Como se sabe, el 17 de mayo de 1990 el pleno de la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó quitar del sistema de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Otros Problemas, a la homosexualidad. Fue un punto de inflexión muy valioso, pues también abrió cauces para avanzar en materia de derechos humanos y de la libre expresión de personas cuyo género, identidad, deseo y prácticas sexuales no se inscriben dentro de los cánones heteronormativos.
Esa fecha fue elegida como el Día Internacional para la Lucha contra la Homofobia y, por ello, el próximo viernes se efectuarán distintas actividades en varias partes del mundo para recordar y hacer un balance acerca del extenso y sinuoso camino que resta por andar para erradicar el estigma, la discriminación, la vejación, el maltrato, el bullying, la exclusión, así como el pleno respeto a los derechos humanos de lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transgéneros, transexuales intersexuales, queers y asexuales (LGBTTTIQA).
En realidad, se trató de un acuerdo muy tardío el que se logró en la Asamblea de la OMS, aquel 17 de mayo de 1990. Ha de tenerse en cuenta que diecisiete años atrás, la American Psychiatric Association (APA) había retirado en 1973 a la homosexualidad masculina y femenina de las desviaciones sexuales, contenidas en el Manual de Diagnóstico y Estadísticos de Trastornos Mentales, incluidas todavía en la segunda edición del DMS-II.
Desde luego, al tratarse de una asociación psiquiátrica de gran renombre científico, la APA retiró a la homosexualidad como enfermedad o patología, basada en rigurosas investigaciones científicas que, básicamente demostraron tres cuestiones: 1) Una persona con orientación homoerótica no tiene más ni menos problemas de personalidad que una persona con orientación heterosexual; 2). No se elige la orientación sexual; por ende, no se aprende y, 3). El deseo homoerótico tiene sus complejas leyes para expresarse en cada ser humano y, no es un trastorno o enfermedad. Por ende, no debe intentar «curarse» a nadie. Dicho sea de paso, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) celebra este 2019, nada más que 175 años de intensa labor.
Orientación sexual protegida, libre y con apego a Derechos Humanos
El mundo, en este otro aspecto, ha quedado a deber. El reciente informe de la International Lesbian, Gay, Bisexual, Trans and Intersex Association (ILGA), de 2019, titulado: This 13th edition of State Sponsored Homophobia (13a edición del Informe de Homofobia de Estado), notifica que, de los 193 países contabilizados, en 128 no están criminalizados los actos sexuales consensuados entre personas del mismo sexo, es decir, 64 % de los países que forman parte de la ONU. En 68 Estados-nación existen leyes que penalizan este tipo de relaciones sexuales (35 %). Solamente Egipto e Irak criminalizan estos actos, aunque no disponen de leyes. Desde luego, no están computados Palestina, Taiwán, Kosovo, el Estado Vaticano, Macao y las Islas Cook, pero son observados para este efecto.
Faltan muchos años, quizá décadas o siglos, para que la modernidad y la posmodernidad alcancen al continente africano, pues en dicha región 33 países de un total de 54, castigan legalmente o de facto los encuentros homosexuales. Le sigue el continente asiático, con 22 Estados, de un total de 42, donde es punible la experiencia homoerótica. Además, en Rusia, China, Malasia, Singapur, Brunei, Bielorrusia, Irán, Afganistán, Arabia Saudita, Yemen y, en Omán, está restringida la libertad de expresión sobre temas que estén fuera de lo heterosexual y se limita o impide el registro de Organizaciones de Sociedad Civil que pretendan trabajar con asuntos de diversidad sexual.
El tercer sitio lo ocupa la región Latinoamericana y del Caribe, al tener nueve naciones homofóbicas, de un universo de 33. En Oceanía, de un conjunto de 14 naciones, seis castigan este tipo de actos sexuales; se trata de Kiribati, Papúa Nueva Guinea, Samoa, Islas Salomón, Tonga y Tuvalu.
En el siguiente mapa de la región de Latinoamericana y del Caribe, se puede ver que la mayoría de los pueblos que castigan los encuentros homosexuales masculinos o femeninos, están en la subregión caribeña y, solamente Guyana está en la masa continental. Existe un vacío jurídico –y no es un asunto menor— en Bahamas, Haití, Belice, Guatemala, Panamá, Trinidad y Tobago y, en Paraguay, puesto que, si bien no existe criminalización, tampoco hay protección jurídica al respecto. El caso paraguayo llama poderosamente la atención porque, además, no existe la libertad de expresión acerca de temas sobre orientación sexual.
Los países mejor calificados o más avanzados en este renglón están asentados en la región europea y en el norte de América. En varios casos, disponen de leyes enfocadas a la protección amplia contra la discriminación por orientación sexual. Quienes se llevan las palmas en materia de respeto, reconocimientos y acceso legal al matrimonio entre personas del mismo sexo, así como a la adopción conjunta y a la adopción del segundo padre o de la segunda madre, son: Alemania, Austria, Francia, Malta, Países Bajos y Reino Unido.
¿Cómo estamos en México? Comentaré la próxima semana.
*Red Internacional FAMECOM
