Era obvio que al ser cuestionado el presidente Andrés Manuel López Obrador respecto de la nefasta práctica de abuchear por parte de los simpatizantes de la 4-T a gobernadores que no son emanados de Morena, lo iba a negar, ¿qué esperaban? Que iba a decir, sí lo siento, lo hicimos, con su clásica forma de hablar en plural, pero, no lo volveremos a hacer ¿eh?
No, todo lo contrario, al ser cuestionado al respecto dijo que: “había resentimientos, revanchismo, hay, en toda la sociedad política, no en el pueblo (aclaró), mucho infantilismo político, con todo respeto, falta más desarrollo político”, con lo que pretendió hacerse a un lado del tema, aunque los ejecutivos estatales se han quejado de esta práctica, que, sospechan, nació en el seno del partido Morena, y no parece descabellada tal afirmación, hasta suena lógico, porque puede tratarse de beneficiarios de algún programa o de personas que están en la lista de tenerlos. Son muchos los programas en los que la dinámica es repartir dinero.
En particular, el PRI hizo público lo que sospechaba, que había la indicación a los seguidores del partido del presidente, para arremeter en contra de los gobernadores de oposición a través de gritos, abucheos, descalificaciones, silbidos, etcétera, pero, no hay que olvidar que en otros tiempos eran ellos los que llevaban a la gente para aplaudir a los políticos de su instituto, se les conoce como “acarreados”, pero eso mismo lo hacen todos, la diferencia es que además de ir de aplaudidores del ejecutivo federal, también son utilizados para apagar al local.
Esas prácticas las conocen perfectamente los integrantes del nuevo gobierno federal, no se puede olvidar que muchos, más de los que quieren aceptar, aprendieron en el viejo PRI, porque fue en donde se formaron, incluyendo al actual presidente de la República. Parte importante de las filas del otrora poderoso partido, hoy reducido a su mínima expresión, pero no por eso, desaparecido, se encuentran en Morena.
El motivo de las rechiflas, abucheos, mentadas de madre que le dedican en un mitin político a los gobernadores en las giras presidenciales, es para generar la impresión de que en ningún lado quieren a sus mandatarios, el único querido es el Presidente, que todo lo puede y todo lo sabe.
La mecánica es simple, lo señalé en una entrega anterior. Al norte del Estado de México, el gobernador Alfredo del Mazo acompañó al presidente López en su gira por la entidad mexiquense, en el momento de dar su discurso, en la parte posterior de donde se habían colocado sillas para la gente del pueblo o de la zona, unas personas con chaleco que los identificaba como parte de la seguridad, dieron la indicación a la gente que los rodeaba para empezar a gritar, lo que motivó que personas que llevaban banderas del PRI se molestaran, y por un momento se dio un enfrentamiento verbal, mientras tanto los gritos, silbidos y abucheos desconcertaron al gobernador.
Por un momento aquello parecía que iba a desatar un enfrentamiento, se veía venir, sin embargo, los que parecían ser los líderes de los priistas, tranquilizaron a su gente, lo que evitó que no llegara la sangre al río, pero, eso no impidió que siguieran molestando en su discurso al mandatario estatal.
Se puede suponer por estas acciones que hay consigna para acallar a los gobernadores de oposición, porque han sido todos los que no pertenecen al hoy partido oficial, la suma de todos ellos lo evidencia, han sufrido en cada ocasión los mismos ataques porque. no puede ser, por más que quieran hacerlo creer, que la gente de manera espontánea llegue a abuchear a su gobernador, o también, que de forma espontanea llegue a aplaudirle, sólo que la descalificación suena mas fuerte. La consecuencia de esta práctica se cumple, por el hecho de que es visto a un presidente conciliador, pidiendo respeto por el mandatario estatal, para elevarse como el bueno, como el que siempre llama a la calma.
Resulta interesante observar en los videos que dan cuenta de los acontecimientos comentados, que las personas que aparecen en pantalla y que están al frente del presídium, no hacen ninguna manifestación, al contrario, parecen sorprendidos.
Las declaraciones de López Obrador en el sentido de que no tiene nada que ver con todo este teatro, es muy difícil de creer, sobre todo, porque ha demostrado que no se hace nada sin su consentimiento, y tan solo basta observarlo al momento que empiezan los gritos en contra del mandatario local, cuando es enfocado, esboza esa cínica sonrisa que lo caracteriza.
Nadie ve lo que no quiere ver, pero la práctica de utilizar a los incondicionales, o beneficiarios de programas sociales ya se veía venir, tratar de reducir aún más a la oposición por medio del linchamiento mediático es una maléfica práctica antidemocrática.
Y lo que llama la atención es que los gobernadores no saben qué hacer, cómo comportarse o cómo reclamar, y a quién, si el propio presidente se hace de la vista gorda y esboza esa sonrisa que da a entender que sabe que todo lo tiene bajo control.
