¿Y la inteligencia? Es cierto que en las últimas décadas el término inteligencia ha sido utilizado como sinónimo de espionaje o acciones fuera de la ley para lograr fines, también, ilegales. Sin embargo, en estricto sentido, la inteligencia no es más que el acopio de información, su análisis y clasificación, con el fin de realizar acciones en el ataque a la delincuencia, y si tomamos en consideración que el robo de hidrocarburos es un delito, sería lógico que, para combatirlo, se utilice la información que se tiene para medir las consecuencias que éstas acciones puedan tener, sobre todo, en las afectaciones a la sociedad.
Estoy totalmente de acuerdo en que la autoridad debe hacer valer el Estado de Derecho como lo manifiesta la secretaria de Gobernación; que debe atacarse con toda la fuerza del gobierno a la delincuencia organizada y que es prioritario el ataque al denominado huachicoleo; sin embargo, también opino que deben utilizarse todos los medios de los que dispone el aparato gubernamental para minimizar los famosos “daños colaterales” en el combate a la delincuencia.
Si consideramos que el Ejército, la Marina, la PGR, la Secretaría de Seguridad Federal y Pemex cuentan con áreas de inteligencia, sería fundamental reunir toda esa información para, así, proceder a realizar las acciones necesarias y acabar con el robo de combustible. Si esta información se combina con la tecnología de la paraestatal, será innecesario cerrar las válvulas; afectar a un gran número de ciudadanos honestos y trabajadores que requieren el combustible para realizar su labor cotidiana y que pierden muchas horas de trabajo en largas filas para obtener este producto.
Me declaro, estimados lectores, un admirador de las decisiones con mano dura en contra de la delincuencia organizada pero, también, admiro el análisis de las circunstancias y los objetivos perfectamente planeados para evitar la afectación social. No creo justo que la ciudadanía sufra del embate directo por parte de la delincuencia, las consecuencias de decisiones tomadas sin ese análisis que es esencial en este tipo de decisiones.
Se requiere un gran trabajo de los tres niveles de gobierno en el combate a la delincuencia organizada y común; delitos como el narcotráfico, la trata de personas, el secuestro, el robo de vehículos, la tala clandestina y ahora el robo de combustible, le aportan grandes cantidades de dinero a las mafias e, indirectamente, nos causan consecuencias que vamos descubriendo y en ocasiones palpamos cuando no tienen remedio. Así como delitos que afectan directamente a la ciudadanía y causan no sólo enojo, también temor y sensación de inseguridad como el robo a transeúnte, casa habitación, en transporte público y comercio.
Seguiré insistiendo: mientras las decisiones no se tomen con la opinión acertada de expertos en seguridad, seguiremos siendo objeto de afectaciones sociales que causarán el enojo de del ciudadano común; no es un tema menor, es importante la lucha del gobierno federal contra el robo de hidrocarburos, pero es más importante que utilice para su toma de decisiones la información y opinión de las áreas de inteligencia o que busque asesores profesionales en ese tema y así se minimicen las afectaciones a la sociedad.
Por cierto: Habrá que tomar precauciones en las filas para cargar combustible, la delincuencia aprovecha todas las oportunidades para atacar; no están por demás las medidas de precaución.