¿Se podrá en verdad presumir limpieza en una consulta completamente amañada?, los testimonios del desaseo con la que fueron engañados los mexicanos es sólo el preámbulo de lo que tendrá la cuarta transformación.
No debe ser tanto temerle al pueblo, siempre y cuando las cosas fueran objetivas y limpias, sin que hubiera intervención directa de quien tiene un interés marcado, y que a propósito de hablar de democracia, mancillan la idea que tienen los ciudadanos para emitir un voto, sin ningún tipo de cuidado, candados, observadores, nada de nada, es un regreso al pasado.
Ahora mismo podrá presumir el presidente electo que haga lo que haga, diga lo que diga, sus seguidores creerán en él, ya sea que les pinte como mejor la construcción de dos pistas en el aeropuerto militar de Santa Lucía, como el convencimiento de que Nicolás Maduro es bienvenido a tierra azteca, no es otra cosa, es simple, es hacer su voluntad, al amparo de un capital político que presume de principio a fin.
Sabe perfectamente López Obrador que el presidente Venezolano no es, ni por asomo, de los personajes que sean bien vistos para visitar México, ni para ningún otro país, podrá eso sí, salir a decir que respeta la voluntad del pueblo que es sabio que no se equivoca, cuando todo a su alrededor gira como le venga en gana.
Un 75% de quienes fueron consultados respecto a la aprobación del oriundo de Tabasco, le da su pleno apoyo, y ¿como podría ser de otra manera? Cuando durante años acuñó la idea de que existe un enemigo claro y visible que no ha permitido al pueblo de México superarse, identificados como el PRIAN, o la mafia del poder, y junto con ellos a los que se atreven a cuestionarlo identificados como los “fifís”, ¿si dentro del contexto nacional presume la posibilidad de que una sociedad dividida podrá alcanzar a colocarse como una potencia mundial?, estamos completamente perdidos.
Ahora tendremos un México para unos y otro para otros tantos, lo curioso es que hay los que insisten en querer saber cuál es el nivel de aceptación del presidente electo, cuando aún no empieza siquiera su administración, ¿cómo podría ser diferente o haber cambiado la percepción? no hay forma de medir su política económica y social, se pueden formar, eso sí, una idea, pero hasta que avance el nuevo gobierno, por ahí del tercer año, se podrá valorar el beneficio o el daño que ocasionará.
Es curioso que dentro de las condiciones anacrónicas en las que está empecinado López, se le celebra por todo lo que hace y dice, está disfrutando de su triunfo, no debe caber ninguna duda, y cree que el capital político puede ser despilfarrado como lo hace, y sólo basta toparse con cualquiera de sus seguidores para darse cuenta que las frases, que los insultos y todo lo que refiere en contra de sus adversarios son repetidos como canción de moda.
¿Acaso quienes advierten sobre los riesgos en los que se compromete el futuro de México son personas no pensantes?, o ¿defienden, todos ellos, intereses ajenos?, o tal vez ¿tratan de aprovecharse de los ciudadanos? Más parece que se encuentran los miles de seguidores del tabasqueño en un sueño que puede tener un tormentoso despertar.
La suerte está echada, las reacciones no se han hecho esperar y continuarán cuesta arriba para muchos, todo parece indicar que se prepara una transformación muy diferente de lo que ahora se conoce de México, para la percepción de muchos y para los ojos del mundo, vamos hacia un rumbo incierto, gracias a la manipulación de un pueblo que deposita su voluntad en un salvador y en todo lo que les recete éste.
Nicolás Maduro representa en América Latina, no para todos los países latinos, pero para el resto del mundo sí, a un personaje al que lo menos que se le pide es que deje de ahorcar al pueblo venezolano con su política, con su poca vergüenza de mentir de la manera como lo hace, y que ahora se le pretende poner algodones para su célebre visita a México, como si en verdad fuera una visita esperada por su aportación a la democracia.
Andrés Manuel López Obrador cada vez se parece más a Donald Trump, lo señalé en su momento, y al acercarse el inicio de su sexenio lo confirma, esa intolerancia hacia los que piensan diferente, hacia la crítica, son muy parecidos a los que encolerizan al presidente estadounidense; por cierto, la relación con éste, no puede esperarse desinteresada, obviamente hay condiciones que ha ofrecido el de México, por eso los elogios que ha manifestado el empresario a favor de López.
Iniciar un gobierno con los ciudadanos tan divididos no es buen augurio, lo peor es que no hay un boleto de vuelta al pasado, a ese pasado que quedará en los anales de la historia de este país como el origen del cambio, que proyectó o que hundió a este país, no es el error de octubre, es la consecuencia del primero de julio de 2018.
Una gran parte de personas desean que en verdad surja un nuevo modelo de país, con mejores oportunidades, con progreso, en paz, que se acabe la corrupción y todos los males que no son propiedad exclusiva de los mexicanos, otras naciones los comparten, sin embargo, la mentira tiene un resorte bastante flexible y las que se han dicho resistirán hasta cierto punto, terminarán por reventarse, y lo harán en perjuicio de un pueblo soñador.
Con el resultado de los acontecimientos recientes, Andrés Manuel López Obrador envía un mensaje a los inversionistas, al pueblo de México y al resto del mundo: las cosas se harán en adelante como lo determine él y nadie más.