A Guadalupe Rivera Peralta, policía de tránsito municipal de Toluca le ha sucedido en varias ocasiones que cuando debe imponer una infracción contra algún conductor, éste le solicite tratar con un policía hombre, pues dicen, se entienden mejor con ellos.
Esto es parte de lo que viven todos los días, decenas de elementos femeninas cuya labor principal es observar que se cumpla el Reglamento de Tránsito, pues "así como en casa, en la calle también hay reglas", justo esa es una de las principales motivaciones por las que Guadalupe decidió esta profesión, ya que le gusta el orden y la disciplina.
Ser mujer en un sector donde la mayoría son hombres no ha sido sencillo, no sólo deben lidiar con la mentalidad machista en las calles, con los ciudadanos que infraccionan, sino con la de sus compañeros, quienes con muchos esfuerzos comprendieron que el género no importa cuando se trata de desempeñar una labor encaminada a mantener el orden.
Una de las compañeras de Lupita, como la llaman sus amigos, tiene siete años en la corporación, se llama Rocío Isaura Saldaña Martínez explicó que cuando se trata de manejar situaciones de tensión e, incluso, conatos de violencia, poco importa si eres hombre o mujer, ya que en una circunstancia de este tipo, es posible ser agredida por cualquier persona, sin importar su condición de mujer.
Su abuelo, hermano, sobrinas y sobrinos, han sido policías; asegura que ya es una vocación de sangre, pues pese a que ella realizaba tareas administrativas, en cuanto hubo oportunidad se postuló para ocupar una plaza como elemento de tránsito. Recuerda que fue de las primeras mujeres que tuvo la facultad de establecer infracciones.
Ella estudió la Licenciatura en Psicología y considera que su formación profesional le ha permitido salir avante en situaciones en las que ha recibido insultos, groserías y actitudes poco amables por parte de los ciudadanos.
Su convicción es tal que hubo una ocasión en que debió atender un incidente que involucraba a una mujer bajo los efectos de estupefacientes, dado que la persona se resistió a ser detenida, debió ser llevada por la fuerza, lo cual dejó a Rocío con una costilla rota, algo de lo que no se percató en el momento, pues la adrenalina era mayor.
Tanto para Guadalupe como para Rocío, ser mujeres nunca ha sido un obstáculo para desempeñar su labor con apego a las leyes y con ello contribuir a que las normas se cumplan.
Sin embargo, sí les gustaría recibir un poco más de empatía por parte de otras mujeres porque su labor la desempeñan con amor y respeto, pero en general, piden que la gente las reconozca como autoridad, porque su género no influye en su desempeño.
