Dos sismos en este mes patrio azotaron al país. Como el budismo o el hinduismo, un par de movimientos telúricos se manifestaron como karmas del terremoto de 1985. Forzosa una excelsa dosis racionalista para no ser atrapado(a) por la metafísica. La sacudida de los subsuelos y de capas tectónicas del pasado 19 de septiembre, nos conecta con el meneo geológico de hace 32 años. ¿Cómo escapar a ello? No es dable. Estuve en Cuernavaca, justo ese día y a esa fatídica hora. Nadie me contará. Con angustiosas dificultades, pude retornar.
Otra vez, ese desigual tejido social, literalmente de un segundo a otro, se transmutan en héroes y heroínas; concurren, colaboran; salvan para atender al desvalido(a), sin más propósito que el socorrer al prójimo; con un paso al frente, atrás o al costado, son escudos humanos para formar cadenas de salvamento social. Todos(as) producen rescates o reducción de daños irremediables.
Igual fue en 1985. También este 19. Resistencia al aprendizaje. Por eso, aunque estúpidamente se olvide: el gobierno entero y sus poderes, con todo su despliegue y capacidad, invariablemente necesita(rá) de su pueblo, aunque únicamente le aviente migajas en tiempos electorales.
Estamos obligados a recuperar las enseñanzas de estos últimos 32 años, al menos en esta materia ¡Carajo! Necesitamos participación social (formal o de facto, como ahora). Debemos exigir a los gobiernos federal, estatales, municipales, a que cumplan. Los políticos reciben salario para responder a los demás; ése es su encargo ¡Que lo acrediten! En las próximas horas será fácil. Más tarde, quimérico.
Los poderes del Estado, son la maquinaria para dar resultados. Los medios de comunicación deben contribuir a la democracia, brindando información veraz. Las (mega) empresas viven del consumo; varias brillan por su ausencia hoy. Revisen.
Escrutinio sin impunidad a toda costa, sea quien sea, sin parentescos de alcurnia política. En lo mucho que colapsó el día 7, así como el 19, existen autores(as) que pudieron haber evitado muchas desgracias.
En la conmoción del 85, se dijo que no estábamos preparados para esta catástrofe. Se tomaron medidas. Pronto se olvidaron. Las respuestas de la sociedad han sido copiosas, dramáticas, emergentes. Sobreviene una respuesta de largo plazo. No milita sistema métrico trienal o sexenal que esté a la altura de esta dolorosa circunstancia. Seguiré…
Coordinador de la Red Internacional FAMECOM