El asesinato de Álvaro Obregón: La ambición truncada por las balas
DigitalMex - Periodismo Confiable
Publicado en Opinión

El asesinato de Álvaro Obregón: La ambición truncada por las balas

Viernes, 18 Julio 2025 00:05 Escrito por 
Ecos del pasado Ecos del pasado Juan Manuel Pedraza Velásquez

alvaro

El 17 de julio de 1928 se expandió rápidamente por las oficinas de todos los diarios de la capital una noticia que sacudió y estremeció a la clase política. Álvaro Obregón, líder político y general invicto de la Revolución Mexicana, había sido asesinado en el restaurante La Bombilla, ubicado en el pueblo de San Ángel, en ese entonces la periferia del Distrito Federal. Pese a que ya había concluido la fase armada de la Revolución, aún eran épocas turbulentas; el país sobrellevaba los estragos del conflicto religioso, y el asesinato del caudillo solo venía a aumentar las tensiones políticas existentes entre los círculos de poder de nuestro país.

Álvaro Obregón Salido, nacido en 1880, no solo fue una destacada figura revolucionaria luchando al lado de la facción carrancista. Su talento político, popularidad y facilidad para hacer alianzas con diversos sectores lo habían convertido en un caudillo líder y máxima figura de autoridad desde el punto de vista político y militar. Tales cualidades, y una que otra maniobra política, lo llevaron a ocupar la silla presidencial durante el cuatrienio 1920-1924. Para el siguiente período, la presidencia fue ocupada por Plutarco Elías Calles, su secretario de Gobernación y colaborador, aunque el caudillo Obregón seguía teniendo una influencia muy significativa en política y en aspectos clave del país.

Para 1927, en Obregón germinó la idea de volver a ocupar la silla presidencial; para ello, la Cámara de Diputados modificó la Constitución para que esta posibilitara la reelección de forma no consecutiva. Lo anterior trajo mucho descontento en los generales Arnulfo R. Gómez y Francisco Serrano, quienes pronto hicieron una coalición antirreeleccionista para competir contra la figura de Obregón, misma que no progresó ya que Serrano y Gómez fueron fusilados por “insubordinación”. De esta manera, siendo candidato único, Obregón se proclamó vencedor en las elecciones de 1928.

Para celebrar su triunfo, acudió en compañía de varios diputados y partidarios suyos al restaurante La Bombilla; el acto estaba siendo amenizado por la orquesta del maestro Adolfo Esparza Oteo. Paralelamente, José de León Toral, fanático religioso, planeaba el asesinato del general Obregón, motivado por las elucubraciones de Concepción Acevedo de la Llata “La Madre Conchita”, así como por motivaciones personales que giraban en torno a la salvación de la fe católica. Como ya se mencionó, el país aún sufría los estragos de la Guerra Cristera, por lo que la comunidad católica mexicana veía a Plutarco Elías Calles y a Obregón como enemigos de Dios. Un año antes, el general Obregón incluso había sobrevivido a un atentado con una bomba que se efectuó en el Bosque de Chapultepec.

Toral había buscado la oportunidad idónea para asesinar a Obregón desde el domingo 15 de julio. Ese día tuvo tres posibilidades para ejecutar su cometido armado con una pistola Star .32, pero en ninguna de ellas se sintió seguro para proceder. El día lunes 16, Toral compró un cuaderno para hacer un dibujo de su víctima y de esta manera tener un motivo para acercarse. Finalmente, el 17 de julio, Toral se hizo pasar por un dibujante de la prensa; siguiendo el itinerario de Obregón a través de los periódicos, alcanzó al general hasta el mencionado restaurante y comenzó a hacer varios bosquejos del general Obregón.

De los asistentes, solamente Ricardo Topete desconfió de Toral. Topete llamó a uno de los agentes encargados de la seguridad para preguntarle quién era el individuo que estaba sentado dibujando, a lo que estos contestaron que se trataba de un periodista que hacía un dibujo del caudillo. Terminada su labor artística, Toral se acercó a la mesa de honor para enseñarle su obra al general Obregón. Estando a escasos centímetros, Toral comenzó a descargar seis disparos al general y presidente electo. Eran las 14:20 horas cuando sucedió el asesinato, mientras se escuchaba la melodía “Limoncito” del maestro Esparza, misma que era una de las favoritas del general Obregón.

Toral fue golpeado y capturado en el acto. Inmediatamente fue consignado a la Inspección General de Policía, para determinar su proceso y situación jurídica; el cuerpo del general Obregón fue llevado a su domicilio en Calle Jalisco número 15 —hoy calle Álvaro Obregón en la colonia Roma—. Al lugar muy pronto llegaron reporteros de la prensa, vecinos, curiosos, políticos y partidarios del general Obregón. Muy entrada la tarde, el presidente Plutarco Elías Calles llegó a la casa muy disgustado. Una conversación registrada al momento nos afirma que Calles mencionó ante el cuerpo sin vida de Obregón: “Querías ser presidente, pues no llegaste”. Ante tan sarcástico comentario, el general Higinio Álvarez García se molestó y sacó su pistola; el médico Enrique Osornio intervino para calmar los ánimos.

En días posteriores ocurrieron los juicios mediáticos de Toral y la Madre Conchita, quienes siempre argumentaron actuar beneficiando a la fe católica en medio de una persecución y conflicto religioso. Durante los juicios se le preguntó a Toral por qué matar a Obregón y no al presidente Calles, que aún estaba en funciones, a lo que este respondió que “era indispensable destruir los cimientos para acabar con el edificio”. Finalmente, Toral fue sentenciado a morir por un pelotón de fusilamiento afuera de la Penitenciaría de Lecumberri, mientras que la Madre Conchita fue condenada a 20 años de cárcel en el penal de las Islas Marías; fue liberada en 1943, a cinco años de cumplirse su sentencia.

Los principales beneficiados de este asesinato fueron el grupo político callista y sus partidarios, quienes tuvieron una amplia influencia en la política mexicana, misma que terminó cuando Lázaro Cárdenas tomó la decisión de exiliar a Calles del país. A fin de cuentas, el asesinato de Obregón terminó por consolidar el poder de los callistas y su manejo de aspectos claves del gobierno; esa misma directriz dio origen al Partido Nacional Revolucionario en 1929 (PNR), el cual posteriormente se transformó en Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido único que dirigió la vida del país durante poco más de 70 años.

Aunque es digno de sospecha y genera mucha suspicacia, hasta el momento no hay evidencia histórica sólida que compruebe que el general Obregón haya sido asesinado por una conspiración orquestada desde la presidencia de Plutarco Elías Calles. Lo cierto es que, a corto plazo, el grupo callista controló la política y fundó un partido político que sería la máxima autoridad en nuestro país. Como anécdota final, la sospecha sobre Calles se esparció poco después del asesinato entre los habitantes de nuestro país. Una hablilla popular afirma que, ante la pregunta sobre quién mató al general Obregón, los mexicanos contestaban con las frases burlonas “CALLESe la boca” o “CALLESe, señor”.

Por Juan Manuel Pedraza, historiador por la UNAM
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Visto 124 veces
Valora este artículo
(1 Voto)