Para estos momentos muchos disfrutan de vacaciones, planean la reunión familiar para la noche del 24 de diciembre, incluida la cena y la fiesta prolongada hasta el 25. Pero hay personas que especialmente en estas fechas las viven de manera diferente, para ellos no hay celebraciones decembrinas, no existe el descanso y mucho menos la relajación, son los deportistas de alto rendimiento.
Muchas veces hemos escuchado de los sacrificios que hacen los atletas por conseguir una medalla olímpica o mundial, por trascender a nivel nacional o colocarse entre los mejores de la región, parte de esos esfuerzos está el tener un calendario diferentes al de los demás, el de trabajar cuando los demás descansan, el hacer lo extraordinario para ser reconocido.
Así pasa en las fiestas de fin de año, época donde los atletas no dejan de entrenar, tampoco tienen cena navideña, por el contrario, mantienen una dieta rigurosa; no se pueden desvelar, el 24 y 31 de diciembre duermen a las 9 de la noche, al otro día se levantan a las 6 para iniciar entrenamientos, pero quizá el mayor de los sacrificios es estar lejos de la famila, la celebración de muchos deportistas y sus entrenadores será breve, con el equipo de trabajo y nada más, todo en pos de una óptima preparación que no tiene espacio para las festividades.
Ejemplos hay muchos, los boxeadores, atletas, marchistas, todos aquellos que tendrán competencias a inicios de año.
Precisamente en estos momentos decenas de andarines preparan una nueva temporada competitiva de cara a los compromisos de 2018, entre ellos los Juegos Centroamericanos y del Caribe, los más jóvenes buscan lugar en los Juegos Olímpicos de la Juventud.
Entre esos atletas está la sub campeona olímpica y mundial, Guadalupe Gomzález quien vive su tercer año consecutivo concentrada en la Ciudad de Toluca, sólo con su equipo de trabajo con quienes celebrará el fin e inicio de año así como su cumpleaños, lejanía con sus seres queridos que han valido la pena, sacrificios que hoy la tienen como la mejor marchista del planeta.
Asi es la vida de los deportistas de alto rendimiento, una carrera complicada, cuesta arriba pero apasionante, llena de esfuerzos que algún día, de una manera u otra, valdrán la pena.