Desafortunada la declaración de Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que recibe un país en “bancarrota”, por lo cual no podrá cumplir con todas las demandas de la sociedad, y peor aún, que de antemano acuse al Banco de México (Banxico) de ser el responsable de una eventual inflación o devaluación.
Por fortuna aún no toma posesión como Presidente de México, porque una declaración de ese talante podría generar un ambiente adverso en el mercado financiero del país e incluso en el exterior, y se tendrían repercusiones graves.
La declaración que hizo AMLO este lunes en Tepic, Nayarit, durante su gira de agradecimiento a la ciudadanía por el voto que le favoreció para ocupar la silla presidencial, debió ser matizada y no llegar a tal extremo. Es incluso contradictoria con lo recientemente expuesto por quien será el subsecretario de Egresos en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Gerardo Esquivel Hernández, que ante grupos de industriales garantizó que macroeconómicamente habrá estabilidad, solvencia fiscal y estabilidad económica y financiera en el país.
Esquivel hizo tales declaraciones en la Reunión Anual de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), en donde refirió que el paquete económico de 2019 será una propuesta “responsable, donde se reflejen las prioridades” de la gestión que encabezará AMLO.
Incluso, según El Economista, Gerardo Esquivel refirió apenas este 14 de septiembre que los ahorros serán suficientes, no habrá endeudamiento ni aumento de impuestos, y los 500 mil millones de pesos que aproximadamente se requieren para los nuevos proyectos prioritarios (entre ellos la pensión a los adultos mayores y las becas para jóvenes sin empleo ni educación), saldrán justo de los programas de austeridad que impondrá el gobierno de López Obrador.
Las declaraciones del próximo presidente de México pareciera que se dan en una especie de campaña, pero ahora para curarse anticipadamente en salud en caso de que no cumpla con todas las promesas que hizo, aunque hábilmente manejó que las promesas de campaña si las cumplirá, no así todas las “demandas” de los mexicanos.
Por ello, las declaraciones del presiden te electo no causaron ningún efecto negativo entre los inversionistas, ni líderes empresariales que de inmediato salieron a desmentir que el país se encuentre en bancarrota.
Tan es así que el presidente de la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas (AMFE), Enrique Bojórquez, calificó de “extremo” el señalamiento de AMLO, y advirtió que efectivamente no somos una economía boyante, ni un país rico, pero –como sabemos- el país está en desarrollo desde hace varias décadas en las que ni las políticas neoliberales, ni los altos niveles de corrupción han permitido un despegue económico que favorezca a los mexicanos en forma igualitaria.
Otros empresarios, entre ellos el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, y el ex presidente del Consejo Mexicano de Negocios, Claudio X. González, rechazaron que el país se encuentre en bancarrota e insistieron en la importancia de dar “confianza” a los empresarios para que la inversión siga fluyendo.
Hasta el momento no hay signos de que efectivamente el país estuviera atravesando por una situación tan adversa, como en su momento ocurrió en el principio de otros sexenios, entre ellos el de Ernesto Zedillo, en 1994.
Lo cierto es que el margen de acción en materia financiera está acotado, como es del conocimiento de la mayoría. Aquí, lo que realmente importante es que el presidente electo utilice las palabras más claras y concisas posibles.
