El anuncio sobre la autorización del aumento a la tarifa del servicio público de transporte de pasajeros, en 2 pesos, ha sido visto como un golpe bajo a la administración de Alfredo del Mazo Maza, a una semana de asumir como gobernador. El nuevo secretario de Movilidad deberá enfrentar al pulpo camionero para que no se cometan más abusos en contra de la economía de la población. Una tarea difícil.
Y es que si bien los transportistas ya cobraban los 10 pesos, a pesar de que no había sido aprobado el incremento, hoy hay quienes desde el sábado piden ¡12 pesos! Es decir, de manera abusiva, argumentan a los usuarios que fue aprobada el alza por parte del gobierno. Otro tema más que podría estar pegando severamente al PRI en las elecciones de 2018.
*****
Ignacio Pichardo sufrió una caída el 27 de enero de este año. Existen dos versiones: una, que cargaba un tapete que no midió y se resbaló en las escaleras de su casa en Valle de Bravo. La otra, es que se le cayó un librero encima. Allí estaba su hija Julieta, que fue apoyada por su jefe de ayudantes, Ausencio Domínguez. Ambos se movilizaron y pidieron apoyo al secretario general de Gobierno, José Manzur Quiroga, quien envió un helicóptero para que lo trasladaran al hospital ABC de México.
Se fracturó la nariz, se lastimó un ojo al caer para adelante arriba de un ventanal. También se lastimó la espalda y se le inflamó la médula espinal. No pudo moverse en meses por cuadriplejia. Con mucho empeño y ganas de vivir, se fue recuperando luego de que le operaron las cervicales. Pichardo Pagaza, a sus casi 84 años (los cumple en noviembre), es ejemplo de vida. Reaparece triunfador: acompañado por la mayoría de quienes integraran su gabinete legal, realizó la semana pasada la presentación de su libro "Anatomía de un Gobierno Singular, seis años con Carlos Hank 1969-1975".
*****
En Valle de Bravo los ejidatarios se han unido luego de que han sido víctimas de pretensiones de despojo de sus tierras. Algunos han ganado los litigios ante el Tribunal Agrario, pero la voracidad de empresarios y políticos los tienen a la expectativa no sólo para que no les quiten sus propiedades, sino para que no sean devastados sus bosques.