México
Con una misión a cuestas, Francisco Javier de Balmis llegó a México en 1804, acompañado de 22 niños infectados de lo que estaba matando a millones de personas en el mundo, la viruela. El objetivo de esta misión no era esparcir el mortal virus, sino llevar a cabo la primera jornada de vacunación proveniente de Europa.
Esta enfermedad era mortal en los menores, uno de los más grandes peligros a los que se enfrentaba la sociedad. Los registros indican que su origen fue en África, pero fue el crecimiento de la población mundial y los viajes lo que provocó la expansión de la viruela.
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Fue realmente devastadora en Europa, en medio de un desmesurado crecimiento de las ciudades, morían dos de cada tres enfermos, y los sobrevivientes quedaban con cicatrices que les desfiguraban la cara; en América, la viruela arrasó con comunidades indígenas.
El método de vacunación contra la viruela, elaborado en España, era difícil de transportar debido a que en aquella época no existían los métodos de refrigeración adecuados para ello. Es por eso que trajeron a 22 niños entre 3 y 9 años, mismos que fueron infectados durante el viaje a América, con el fin de llegar con el suero fresco, extraído de los niños enfermos.
El método fue un éxito, por lo que utilizando la misma estrategia, reclutaron a 26 niños mexicanos, a los que de igual forma infectaron de viruela, en un viaje a Manila en febrero de 1805. La variolización de los niños era en dosis pequeñas, de manera que enfermaran levemente y así obtuvieran la inmunidad; un método rudimentario pero similar a las vacunas que llegaron posteriormente.
Según los registros, los niños eran de diferentes lugares de México: Fresnillo, Guadalajara, León, Sombrerete, Valladolid y Querétaro. El doctor Balmis, encargado de la de la expedición, firmó para que regresando del viaje a Filipinas, los niños fueran regresados a sus padres, a los que se les pagó una cantidad de dinero.
Ahora se sabe que de los 26 niños, cinco de ellos sólo tenían madre, solteras o viudas, seis de ellos eran mestizos, y tres de padres desconocidos. Los niños regresaron a México, pero el doctor Balmis no, el viajó a China a donde aún no había llegado la vacuna; posteriormente viajó a Lisboa. La expedición duró en total casi 3 años.
La vacunación fue exitosa y se siguió aplicando a miles de niños en los siguientes años. El 8 de mayo de 1980 la Organización Mundial de la Salud, certificó la erradicación de la viruela.
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