Las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador sirven para imponer el tema que habrá de debatirse durante el día, y no puede ser de otra manera, se trata de lo más importante que atiende el titular del ejecutivo, por lo mismo, la prensa debe estar a la expectativa de lo que va a decir durante la “hora nacional” como la ha bautizado “Brozo”, y los que son privilegiados para estar en ellas, deben preparar muy bien sus preguntas en caso de tener la oportunidad de hacerlas.
Bueno, pues el tema que por días ah ocupado la atención en estas conferencias es el de la “estrategia” para combatir el robo de combustible de Pemex, un problema añejo que ha dañado la economía del país por muchos años, es comprensible que en algún momento iba a tener que enfrentarse y buscar la forma de resolverse.
El conflicto real, lo representa la “estrategia” que según el presidente fue planeada, aunque parece ser entonces que no se midió el daño que ocasionaría a la sociedad que fue sorprendida por la medida. La molestia ha generado lo que parece ser la primer crisis que enfrenta la nueva administración, y esta vez no servirá de mucho sólo pedir su comprensión para aliviar el reclamo, se necesitará más que eso.
Tras el sacrificio que esto le representa al pueblo, que está cansado de ver el enriquecimiento a manos llenas de quienes se han servido del poder, pedirá más, como por ejemplo; que se presente a los responsables, tanto de los criminales como los que han facilitado el robo del producto de la paraestatal, incluyendo sí, a los delincuentes de cuello blanco, así y sólo así el presidente tendrá el respeto que exige.
Parece ser que lo que ha fallado, y en consecuencia ha mermado la economía y la paciencia de la gente, es la falta de previsión logística, lo que marca un grave error que alguien debería pagar, sin embargo, como en otras decisiones que se han tomado en estos primeros días de gobierno lopezobradorista, está muy lejos que esto suceda, lo mismo pasó con el gobierno de Peña Nieto, pues el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, pese a las muchas equivocaciones, no fue llamado a cuentas por el entonces titular del ejecutivo.
Sin embargo, existen grandes diferencias entre un gobierno y otro. Hasta el momento López Obrador ha contado con el apoyo casi a ciegas de millones de personas que creen en su proyecto, no tiene, literalmente, un contra peso real, aunque debería aceptar que en cualquier democracia no todos van a estar de acuerdo con la política que determina seguir el gobierno en turno, la critica debería enriquecer la acción de gobierno.
A diferencia del anuncio respecto del aumento de la gasolina en el gobierno de Peña, en el que la gente se volcó en contra de la decisión, generando caos en calles y comercios. Ahora, y deberían valorarlo tanto él como sus seguidores, las muestras de civilidad que la población ha adoptado, ha sido ejemplar, no ha habido “un vidrio roto”, aunque toda paciencia tiene un límite.
Por eso, y sólo por curiosidad, pregunto ¿qué habría pasado si Fox, Calderón o Peña hubieran decidido en su momento cerrar las válvulas que abastecen el combustible? Tal vez estaríamos en medio de otro caos, marchas, vandalismo, cierre de carreteras, entre otras muchas acciones lamentables, hoy, ha sido muy diferente, hasta el momento, ¿será acaso porque los que incitaban las movilizaciones ya están en el poder? Sólo es pregunta.
La acción emprendida merece ser reconocida, a nadie, que no esté en el obscuro negocio, le parece bien que se roben el preciado líquido, y debe exigirse que se aplique todo el rigor de la ley, en contra de quien sea que resulte responsable, sin perdón, sin olvido. Al respecto, llama la atención el guiño que le hace al presidente el dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) Carlos Romero Deschamps, quien aplaudió la decisión de emprender una cruzada contra la corrupción en Petróleos Mexicanos, mediante un desplegado.
No son pocos los que señalan al líder sindical con recelo, las sospechas de los manejos turbios en el sindicato han dado nota en muchas ocasiones, el enriquecimiento del personaje que con desfachatez presumen sus familiares, no es para aplaudirse. ¿Por qué el interés ahora de acercarse al mandatario? La respuesta resulta lógica e insultante.
En esta ocasión la terquedad de AMLO le puede jugar en contra, en caso de no resolver el problema de desabasto, aunque él y su equipo insistan en no llamarlo de esta manera, eso es lo que es, los daños ocasionados por la falta de combustible podrán crecer y lastimar la economía de los que dice defender este gobierno, los que menos tienen, los que no cuentan con internet y no escuchan o leen las explicaciones gubernamentales.
El problema del “huachicoleo” es de proporciones insospechadas, existen muchos intereses, la delincuencia organizada y la que no lo es, tienen mucho que ver con el negocio, hay poblaciones enteras que a eso se dedican, al saqueo de los ductos, las millonarias ganancias de su comercialización benefician a gente dentro y fuera de la paraestatal.
Por lo anterior, es imprescindible que el titular del ejecutivo empiece por cambiar de estrategia en su seguridad, y dejar de caminar desprotegido, o con un cerco que parece apenas lo mínimo suficiente.
Nadie desea que le suceda algo al Presidente, y su seguridad e integridad debe ser del interés de todos, ahora, ya no por capricho o populismo, se trata de seguridad nacional, así que debería pensar en ordenar el regreso del avión presidencial, cuya renta nos sigue costando a todos los mexicanos, y hacerse de un equipo más fuerte para su seguridad.