Ejecuciones públicas ¿a quién benefician?

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Publicado en Opinión

Ejecuciones públicas ¿a quién benefician?

Jueves, 10 Mayo 2018 04:31 Escrito por 

La Tribu Entera

En un entorno democrático en el que la libertad de expresión debe ser piedra angular, la intolerancia no debería tener cabida y mucho menos una ejecución pública.

Hace unos días, el periodista Ricardo Alemán cometió un error, al divulgar un contenido en redes sociales que insinuaba que se asesinara a Andrés Manuel López Obrador. Insisto: fue una torpeza y debió corregir de inmediato.

Lo preocupante –desde mi perspectiva– es el señalamiento, el enjuiciamiento y la ejecución de la que fue objeto en las redes sociales. Lo atacaron y acusaron tanto personajes políticos –como Margarita Zavala–, como otros periodistas y, sobre todo, “perfiles” anónimos de redes sociales e incluso fue tendencia mundial.

Lo grave fue que, prácticamente de inmediato, fue despedido de Televisa y Canal Once. La empresa de Emilio Azcárraga señaló: “rechazamos categóricamente cualquier expresión que incite o avale la violencia. Ante esas manifestaciones solo cabe la más contundente y directa condena”.

En la plataforma Change.org se inició una petición que exige que todos los medios donde labora Alemán, lo despidan. Hasta las primeras horas de este jueves, 71 mil 216 personas han firmado la exigencia para que Milenio e Imagen Radio despidan al periodista. También colabora en el Sistema de Radio y Televisión Mexiquense.

Ese incidente solamente muestra la intolerancia a la que ha llegado el clima político y social en México. Otro dato, más preocupante que lo ocurrido con Alemán, es el asesinato de 93 políticos, la mayoría del ámbito municipal, durante los últimos 8 meses desde que inició el proceso electoral 2018.

Las instituciones públicas en general –de acuerdo con Consulta Mitofsky– enfrentan problemas de confianza. Particularmente los partidos políticos –y todo lo relacionado con ellos– es evaluado por debajo de 4.5 puntos, en una escala de 0 a 10.

Quien obtenga el triunfo el próximo 1 de julio –sea quien sea– enfrentará un escenario sumamente complejo por la división que han provocado los actores políticos –todos– durante este proceso. Se han enfocado, en su mayoría, a descalificar a sus oponentes, a señalar sus fallas y tratar de mostrar sus aspectos más obscuros.

Más allá de divulgar sus propuestas con intensidad y detalle, se han dedicado a advertir los riesgos que significaría votar por sus oponentes y en un ambiente en el que prevalece el enojo, es muy sencillo que las personas se monten en la rabia y el deseo de destrozar a “los otros”.

Existe una condición en la que incluso al interior de las familias empiezan a expresarse diferencias profundas y parecería que el 1 de julio este país se transformará en otro, en el que no todos cabremos, porque se perfila un ánimo de desaparecer –literalmente– a quien pierda, y aquellos que pierdan parece que tendrán la intención de no dejar vivir a quienes “ganen”.

Hemos perdido de vista que prácticamente nadie saldrá del país luego de que se dé a conocer a quien triunfe en los comicios. Todos –o la gran mayoría– seguiremos aquí: empresarios, políticos, organizaciones sociales, hombres, mujeres y niños.

Quien obtenga la mayoría de los votos tendrá la responsabilidad inicial –que pudiera prolongarse por un largo tiempo– de reestablecer el llamado “tejido social” y convocar a la unidad para emprender el proyecto de nación que se haya decidido. Esa deberá ser la prioridad.

Es inconcebible que la violencia –a través de los asesinatos– signifique la muerte de 93 políticos. Eso no es “normalidad democrática” y debería ser un foco rojo en el entorno político, pero parece que incluso se busca minimizarlo, al señalar que algunos homicidios han ocurrido por “negocios” o por asuntos personales. El punto es que en la percepción social el clima político está alterado.

¿Qué pretendemos cuando el objetivo es “eliminar” a los rivales? ¿Hacia dónde caminamos si el tono de la comunicación política es la descalificación? ¿Quién ganará en ese escenario?

Es innegable que el modelo de comunicación política ha sido insuficiente para moderar esas expresiones, porque en las redes sociales no hay reglas ni controles. La arena política se ha convertido en un espacio donde destrozar al oponente es el objetivo principal y no el convencer de que su proyecto es el mejor.

PERCEPCIÓN

En el Poder Judicial del Estado de México iniciaron una estrategia para promover la mediación como un mecanismo alterno de solución de conflictos, que puede ser muy efectivo y muchísimo menos costoso que los procesos judiciales. Sería bueno que revisarán la capacidad humana y técnica del Centro Estatal de Mediación, Conciliación y Justicia Restaurativa. Quienes ahí laboran trabajan en alta presión para cumplir con “las metas” de su programa anual.

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Ricardo Joya

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