“Solo aquellos que consiguen transmitir sus mensajes a los ciudadanos tienen la posibilidad de influir en sus decisiones, de forma que les lleve a posiciones de poder en el Estado y/o a mantener su control de las instituciones políticas”. Manuel Castells. “Poder y Comunicación”.
El domingo 22 de abril se realizó el primer debate entre la candidata y los candidatos a la Presidencia de la República, organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE). Cada uno decidió aplicar la estrategia que consideró pertinente para mantener o acrecentar las preferencias que han acumulado.
El debate –que de acuerdo con Nielsen Ibope alcanzó una audiencia de 11.4 millones de televidentes y fue tendencia mundial en la red social Twitter como #DebateINE– fue la primera oportunidad para que, en condiciones de igualdad y en una difusión amplia, Margarita Zavala, José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Andrés Manuel López y Jaime Rodríguez, pudieran transmitir sus mensajes y mantener o fortalecer su percepción positiva, así como reducir la de sus oponentes.
Todos los días nos enteramos de las actividades que realizan en sus respectivas campañas, pero lo que sabemos de ellos está “filtrado” o seleccionado por los medios de comunicación y difícilmente podemos escuchar y ver a los candidatos durante un periodo prolongado, como las dos horas que duró el debate.
Un debate –en términos de comunicación– significa la posibilidad de que expongan sus propuestas “de viva voz” y con un manejo equitativo, en cuanto a encuadres y tiempo. Es así que podían fortalecer o mejorar su percepción; es decir, la información que cada uno de nosotros recibimos de ellos.
Tuvieron la primera oportunidad de mostrar sus habilidades y competencias para comunicar y persuadir a la audiencia de que están preparados para dirigir el destino de 132 millones de personas. El lenguaje corporal que emplearon significó 55 por ciento de la percepción; el tono y resonancia de voz, 38 por ciento, y las palabras que emplearon representaron 7 por ciento.
Para José Antonio Meade, quien tiene la misión de preservar el poder para el actual régimen –en un entorno de gran rechazo (casi 80 por ciento de las personas desaprueba la gestión del gobierno federal)– mantuvo el perfil que ha mostrado desde el inicio de su designación, primero como aspirante y luego como candidato: técnico, mesurado y demasiado equilibrado. Su desempeño fue insuficiente para incrementar sus preferencias. Se desaprovechó la primera oportunidad.
En el caso de López Obrador, a pesar de que su lenguaje corporal fue bastante malo, logró evadir la confrontación con sus oponentes, quienes –naturalmente– enfilaron sus ataques contra él y no fue claro al explicar sus propuestas, pero aparentemente no se redujo la preferencia hacia él.
Anaya, de acuerdo con el diario El Financiero, fue calificado como ganador del debate por 32 por ciento de los encuestados. Zavala y Rodríguez fueron los peor evaluados.
A partir de esos datos, se identifica que el debate no logró persuadir a los indecisos y únicamente permitió reafirmar las preferencias y percepción pre-existentes. Si así se mantiene en los siguientes dos debates, entonces podría inferirse quién ganará, aunque todavía faltan 65 días para la elección y muchas cosas pueden ocurrir.
PERCEPCIÓN
El pasado lunes en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMéx se presentó el libro: “Partidos políticos, campañas electorales y redes sociales en lo local: Elecciones 2015 en el Estado de México”. Coordinado por la doctora Leticia Heras Gómez, y sus colegas Oniel Francisco Díaz Jiménez y Ramiro Medrano González, la obra analiza el uso de las redes sociales e indican que “los políticos tienen cierto temor ante las consecuencias devastadoras que podrían afectar su desempeño o incluso [sus] carreras políticas si no existe un uso adecuado de ellas”. Su lectura es obligada.
VOTO 2018 PERCEPCIÓN
¿A quién se le ocurrió que el candidato de la coalición “Todos por México”, José Antonio Meade, dijera que “no declina a su aspiración a ganar la elección”? Si era un comentario de pasillos o de algunos círculos, jamás debió hacerlo visible él mismo. Si la gente no lo había pensado, ahora lo piensa.