita Maza se encargó de conseguir suministros y financiamientos para los hospitales de sangre. En Estados Unidos criticó a los mexicanos que dependían de los norteamericanos para un triunfo, promovió las ideas liberales y advirtió a Benito Juárez sobre la lealtad de ciertos personajes como Santiago Vidaurri y Manuel Dublán.

Terminada la guerra civil norteamericana, doña Margarita fue recibida en la casa blanca por el presidente Andrew Johnson, el general Ulises Grant organizó un baile en su honor. Concluida la intervención, Margarita regresó a México un 17 de julio de 1867 en un barco otorgado por el gobierno norteamericano. La alegría del triunfo duraría muy poco a la primera dama de la reforma liberal, pues contrajo una extraña enfermedad en 1868, misma que fue mermando su salud hasta un 2 de enero de 1871, día en que la inseparable compañera y promotora del liberalismo falleció a los 45 años en su casa de San Cosme a las afueras de la ciudad de México. Algunas fuentes sugieren que la misteriosa enfermedad fue un cáncer mortal.

Sin duda alguna Margarita Maza fue un apoyo, pilar fundamental e inseparable compañera que ayudó a Benito Juárez a soportar la crisis en tiempos muy violentos y caóticos. Asimismo, Margarita fue una mujer adelantada a su época, la correspondencia con su esposo denota una gran instrucción, una profunda comprensión de asuntos públicos y una crítica política que no era propia en las mujeres de su época. Margarita fue además difusora del liberalismo una mujer única que en gran medida y sin exagerar, hizo posible la resistencia y el triunfo del liberalismo.

Por Juan Manuel Pedraza Historiador por la UNAM

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