De unos años para acá, la experiencia adolescente y juvenil, en materia de encuentros sexuales, va en aumento. Cuando los chicos y las chicas, en ese orden, comienzan a morder los 14 años de edad, crece la probabilidad de que formen parte de la población sexualmente activa. Al cumplir los 18 años, el porcentaje de núbiles que han conocido en carne propia las mieles de Afrodita y de Eros, ya bordea 80 % del grupo etario de 15 a 19 años. Desde luego, al tratarse de un asunto eminentemente íntimo, las madres y los padres de estos jovenzuelos(as) no tienen por qué estar al día; de otra forma no podrían conciliar el sueño. Ello ha generado que la tasa específica del embarazo adolescente en México haya alcanzado 74 por cada mil mujeres adolescentes; cifra que nos coloca en el primer sitio, entre los 34 países que forman parte de la OCDE.
Hace cuatro años, el 23 de enero de 2015, el Gobierno Federal puso en marcha, con bombo y platillo, la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA). Se planteó dos metas: 1) Reducir en 50 % la tasa de fecundidad en el grupo etario de 15 a 19 años y, 2) Erradicar los embarazos en niñas menores de 14 años. Luego, el 14 de agosto de ese mismo año, en suelo mexiquense, se instaló el denominado Grupo Estatal para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GEPEA).
Desde entonces, dicho grupo ha sido coordinado por el Consejo Estatal de Población (COESPO). De ahí en adelante, le sigue una extensa lista de 33 instituciones más, a través de sus correspondientes representantes que, francamente, dejan mucho qué desear en términos de conocimientos y experiencias en el tema de la sexualidad humana en general, del ejercicio de la sexualidad saludable en particular y, desde luego, en asuntos sobre embarazo adolescente no intencional.
Como ha sucedido en otras problemáticas sociales que reclaman de una política pública y de acciones concretas, el GEPEA es tan grande que –aparte de constituirse en una estructura por demás gigantesca—las responsabilidades específicas para atender este fenómeno social se difuminan o diluyen entre tantas manos que poco o nada se puede saber a ciencia cierta sobre avances tangibles, medibles y evaluables ex ante, durante y ex post. Como hace mucho tiempo se decía ¿Quieres que ante un problema social no suceda nada? Crea una comisión; en este caso, un grupo a escala estatal, que nada avanzará.
¿Qué se ha llevado a cabo en este renglón de primera necesidad? Según el «Informe de las actividades realizadas en el Grupo Estatal para la Prevención del Embarazo en Adolescentes 2017 (GEPEA)», se llevaron a cabo las siguientes acciones:
1. Un taller para incorporar a los hombres en la Prevención del Embarazo en Adolescentes desde la [indispensable] perspectiva de género. Impacto: 50 personas. Institución que impartió: Instituto Nacional de Mujeres.
2. Una promoción o difusión consistente en: «La Gira: Es tu vida, es tu futuro, hazlo seguro». ¿Así, o más light? Acudieron 7,500 personas de la zona de Metepec. Pero, ¿De qué edades, para qué, cuánto tiempo, qué información recibieron? Un día se sabrá.
3. Alguna instancia diseñó y creó una página web, denominada «Hazlo bien», a efecto de concienciar acerca de los impactos que genera el embarazo a temprana edad. No hay cifras sobre impacto ni relevancia.
4. Taller regional de la subcomisión Centro-Occidente. Por lo que se puede concluir, se trató de un encuentro regional entre responsables de este tipo de programas ¿Cifras? Ninguna.
5. Se organizaron subgrupos de trabajo porque el ENAPEA propuso seis componentes, entre los que destacan: Desarrollo Humano y profesional; Derecho a la educación integral de la sexualidad a la población adolescente y, acceso y calidad de los servicios de salud sexual y reproductiva a la población adolescente. ¿Qué ocurrió?
Más adelante se sabrá porque no reportan ningún dato. En México es así.
6. Se efectuaron diagnósticos sociodemográficos en los 125 municipios de la entidad mexiquense. ¿Qué perfil se observó en materia de embarazo adolescente? Es un misterio. No hay datos a la vista.
7. Como nada se detiene en nuestra pujante entidad, a pesar de lo que ocurra en las barrancas del sinsaber y del nosequé pasa, se instalaron un 116 Grupos para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (GMPEA). Y, por qué no en los 125 municipios. Allá usted y sus cuentas. Dicho sea de paso, el nombre del grupo, realmente impronunciable, por la suma consonantes, pero vamos con todo en acrónimos. Esa es la cultura desde hace años. Todo se bautiza en nombre de la economía del lenguaje.
8. Si bien poco había sido claro, en México nos da por la cultura de la creciente opacidad. Sin ningún indicador a la mano, pero hay que agregar otra instancia. Entonces, se incorpora la denominada Secretaría Técnica del Sistema de Protección Integral de las Niñas, Niños y Adolescentes, derivada de la sacrosanta SIPINNA. ¿Por qué esa instancia? Porque desde hace años forma parte de la ENAPEA y… ¡Se nos había pasaaadooo!
Así somos en este México lindo y querido. Seguiré….
Red Internacional FAMECOM