#Video: Desgarrador lamento de #Acapulco por hambre y sed

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#Video: Desgarrador lamento de #Acapulco por hambre y sed

Domingo, 05 Noviembre 2023 18:37 Escrito por 

Acapulco/Guerrero

Iniciar esta crónica es difícil, las lágrimas amenazan con brotar. Acapulco, para mí y mi familia, ha sido sinónimo de alegría, descanso, recuerdos cálidos, playas doradas, y risas al viento. Pero esta vez, nuestro viaje tenía un propósito distinto: evaluar los estragos causados por el huracán Otis en el departamento familiar y brindar toda la ayuda posible.

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Las imágenes previas no dejaban lugar a la esperanza. Cargamos toda el agua, víveres y alimentos que pudimos para los trabajadores, y partimos hacia el puerto. Contrario a lo que se comenta, no nos encontramos con retenes que requisaran nuestros suministros o intentaran asaltarnos; más bien, vimos a personas solidarias, como tú y yo, llevando lo que podían. La necesidad es abrumadora, y esta ayuda es verdaderamente vital.

En nuestro camino, presenciamos convoyes de ayuda que transitaban la carretera: camionetas, automóviles, tráileres; incluso reconocimos a los comediantes El Costeño y JJ. Sin embargo, cuando llegamos a la desviación de la zona Diamante, la escena nos dejó sin aliento. Centenares de personas, entre niños, ancianos y mujeres, se agolpaban al borde de la carretera, suplicando agua y alimento, desesperados por recibir cualquier ayuda.

Nuestros corazones se rompían al ver la magnitud de la desesperanza y la frustración. Nos preguntábamos constantemente cómo podríamos ayudar a tantas personas. Mientras distribuíamos lo que habíamos llevado, un niño de apenas seis años se acercó, implorando por agua, y el dolor nos desgarró aún más. Es imposible describir la desesperación que se respira, el anhelo de hacer más por Acapulco, para todos, no solo para quienes alcanza nuestra mano amiga.

Recorrer el Bulevar de las Naciones fue desgarrador, con un 80% de los restaurantes, tiendas y agencias destruidos. La televisión no hace justicia a la devastación que vivimos en carne propia. El condominio que aloja el departamento, estaba sumido en la sombra, pero todos trabajaban incansablemente para reconstruir lo que habían perdido, no solo en bienes, sino en sus vidas.

Es importante mencionar que, a lo largo de nuestro trayecto, vimos a la Guardia Nacional, pero su ayuda era escasa. No divisamos a ninguna institución gubernamental, ni a nivel estatal, municipal ni federal, extendiendo su mano. Aunque avistamos cinco tráileres de la marina, desconocíamos su destino. La presencia del gobierno en la zona era, cuanto menos, imperceptible.

Una vez más, era el ciudadano común ayudando al ciudadano necesitado. Se entregaban despensas y agua a miles de familias que lo habían perdido todo: sus hogares, sus empleos, sus sueños. La transición de la abundancia a la escasez ocurrió en un abrir y cerrar de ojos, y la necesidad se volvió omnipresente.

La expresión de gratitud en los rostros de aquellos que recibían un poco de alimento o botellas de agua era conmovedora. Sus ojos brillaban al recibir artículos de higiene básica, recordándonos lo efímera que es la satisfacción de las necesidades más elementales. Esto nos lleva a reflexionar sobre cuánto tiempo durará la ayuda de los ciudadanos, cuándo se desvanecerá la euforia por brindar asistencia.

Llegará un momento en el que los lamentos nos parecerán rutinarios, la necesidad se volverá invisible, y el mundo seguirá su curso. Pero no debemos permitirlo. Este lugar, devastado y herido, ha sido destino de artistas, políticos y viajeros extranjeros. Todos tenemos un vínculo con Acapulco, un recuerdo, una canción, un verano con amigos y familia.

Acapulco nos ha dado tanto, y ahora es nuestro turno de devolver algo. No solo por un breve período, sino hasta que los gritos de hambre y sed se detengan. Necesitamos estar ahí en los momentos oscuros, no solo cuando la música y la diversión llenen el aire. Debemos devolverle su brillo a Acapulco, darle la energía para que sus palmeras se eleven nuevamente y podamos volver a sonreír juntos.

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Noemí Muñoz

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