Los mexicanos nos preparábamos para festejar las fiestas patrias, en tanto las inundaciones atemorizaban por su intensidad y, al poco tiempo, el 10 del mismo mes, una pipa de empresa privada que transportaba gas explotó en la calzada Ignacio Zaragoza, abajo del puente de la Concordia, dejando muertos que todavía no terminan. Triste la fecha.
Después, la presencia de socavones profundos e interminables, entre ellos en la misma calzada —entrada obligada de Puebla y Tlaxcala, y hasta de Veracruz a la Ciudad de México—, también llamó la atención.
Este 10 de septiembre parecería que se agudizaba la nube negra que nos cubre y el huachicol fiscal se hacía público, lo que ya se sabía, y los medios de información lo daban a conocer, además con la presencia de los principales actores. El Fiscal de la Federación, en el Pleno, defendía las indagatorias que llegarían hasta el exsecretario de la Marina, Rafael Ojeda, tío de los dos vicealmirantes denunciados por este delito.
Hernán Bermúdez Requena, quien fuera secretario de Seguridad de Tabasco y jefe del grupo delincuencial “La Barredora” cuando Adán Augusto López era gobernador, vio las luces de los medios cuando fue apresado y se le somete ya a juicio. También se supo que los vicealmirantes, sobrinos del exsecretario de la Marina Rafael Ojeda, estaban asociados con militares, funcionarios y empresarios en México, y sus cómplices en el extranjero.
Hay que destacar que la inseguridad y otros temas, entre ellos el huachicol fiscal, han tocado también al líder de la Cámara de Senadores, Adán Augusto López Hernández, muy cercano a AMLO; sin embargo, se le ha señalado, y la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo impulsa las investigaciones, pero indica que necesita probarse lo señalado. Mientras tanto, en el discurso del 16 de septiembre, el actual secretario Almirante de la Marina, Raymundo Morales, emitió un discurso en que se mostró dispuesto a que se llegue hasta las últimas consecuencias por la corrupción en el huachicol fiscal y otras corruptelas que han creado una red del crimen organizado, deteriorando el prestigio de la institución.
Sin embargo, en días posteriores se generó la propuesta de iniciativa de la defensoría política ante casos de corrupción, lo que nos recuerda la chimoltrufia: “que sí, pero no”.
El estilo de la narrativa es muy parecido. “El malo de Donald Trump” sigue siendo el lado negro de todo discurso y de todo esfuerzo del gobierno por acercarnos y por invitar a las entidades a tener un ejercicio gubernamental limpio, con menos crimen organizado, con una vida más tranquila para los ciudadanos y menos abrazos y balazos, aunque sea otra la realidad.
¿Será que en septiembre también recibamos noticias de gran calado, o que tiemble?